EEUU: Ecologistas desplazan a neonazis en lista del terror

Diez años después del atentado de Oklahoma, que dejó 168 muertos, el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos cree que la extrema derecha no constituye una amenaza sustancial, pero sí considera terroristas a grupos ecologistas radicales.

Para ese organismo, las únicas amenazas terroristas dentro del país son grupos radicales de defensa de los animales y organizaciones ambientalistas como el Frente de Liberación Animal y el Frente de Liberación de la Tierra, según un borrador de documento interno obtenido por The Congressional Quarterly, una publicación del Congreso legislativo.

Por otra parte, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) considera "terroristas" tanto a los individuos y grupos que propugnan la supremacía blanca como a algunas organizaciones contrarias a la guerra, grupos de acción afirmativa y defensores de los derechos de los animales.

Un informe del FBI obtenido por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) califica de terroristas tanto a grupos neonazis (entre ellos la Milicia de Michigan y la Iglesia Mundial Aria) como a organizaciones ambientalistas y contra la guerra.

Entre estas últimas, enumera a la Coalición para Defender la Acción Afirmativa, la Integración y los Derechos de los Inmigrantes, y para Luchar por la Igualdad por Cualquier Medio Necesario (BAMN), la organización contra la guerra Direct Action (Acción Directa) y el grupo ecologista East Lansing Animal Rights Movement.

El informe del FBI fue preparado por un agente de contrainteligencia de la oficina de la agencia en Detroit, para un Simposio sobre Terrorismo Nacional organizado por la Policía del Estado de Michigan. Paradójicamente, el informe reconoce que las manifestaciones de BAMN fueron pacíficas.

Direct Action e East Lansing también figuran en el informe como participantes de una protesta que tuvo entre sus blancos al FMI.

ACLU obtuvo el informe después de un juicio en representación de nueve organizaciones e individuos de Michigan, invocando la Ley de Libertad de Información.

Es cierto que esos grupos ecologistas radicales han causado diversos daños a la propiedad, "pero no han matado a nadie, algo que no puede afirmarse de los supremacistas blancos y otros integrantes de la derecha radical estadounidense", observó Southern Poverty Law Centre (SPLC), una organización que investiga crímenes de odio.

La vinculación de BAMN con grupos de supremacía blanca o terroristas es "absolutamente indignante", declaró un portavoz de la organización al diario the Detroit News, y acusó al gobierno de "espiar grupos que defienden la acción afirmativa y la educación".

En una nueva publicación titulada "Diez años de terror", el SPLC afirma que desde el 19 de abril de 1995, fecha del atentado con bomba contra el edificio federal Alfred P. Murrah, en la ciudad de Oklahoma, se descubrieron cerca de 60 conjuras terroristas de grupos de extrema derecha.

Los complot incluían planes para hacer explotar o incendiar edificios gubernamentales, bancos, refinerías, empresas de servicios públicos, clínicas, sinagogas, mezquitas, monumentos recordatorios y puentes, así como asesinatos de policías, jueces, políticos, defensores de los derechos civiles, y robo de bancos.

También se descubrieron planes para acumular arsenales ilegales de metralletas, misiles, explosivos, y armas químicas y biológicas.

Por ejemplo, en julio de 1995, un hombre fue detenido cuando intentaba comprar una ametralladora a un policía encubierto, y posteriormente un jurado federal lo halló culpable de conspirar para hacer explotar el edificio del Servicio de Recaudación Interna en Austin, Texas.

En noviembre del mismo año, un líder de la Milicia Constitucional de Oklahoma, su esposa y otro hombre fueron detenidos mientras preparaban explosivos para atentar contra numerosos objetivos, entre ellos la sede del SPLC, bares gay y clínicas de aborto.

Al año siguiente, un supremacista blanco mató a un hombre negro e hirió a otras siete personas, incluido un periodista, en un atentado a tiros en un barrio negro de Jackson, Mississippi. En su casa se encontraron 17 pistolas, 20.000 municiones, varios cuchillos y numerosos manuales militares.

En 1997, tres miembros de la organización racista Ku Klux Klan fueron descubiertos en un complot para volar una refinería de gas natural cerca de Fort Worth, Texas. El atentado podría haber matado hasta 30.000 personas, dijeron después las autoridades.

En 1998, un miembro de una milicia de Carolina del Sur fue detenido cuando intentaba cambiar drogas por una metralleta y explosivos. Al año siguiente, se declaró culpable de varios cargos, entre ellos amenazas de muerte contra Janet Rino y Louis Freeh, entonces fiscal general y director del FBI, respectivamente.

En 2003, agentes federales acusaron al líder nacional de la neonazi Iglesia Mundial del Creador de incitar al asesinato de la juez federal Joan Humphrey Lefkow, cuyos esposo y madre fueron luego asesinados.

Sólo el año pasado, el Departamento de Justicia juzgó cuatro casos nacionales de terrorismo.

Timothy McVeigh, un antiguo miembro de las Fuerzas Armadas, fue ejecutado por el atentado de Oklahoma. Uno de sus cómplices, Terry Nichols, fue condenado a prisión sin derecho a libertad condicional.

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