EEUU-IRAQ: Cruzada democratizadora reúne pocos fieles

La gran mayoría de los estadounidenses descree de la eficacia de la «democratización» de Medio Oriente como forma de prevenir el terrorismo, y la experiencia de Iraq aumentó ese escepticismo, reveló este jueves un nuevo estudio.

Sólo 35 por ciento de 808 personas entrevistadas al azar se manifestaron partidarias del uso de la fuerza militar para derribar dictadores, y 75 por ciento opinaron que el objetivo de derrocar al régimen de Saddam Hussein e instaurar la democracia en Iraq no fue una buena razón para ocupar ese país.

Estos resultados fueron revelados en un informe del gabinete de expertos Consejo de Chicago sobre Relaciones Exteriores y el Programa de Actitudes Internacionales sobre Política, de la Universidad de Maryland.

Desde que cayeron los argumentos esgrimidos por el presidente George W. Bush para lanzar la guerra contra Iraq (las armas de destrucción masiva, la supuesta conexión entre Saddam Hussein y el grupo terrorista Al Qaeda), el mandatario ha insistido en que la "guerra contra el terrorismo" sólo puede ganarse mediante la promoción de la democracia, en especial en Medio Oriente.

De hecho, dedicó a ese tema su segundo discurso inaugural a la nación, el pasado enero.
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"Los hechos y el sentido común nos llevan a una conclusión: la supervivencia de la libertad en nuestra tierra depende cada vez más del éxito de la libertad en otras tierras", dijo Bush en esa ocasión.

Sin embargo, "la mayoría de los estadounidenses no parecen convencidos del argumento de Bush de que promover la democracia es esencial para combatir el terrorismo y hacer al mundo más seguro", observó Steven Kull, director del Programa de Actitudes Internacionales sobre Política y uno de los diseñadores de la encuesta.

Aunque los republicanos parecen más inclinados a aceptar las opiniones de Bush, importantes mayorías del público en general se muestran escépticas, en particular sobre el uso de la fuerza para imponer cambios democráticos en el exterior.

Cincuenta y cinco por ciento se manifestaron opuestos al empleo de la fuerza militar para "derrocar un dictador", frente a 35 por ciento que apoyan la idea.

Además, una mayoría de dos tercios consideró que amenazar con la intervención militar para promover cambios democráticos "causa más perjuicio que beneficio", mientras 21 por ciento manifestó la opinión contraria.

Sobre Iraq, tres de cada cuatro entrevistados, 60 por ciento de ellos republicanos, opinaron que el objetivo de derrocar al gobierno de Saddam Hussein e imponer la democracia no fue una buena razón para ir a la guerra.

Setenta y dos por ciento agregaron que la experiencia de Iraq los hacía sentir "peor" sobre la posibilidad de usar la fuerza militar para promover cambios democráticos en el futuro.

El público está dividido por partes iguales sobre si las democracias son capaces de reducir el apoyo a grupos terroristas. Una leve mayoría de republicanos concuerda con ese postulado.

En cuanto a los métodos de promoción de la democracia, la mayoría es claramente partidaria de las "zanahorias" (incentivos tales como ayuda para el desarrollo y otras formas de apoyo) sobre los "garrotes" (desde sanciones económicas hasta intervenciones militares).

El estudio también reveló que 68 por ciento del público es partidario de promover la democracia a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "porque tales esfuerzos son vistos como más legítimos" que la acción unilateral. Esta última opción fue apoyada por 25 por ciento de los encuestados, por creer que "permite actuar de manera más decisiva y eficaz".

En contraste con el escepticismo acerca de la presión a países extranjeros para que se democraticen, grandes mayorías son optimistas con respecto al uso de la presión diplomática sobre otros gobiernos para que respeten los derechos humanos.

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