Activistas de México, Malasia, Botswana y Canadá ganaron el Right Livelihood Award, premio conocido como el «Nobel Alternativo» que honra a grupos y personas que demuestren una visión y un trabajo excepcional en pro del planeta y la sociedad.
El premio, dotado de 250.000 dólares, será entregado formalmente en el parlamento sueco el 9 de diciembre.
Lo compartirán Francisco Toledo, artista y filántropo de Oaxaca, México, los activistas por la justicia comercial Maude Barlow y Tony Clarke, de Canadá, la sindicalista malasia Irene Fernández y el Primer Pueblo de Kalahari, grupo bosquimano que lucha contra el desalojo de su comunidad en Botswana.
El premio ha sido asignado a más de 100 activistas de 48 países desde su fundación en 1980 por el sueco-alemán Jakob von Uexkull, quien vendió su colección de estampillas de un millón de dólares para establecerlo.
Entre los galardonados figuran la ambientalista keniata Wangari Maathai, premio Nobel de la Paz, y el escritor nigeriano y activista del pueblo ogoni Ken Saro-Wiwa, ejecutado por el disuelto régimen de Sani Abacha.
Los ganadores del premio deben estar comprometidos en actividades que "respeten plenamente a otros pueblos y al mundo natural" y que involucren el "sacrificio personal".
Toledo, indígena zapoteca de 65 años, fue reconocido por "consagrarse a sí mismo y a su arte en la protección, fortalecimiento y renovación del legado arquitectónico y cultural, el ambiente natural y la vida comunitaria de su nativa Oaxaca".
Pintor que ha exhibido en galerías de México, Europa, América del Sur y del Norte y en Asia, Toledo ha creado bibliotecas infantiles en comunidades indígenas y fundado varias instituciones artísticas y culturales, incluido el Museo de Arte Contemporáneo, el Instituto de Artes Gráficas y el Centro Cultural Santo Domingo, todos ellos en Oaxaca.
También fundó la Biblioteca de Ciegos Jorge Luis Borges y su propia editorial, así como el instituto Pro-Oax, dedicado a la protección y promoción del arte, la arquitectura, la cultura y el ambiente de Oaxaca.
Como activista comunitario, luchó con éxito contra la construcción de hoteles de lujo, estacionamientos, carreteras y un funicular en el sitio arqueológico Monte Alban y un restaurante de comida rápida en la plaza principal de Oaxaca.
Barlow y Clarke han concentrado su lucha por la justicia comercial en la cuestión del agua. Barlow participó durante buena parte de sus 58 años en el movimiento feminista canadiense.
También participó en la fundación del Consejo de Canadienses, organización que reúne a 100.000 personas originalmente reunidas para luchar contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y asegurar la soberanía de Canadá sobre sus recursos natruales.
Barlow ha escrito o participado en la edición de unos 15 libros sobre globalización, el último de los cuales es "Demasiado cerca de la comodidad: el futuro de Canadá en la América del Norte fortificada".
Clarke, de 60 años, encabezó el Departamento de Acción Social del obispado católico y presidió la Red Acción Canadá, principal coalición de organizaciones de la sociedad civil y sindicatos, opuesta a la liberalización comercial.
Fernández, de 59 años, se ha dedicado a defender a los sectores sociales más vulnerables de Malasia, entre ellos inmigrantes, campesinos, trabajadoras domésticas, prostitutas y portadores de VIH.
A comienzos de los años 70, la activista organizó el primer sindicato de trabajadores textiles y luego se dedicó a la sindicalización de las mujeres en zonas francas de procesamiento de exportaciones.
También se propuso defender los derechos de los consumidores, el ambiente y la seguridad en el trabajo a través de la Asociación de Consumidores de Penang y, desde los años 80, encabeza una campaña para frenar la violencia contra las mujeres.
Fernández fue arrestada en 1996 por publicar un informe sobre abusos cometidos contra inmigrantes, acusada de "difusión maliciosa de noticias falsas". Fue declarada culpable en 2003 y condenada a un año de prisión.
El Primer Pueblo de Kalahari representa a cientos de bosquimanos gana y gwi en Botswana, en tierras ancestrales ubicadas en la Reserva Central de Caza de Kalahari.
Estas comunidades fueron obligados por el gobierno a trasladarse a campamentos fuera del parque, donde sobreviven a duras penas por asistencia oficial.
El líder del grupo, Roy Sesana, nació en la comunidad bosquimana de Molapo hace más de 50 años. Trabajó durante años en Sudáfrica antes de regresar a Kalahari en 1971, para aprender la medicina tradicional.
El Primer Pueblo de Kalahari advierte que su desalojo de la reserva responde a la intención del gobierno de facilitar la concesión de la explotación de diamantes a la multinacional sudafricana De Beers.
El grupo ha recorrido a la desobediencia civil y a las acciones legales. En 2002, el gobierno cortó las corrientes naturales de agua de la zona para obligarlos a abandonar sus tierras ancestrales.
Hace apenas cinco días, 28 bosquimanos, entre ellso Sesana, fueron arrestados por la policía y golpeados por intentar llevar alimentos y agua a familiares que permanecen en la reserva. (