Amenazas de multas y edictos religiosos empujaron a los egipcios a votar en las primeras elecciones multipartidarias de este país a favor del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde octubre de 1981.
Los habitantes de Kafr Shaaban, una aldea diminuta situada en el Egipto nororiental, fueron abruptamente conminados en la tarde del miércoles por una voz que rugía a través de altavoces montados sobre los minaretes de las mezquitas.
"Oh, pueblo de Kafr Shaaban, si no vienen a votar serán multados inmediatamente", afirmaba la voz, agregando que la suma ascendería a 105 libras egipcias (18 dólares), a pagar en efectivo.
Minutos después del llamado, comenzaron a formarse filas de hombres y mujeres ante las mesas de votación instalada con motivo de las primeras elecciones presidenciales con varios candidatos que se celebran en este país.
Muchos de los aldeanos, vestidos a la usanza tradicional, con largas túnicas oscuras llamadas "galabya", llegaron a los circuitos de votación sin saber por quién votar, o incluso cómo hacerlo. Varios dijeron a IPS que habían asistido porque, de lo contrario, la multa arruinaría sus magros presupuestos.
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"¿Dónde coloco mi voto, señor?", preguntó un hombre mayor afuera del centro de votación.
"Entre y elija al presidente o al símbolo de la medialuna", respondió uno de los varios miembros del gobernante Partido Democrático Nacional, de Mubarak, uno de los 10 aspirantes a la primera magistratura.
A causa del gran analfabetismo en las áreas rurales, los candidatos son representados con símbolos como la palmera o la medialuna, para hacer más fácil el trámite a los votantes que no pueden leer los nombres en la papeleta.
Un funcionario público que atendía la mesa de votación dijo a IPS que los llamados a través de los altavoces de las mezquitas se habían realizado por orden del "señor" de la aldea, miembro del partido de Mubarak, pues la jornada transcurrió con baja concurrencia a las urnas. Los señores de las aldeas son designados por el aparato de seguridad egipcio.
"Tuve que votar por el presidente (Mubarak). Ellos me dijeron en la puerta que tomara (la papeleta con) la medialuna. Y así lo hice. No queremos problemas y él va a ganar de todos modos", dijo a IPS Om Ahmed, una mujer que se retiraba del centro de votación tras concurrir para no tener que pagar la multa..
Mubarak ha gobernado Egipto desde el asesinato de su predecesor, Anwar el Sadat (1970-1981). Hasta la reforma de la Constitución, este año, para habilitar la votación multipartidaria, el parlamento dominado por el Partido Democrático Nacional nombraba a un solo candidato, es decir, Mubarak, y los votantes tenían que marcar un "sí" o un "no" en la papeleta.
Mubarak se vio forzado a reformar la carta magna ante la creciente frustración y enojo de la población por la corrupción rampante y la mala administración del país que otrora fue líder en la región, presentando él mismo el proyecto el 26 de febrero que luego fue aprobado por el parlamento.
El cambio también se debió a la presión del gobierno de George W. Bush y sus aliados en círculos neoconservadores, que temían que el descontento público con las políticas de Washington para Medio Oriente pudiera alimentar un sentimiento antiestadounidense que acabara con líderes hostiles tomando el poder.
Las voces críticas señalan que Mubarak está usando las elecciones, en las que se espera que gane su quinto período de seis años, para legitimar a su régimen. Mientras el ex militar de 77 años no está en absoluto preocupado por perder, su campaña apostó a lograr una alta concurrencia a las urnas que diera credibilidad a las elecciones.
Pero muchos egipcios muy desconfiados del gobierno tras 24 años en los que sus vidas mejoraron muy poco, han dicho que creen que votar es inútil y decidieron quedarse en sus hogares.
Los analistas estuvieron de acuerdo en que el mayor desafío de Mubarak no era ganar, sino lograr una alta asistencia de votantes.
El semanario Afaq Arabia indicó en un editorial publicado el martes que Mubarak necesitaba dar una "falsa credibilidad" a las elecciones, presionando para elevar la cantidad de votantes.
Bajo el título "Desde los bastidores del teatro electoral del absurdo", la publicación escribió: "La razón por la que las elecciones son arregladas es que no sería razonable que el presidente Mubarak ganara con sólo 10 por ciento de concurrencia de votantes, que es la cifra más probable de asistencia".
Efectivamente, a mediodía del miércoles, los medios de comunicación estatales y otros partidarios de Mubarak estaban haciendo todo lo posible para alentar a los ciudadanos a votar. Los altavoces montados sobre autos atravesaban ciudades y aldeas, urgiendo a los ciudadanos a acercarse a los circuitos.
Funcionarios designados por el régimen emitieron "fatwas", o edictos, afirmando que no era islámico eludir la elección, mientras que los canales de televisión y las estaciones de radio dedicaron horas a que los portavoces del gobierno testificaran "la alta concurrencia" y "la limpieza de las elecciones".
La votación finalizó a las 10 de la noche (hora local) del miércoles. En la mañana de este jueves, los medios de comunicación estatales difundieron en títulos la información de la alta concurrencia.
El título principal del diario oficialista al-Ahram afirmó: "Millones votaron. La concurrencia en aldeas excede a la de las ciudades".
Otro periódico del gobierno, al-Gomhoria, afirmó: "Un nuevo amanecer para Egiptoà Los egipcios respondieron al llamado de la democracia y acudieron en gran número a las primeras elecciones presidenciales de candidatos múltiples".
La publicación continuaba: "Millones eligieron al nuevo presidente con su propia y libre voluntad, y con integridad y transparencia".
Pero la línea oficialista fue duramente denunciada por candidatos opositores. Algunos acusaron al gobierno de manipular el voto y de usar sobornos y tácticas de intimidación.
El principal competidor de Mubarak, el político liberal Ayman Nour, dio una conferencia de prensa en la tarde del miércoles, en la que mostró un sobre con una papeleta marcada con el nombre de Mubarak y 20 libras egipcias (poco más de tres dólares), que eran entregadas a los votantes a la entrada de algunos centros por miembros del partido gobernante, según dijo.
"No hay elecciones limpias", dijo Nour. "Aceptamos sólo los resultados de elecciones libres y limpias, y no aceptaremos resultados de elecciones arregladas".
Este jueves, Nour dijo que su partido, el-Ghad, presentaría una denuncia cuestionando los resultados ante el Comité de Elecciones Presidenciales, cuerpo designado por el gobierno para regular los comicios.
El otro principal contendiente, Noman Gomaa, del histórico partido al-Wafd, señaló que sus seguidores notaron varias violaciones a la ley, como incidentes de "votación forzada y organizada" en los que se ordenaba a trabajadores del sector público a que votaran en masa por Mubarak.
Para algunos egipcios, como Om Ahmed, las elecciones fueron demasiado. "Que Alá haga que todo esto termine", dijo. "Si no elegimos al presidente pagamos multas. Y cuando lo elegimos no cambia nada. Que Alá nos proteja de todo esto", sostuvo.
Pero algo podría cambiar. En caso de que ninguno de los candidatos obtenga 50 por ciento de los votos, está prevista una segunda vuelta electoral para el 17 de este mes, en la que competirán los dos más votados.