El futuro de Yemen quedó oculto bajo espesas nubes tras el anuncio por parte del presidente Alí Abdullah Saleh, de 63 años, de que no será candidato en las elecciones del año próximo.
Saleh gobierna desde 1990 este país de la península Arábiga, que con país de 21 millones de habitantes se ubica en el cruce de caminos entre África, Asia y el mundo árabe.
Pero ya desde el golpe de Estado que él dirigió el 17 de julio de 1978 encabezaba el gobierno de Yemen del Norte, separado entonces Yemen del Sur, cuyo régimen era marxista leninista.
El país reunificado en 1990 bajo el liderazgo de Saleh sobrevivió a un intento de secesión lanzado por líderes del sur en 1994.
El mandatario anunció su voluntad de no presentarse como candidato cuando dirigentes de su partido acudieron a felicitarlo en el 27 aniversario de su llegada al poder.
Confío en que todos los partidos políticos encuentren jóvenes líderes para competir en las elecciones. Debemos entrenarnos para practicar una sucesión pacífica, dijo entonces.
El periodo presidencial de siete años en curso concluirá en septiembre de 2006. Saleh está habilitado por la Constitución para presentarse a la reelección. En 1999, obtuvo 96 por ciento de los votos, en lo que miembros de la oposición calificaron de fraude electoral.
Pero el fin de su candidatura no significa el fin de su carrera política.
Dirigentes del gobernante Congreso General del Pueblo (CGP) revelaron que Saleh no renunciará al liderazgo del partido, el cual debe restaurar su credibilidad tras las acusaciones de mal manejo de la economía y de corrupción.
Algunos dirigentes del CGP ven cierta esperanza. La fuerte competencia alentará al partido a presentar candidatos jóvenes que nos alentarán hacia más reformas, dijo el dirigente Yasser al-Awadhi.
Pero lo de las reformas puede ser una idea controvertida. Dos días después de su anuncio, el gobierno levantó los subsidios al combustible, lo que elevó los precios y desató protestas en que resultaron muertos varios manifestantes.
Las alternativas no son claras. El partido opositor Islah está dispuesto a presentar una dura pelea al CGP, dijo el dirigente Mohammad Qahtan.
El gobierno debería admitir su fracaso, dijo a IPS el analista político Mohammad al-Sabri. El país necesita reformas políticas y económicas. Construir una sociedad fuerte es esencial para construir un sistema democrático. Tenemos democracia, pero se está corroyendo. Tenemos libertades, pero se están resquebrajando.
Algunos dirigentes proponen una alianza entre el CGP e Islah en un nuevo gobierno. Los dos partidos estaban aliados hasta 1994. Deben saber que la buena relación entre ellos es importante para la estabilidad del país y la democracia, dijo a IPS el analista político Nasr Mustafa.
Yemen inició un proceso de democratización y deberíamos continuar en ese camino. De otro modo, se dirigiría hacia una dictadura, añadió.
Los cambios políticos que se avecinan podrían dar una nueva voz al sur del país. La semana pasada, el Partido Socialista eligió como secretario general a Yassin Saeed Noaman, uno de los líderes de Yemen del Sur que fue expulsado del país tras la guerra civil de 1994.
Algunos dirigentes expresan temor de que un partido de fuerte predicamento en el sur pueda conducir a una secesión. La población de las áreas meridionales cree que el gobierno la discrimina en beneficio del norte.
Saleh advirtió que mantendrá su determinación de salir del poder.
Por favor, presidente, no cambie su decisión, exhortó el escritor kuwaití Ahmad al-Rabee en una carta a Saleh. Usted será el primer líder árabe en dejar voluntariamente el poder. Seguirá el paso de grandes líderes como (el presidente estadounidense) George Washington y (el sudafricano) Nelson Mandela. (