SUDÁN: Muchos desafíos para el sucesor de Garang

La muerte del vicepresidente sudanés y ex líder rebelde John Garang el 30 de julio pone en duda la fortaleza del acuerdo de paz firmado en enero, que terminó con 21 años de guerra civil entre el sur y el norte de Sudán.

La muerte de Garang en un accidente de helicóptero ocurrió sólo tres semanas después de su asunción a la Vicepresidencia, tras haber liderado el rebelde Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (MLPS). Garang también estaba a punto de asumir la Presidencia de la zona sureña del país, que tendrá su propio gobierno autónomo como parte del acuerdo de paz.

En horas posteriores a la muerte de Garang, tanto Jartum como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el MLPS se refirieron a lo ocurrido como "un trágico accidente" y llamaron a la calma.

Pero rumores no fundados de que la muerte de Garang había sido planificada por el gobierno circularon en Jartum, y jóvenes sureños negros causaron disturbios, accionando bombas caseras y saqueando comercios.

La policía y el ejército respondieron con fuerza y, cuando los disturbios cesaron, habían muerto 130 personas y 350 estaban heridas en Jartum y Juba, la principal ciudad del sur.
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Los disturbios dieron lugar a una reacción violenta de norteños (árabes) armados, y Jartum se encontró dividida por la tensión étnica.

Cincuenta y dos por ciento de los 40 millones de sudaneses son negros, y 39 por ciento árabes. En el norte, dominado por población árabe, predomina también la fe musulmana, que profesa 70 por ciento del país, mientras en el sur se concentran los creyentes de cultos animistas (25 por ciento) y cristianos (cinco por ciento).

"Yo no entraría a un vecindario sureño ahora", dijo Mohammed Omar, un veterinario árabe, en los días posteriores a los disturbios. Un joven negro que se negó a dar su nombre dijo que "hombres rojos" lo habían atacado en su casa, aunque él no había hecho nada. "Hombre rojo" es la expresión coloquial para norteño de piel muy clara.

El gobierno sudanés y miembros del MLPS se mostraron optimistas, pero la escalada de violencia étnica preocupa, pues el acuerdo de paz podría tambalearse a causa de enfrentamientos entre civiles.

Para el 6 de agosto, día del funeral de Garang, las calles de Jartum estaban calmas y todos parecían ansiosos de superar los incidentes como un breve espasmo de violencia.

"Los estudiantes saben que son minoría y que no pueden crear ningún problema. Pienso que serán lo suficientemente inteligentes como para no volver a iniciar" dificultades, dijo James Odry, profesor de agricultura en la Universidad de Juba.

Líderes sudaneses e internacionales actuaron para mantener a flote el acuerdo de paz. El presidente de Sudán, Omar al Bashir, decretó el estado de emergencia y el toque de queda nocturno, mientras llamaba a la calma en un mensaje por televisión.

Washington designó a dos enviados de alto rango para Sudán y acordó proveer apoyo material para colaborar con la investigación del accidente en que falleció Garang.

Estados Unidos, junto con Noruega y Gran Bretaña, participó directamente en las negociaciones de paz, y parece interesado en preservar la estabilidad de lo acordado.

"Soy optimista en estas circunstancias", dijo la semana pasada a periodistas Roger Winter, enviado de Estados Unidos. "Si esto hubiera ocurrido hace pocos meses con un tratado sin firmar, habría sido una circunstancia potencialmente mucho más riesgosa. (Pero) El tratado fue alcanzado. Está reconocido internacionalmente", dijo, añadiendo que no deberían practicarse cambios al acuerdo.

La ONU también accedió a ayudar en la investigación, pero su representante especial para Sudán, Jan Pronk, se mostró molesto ante las reacciones populares por la muerte de Garang.

"Garang era el gobierno", dijo Pronk, ante los rumores de que Jartum estaba involucrado en la muerte. La legitimidad de los disturbios se vio debilitada por el hecho de que Garang ya no era un líder rebelde requerido, sino un popular funcionario que vivía lujosamente en Jartum tras dos décadas de ausencia.

El segundo de Garang en el MLPS, Salva Kiir, fue rápida y unánimemente designado para sucederlo en la Vicepresidencia. Un querido líder militar y miembro de la tribu dinka de Garang, el grupo étnico más grande del sur, Kiir es un soldado con poca experiencia política.

Hombre tranquilo que no bebe alcohol ni fuma, tiene una notable comunicación con la tropa, pero no es un político, un contraste importante con Garang, educado en Estados Unidos y que se movía como pez en el agua entre jefes de Estado o entre los campesinos sudaneses.

"Confío en Salva Kiir. Es un hombre estimado en el Movimiento. A pesar de que es un militar, también tiene formación universitaria", indicó Winter, alabando sus capacidades intelectuales. Pero Kiir probablemente necesitará apoyo de su equipo en asuntos políticos, por su falta de experiencia, agregó.

