Que niñas y niños sean inscriptos en las escuelas es un paso, pero que permanezcan en ellas es un desafío ante el que falla casi la mitad de los países del mundo, según un informe de la organización no gubernamental Human Rights Watch.
Según el informe, divulgado en coincidencia con la reunión de 170 jefes de Estado y de gobierno en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es probable que los niños de los países en desarrollo sean victimizados debido a las persistentes barreras en el acceso a la educación.
El logro de una educación primaria universal preferentemente este año y definitivamente en 2015 es uno de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, establecidos en 2000 y cuyos avances son evaluados desde el miércoles hasta este viernes.
Los Objetivos también incluyen reducir en 50 por ciento la proporción de personas que padecen hambre e indigencia, disminuir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos, promover la igualdad de género y frenar la expansión del sida, la malaria y otras enfermedades.
El proyecto de documento final sobre los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, resultante de la cumbre y fechado el martes 13, reafirma el compromiso de los líderes mundiales de apoyar a los países en desarrollo para que todos los niños tengan acceso a una educación primaria gratuita y obligatoria, así como eliminar las desigualdades de género y renovar los esfuerzos por mejorar la educación de las niñas.
Se estima que en todo el mundo hay 100 millones de niñas y niños que no asisten a clase. De ellos, 60 por ciento son niñas. Casi la mitad de los países fracasará en educación primaria universal para 2015, a menos que los líderes del mundo actúen inmediatamente, dijo Human Rights Watch (HRW).
El informe, titulado "Fallándoles a nuestros niños. Barreras al derecho a la educación", detalla que los precios de la enseñanza privada y los costos asociados, el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el trabajo infantil, la discriminación, los conflictos y la violencia debilitan el progreso en la concreción de este Objetivo.
El estudio de HRW halló que la privatización y otros costos estaban relacionados con las inasistencias, la deserción escolar y el trabajo infantil en Birmania, China, Ecuador, El Salvador, Egipto, Indonesia, Liberia, Papúa Nueva Guinea, Togo y Zambia.
De acuerdo con agencias de la ONU, dentro del mundo en desarrollo, América Latina ha conseguido, en general, el acceso universal de niñas y niños a la enseñanza primaria.
El Informe 2005 sobre las metas del milenio establece que la educación, especialmente la de las niñas, entraña beneficios sociales y económicos para la sociedad en su totalidad, claves para interrumpir el ciclo de la pobreza.
Las mujeres educadas tienen más oportunidades económicas y se comprometen más plenamente en la vida pública, y como madres tienden a tener menos hijos, que son más saludables y más propensos a ir a la escuela.
A los niños afectados por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) se les niega el acceso a la escuela o corren riesgo de ser maltratados por maestras y maestros, indica el informe.
"Me sentaba separada de los otros niños, en la última colchoneta. Me sentaba sola. Los otros niños querían acercarse, pero la maestra les decía que no jugaran conmigo", relató a Human Rights Watch una niña india que vivía con VIH y había perdido a sus dos padres a causa del sida. No sorprende que haya dejado de asistir a clase a los 10 años, señala el informe.
La profesora Elizabeth Ngugi, del Departamento de Salud Comunitaria de la Universidad de Nairobi, que está participando en la cumbre, observa estas realidades a diario.
"Cuando uno o ambos padres son portadores de VIH y se van debilitando progresivamente, es la hija quien se encarga de las tareas de la casa sin tener apoyo ni experiencia", explicó. "Esto señala el fin de la escuela para ella. Y, si sus padres mueren, nunca podrá volver a la escuela".
Ngugi relató que los niños jefes de familia son un fenómeno cada vez más común en Kenia, y que muchas niñas terminan dedicándose al trabajo sexual para poder mantenerse a sí mismas, a sus padres y a sus hermanos.
"Los niños no tienen la capacidad de mantenerse a sí mismos adecuadamente", dijo Ngugi. "Si no prestamos atención a lo que el VIH/sida y la pobreza están haciendo a los niños, no lograremos los objetivos de desarrollo en el tiempo establecido".
En los últimos dos años, desde que el gobierno keniata anunció una política de educación gratuita y universal, la inscripción a la escuela primaria aumentó exponencialmente.
Sin embargo, esto ha creado nuevos desafíos, incluyendo la superpoblación de las escuelas, instalaciones sobresaturadas y una elevada proporción de alumnos por cada maestro. Y todo esto pese a que 28 por ciento del presupuesto anual de Kenia de unos 3.000 millones de dólares es invertido en educación.
La crisis de la educación en África subsahariana es profundizada por el impacto del VIH/sida. Según el informe, sólo en 1999 casi un millón de niños perdieron a sus maestros por causa del sida. Esto genera una carga insostenible en muchos países que ya carecían de personal docente bien formado.
La situación en el sur de Sudán, vecino de Kenia al noroeste, es especialmente desalentadora. Tras 21 años de conflicto, el país tiene varias generaciones de niños y jóvenes que nunca han asistido a la escuela.
En un discurso en Nairobi, previo a la cumbre, la recientemente electa presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres para el Sur de Sudán, Mama Mary Abiong, dijo que la educación es una prioridad en el nuevo Sudán, pero para que sea efectiva debe enfocarse en la educación formal, informal y de adultos, y abordar las necesidades de varias generaciones necesitadas tras la guerra.
Mama Abiong también expresó su preocupación por la lentitud con que son asignados los recursos. "Somos conscientes de que no podemos hacer nada mientras tengamos las manos vacías", indicó.
HRW urgió a los gobiernos a asegurarse de que no se niegue a niñas y niños su derecho a la educación a causa de los costos educativos, así como a que se aprueben y se hagan cumplir normas que prohíban la discriminación en la educación.
La organización también recomendó que los gobiernos abordaran la relación entre educación y trabajo infantil, dando incentivos para que los niños sigan yendo a la escuela. Esto incluye expandir las oportunidades educativas para menores trabajadores y esfuerzos más firmes para acabar con las peores formas del trabajo infantil.