Dieciocho grandes organizaciones no gubernamentales internacionales formaron la mayor coalición existente contra el cambio climático.
Unos 500 voluntarios se reunieron el jueves en la ribera sur del río Támesis, en Londres, para desplegar el nombre de la coalición Stop Climate Chaos ("Frenar el caos climático")
La Federación Nacional de Institutos de Mujeres, Greenpeace Internacional, Oxfam, Christian Aid, WWF (ex Fondo Mundial para la Naturaleza), Amigos de la Tierra, People & Planet y Tearfund son algunas de las organizaciones fundadoras. Se espera que se sumen otras.
"El cambio climático es una amenaza masiva para millones de vidas humanas y mucha de la fauna y la flora del mundo, aunque los políticos todavía están permitiendo que crezcan los gases invernadero", explicó Tony Juniper, director ejecutivo de Amigos de la Tierra.
"Stop Climate Chaos reunirá a organizaciones ambientalistas, de desarrollo, sociales y religiosas para crear una presión sin precedentes", añadió.
La coalición planea usar su enorme base de apoyo para realizar una campaña contra los fracasos del gobierno británico, mientras moviliza apoyo público para iniciativas destinadas a reducir los volúmenes de dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero a los que científicos atribuyen el recalentamiento global.
Pero la campaña se extenderá más allá de Gran Bretaña.
El énfasis británico podría ser polémico, pues el primer ministro Tony Blair insistió en la cumbre del Grupo de los Ocho —que se llevó a cabo en julio en Gleneagles, Escocia— en que poco podía lograrse si países como Estados Unidos, China e India no se sumaban a los compromisos para reducir las emisiones contaminantes.
Aun si Gran Bretaña, o toda Europa, tomaran todas las medidas posibles, éstas no contarían en absoluto si otros grandes países no actuaban también.
"El asunto aquí es establecer vínculos entre diferentes países y redes ya existentes en diferentes regiones", dijo a IPS el director de la coalición, Ashok Sinha. "Pero nosotros queremos que estas medidas se apliquen en Gran Bretaña y queremos presionar al gobierno para que actúe".
"Al final, todos tienen que jugar un rol, sea Estados Unidos, India o China", afirmó Sinha.
"Pero no deberíamos retrasarnos por Estados Unidos. Es verdad, (ese país) es responsable de 25 por ciento de las emisiones de gases invernadero, pero eso todavía deja 75 por ciento que debe ser atendido y resuelto. Dentro de Estados Unidos hay presión sobre el gobierno para que haga más, pero debemos esperar".
Estados Unidos se retiró en 2001 del Protocolo de Kyoto, el único instrumento internacional que obliga a las naciones industriales a reducir sus emisiones de gases invernadero.
El Protocolo, en vigor desde febrero de este año, no contiene obligaciones para los países en desarrollo, ni siquiera para los más grandes, como India y China.
En India y China las emisiones por persona todavía son muy bajas, dijo Sinha. "Los países desarrollados deben actuar antes de pedir a los países en desarrollo que tomen medidas", sentenció.
"Son ellos quienes crearon el problema, aunque sin quererlo, y ahora deben llevar la delantera para resolverlo. Y deben invertir para que los países en desarrollo se alejen de los combustibles fósiles".
Los gases invernadero, que se acumulan en la atmósfera y retienen en ella el calor de los rayos solares, son emitidos por diversas actividades humanas, pero primordialmente por la combustión de gas, carbón y petróleo.
La nueva coalición movilizará a sus millones de miembros y adherentes para presionar al gobierno británico, porque considera que sus planes para afrontar el cambio climático se quedan cortos con relación a las necesidades.
La nueva coalición quiere que Londres reduzca drásticamente las emisiones domésticas y que haga de la lucha contra el cambio climático una pieza clave de sus planes de ayuda al desarrollo.
"Las opciones de los próximos cinco o 10 años determinarán el alcance de la devastación que enfrentarán las futuras generaciones", indicó la coalición en una declaración.
Varios líderes ambientalistas dieron un fuerte apoyo a los objetivos de la coalición.
"Con una amenaza tan seria debimos a unir fuerzas y empezar a hablar con una sola voz poderosa", dijo Stephen Tindale, director ejecutivo de Greenpeace. "El cambio climático debería ser un tema electoral como lo son las escuelas, los hospitales y el terrorismo, y en eso lo queremos convertir", puntualizó.
Amigos de la Tierra dijo que el huracán Katrina, que azotó el sur estadounidense esta semana, debería ser "un llamado de alerta al presidente (de ese país, George W.) Bush sobre la necesidad de que Estados Unidos actúe urgentemente para afrontar el cambio climático".
Amigos de la Tierra señaló que, aunque no hay medios para establecer si esta tormenta se debió al recalentamiento provocado por la humanidad, "la devastación que ha causado es consistente con las proyecciones generadas por modelos del cambio climático que sugieren que tales desastres se volverán más severos a medida que el mundo se caliente".
La organización ecologista resaltó que, al contrario que la administración Bush, en mayo de 2001 el gobierno de la sureña ciudad de Nueva Orleáns, hoy bajo el agua por Katrina, aprobó una resolución urgiendo a una acción federal contra el cambio climático.
El peligro para la ciudad por los efectos del calentamiento global fue reconocido en junio por el alcalde C. Ray Nagin.
"El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ha advertido que Nueva Orleans es la ciudad norteamericana más vulnerable a los efectos del cambio climático. El aumento de la temperatura de la tierra, causando una elevación del nivel del mar que podría llegar a medio metro en 30 años, amenaza su propia existencia", dijo Nagin.