"Admito que habrá un vacío", dijo Abednego Acok Kachoul, director del Centro para los Estudios de Paz y Desarrollo en la Universidad de Juba. "John (Garang) tenía cualidades diplomáticas, políticas y académicas.. Kiir tiene la experiencia militar. Las cualidades de ambos hermanos son completamente diferentes. Pero Kiir será guiado por el acuerdo de paz", indicó.

Kachoul basó su optimismo por el nombramiento de Riek Machar como asistente de Kiir.

Machar pertenece a la tribu nuer. A principio de los años 90, luchas de poder entre los dinka y los nuer, e incluso entre Garang y Machar, dividieron al MLPS por fuertes luchas internas. Pero con la designación de Machar, la unión de los nuer y los dinka creará confianza y evitará divisiones.

La agenda política de Kiir es diferente de la de Garang en por lo menos un aspecto clave, el separatismo de la región meridional. El acuerdo de paz establece que, en seis años, los sudaneses del sur deberán decidir en plebiscito si quieren seguir perteneciendo a un solo estado o separarse y formar una nación independiente. Garang quería un Sudán unificado.

Kiir nunca ocultó su vocación independentista, coincidente con los deseos de la mayoría de los sudaneses del sur que, después de décadas de guerra civil, quieren su propia nación. Pero al asumir el cargo, el 11 de agosto, el vicepresidente pareció hacerse eco del llamado unitario de Garang.

"Esta es la última oportunidad para la unidad de los sudaneses y nos incumbe trabajar para realizarla", dijo CRI durante la ceremonia de juramento. Pero todavía no es posible decir cómo abordará el asunto.

Antes de la muerte de Garang, el acuerdo de paz había sido duramente criticado por comprender exclusivamente al MLPS y a Jartum. Los principales partidos opositores del norte alegan que están completamente fuera de lo acordado.

Una revisión del acuerdo de paz revela que la parte del león en el reparto de poder del provisorio Gobierno de Unidad Nacional, (52 por ciento de los escaños parlamentarios) quedará en manos del Partido del Congreso Nacional del presidente Al Bashir, mientras al MLPS corresponderá 28 por ciento de los legisladores.

El resto de partidos del país se repartirán el 20 por ciento remanente.

El agudo conflicto étnico en la occidental zona de Darfur, en la que han muerto decenas de miles de personas en una de las crisis humanitarias más grandes del mundo, así como levantamientos más pequeños en la región oriental, tampoco fueron abordados en el acuerdo.

Garang tenía la intención de ejercer una mediación en Darfur, y, dada su popularidad, muchos tenían grandes esperanzas de que las negociaciones resultaran exitosas.

"Garang habría dado credibilidad a los esfuerzos por finalizar la crisis de Darfur", dijo Miriam al Mahdi, portavoz del UMMA, uno de los más grandes partidos de la oposición norteña.

"Garang tenía más credibilidad que los viejos símbolos del régimen. Él (el presidente Al Bashir) ha hablado de resolver el asunto de Darfur desde el comienzo, pero son sólo discursos", opinó.

El Movimiento de Liberación de Darfur y el Movimiento de Justicia e Igualdad, los grupos rebeldes más grandes de la región occidental, no fueron incluidos en el proceso de paz, como tampoco el más pequeño pero furioso Congreso Beja, que protagonizó disturbios en el este inmediatamente después de la firma del acuerdo, por haber sido marginado.

Ningún paso para la mediación de diversos conflictos étnicos fue previsto en el tratado de paz.

"Este acuerdo no es amplio. Hay cuestiones serias tejidas en el propio acuerdo que, a menos que sean revisadas nacionalmente, estrangularán el acuerdo desde adentro", dijo Al Mahdi. "El poder y la riqueza se dividieron sólo entre los dos grupos armados. Hay un desequilibrio", afirmó.

Además, mientras el gobierno islamista boicotea al Estado de Israel, muchos sudaneses del sur son cristianos y se han mostrado deseosos de trabajar con los israelíes.

La cuestión israelí no fue tratada en el acuerdo. Y mientras el gobierno sudanés ha intentado utilizar el marco del acuerdo norte-sur para abordar el conflicto de Darfur, los rebeldes esa zona señalan que el acuerdo no es relevante para su lucha.

Con todo, Al Mahdi sugirió que la falta de experiencia de Kiir puede ayudarlo. El vicepresidente tiene la oportunidad de moldear su propia reputación. "Él tiene muchos desafíos, pero también muchas oportunidades, porque una cantidad de enemigos de John (Garang) ahora tendrán más voluntad de cooperar. Tiene fuerza siendo él mismo", opinó.

La poco animada ceremonia de la asunción al cargo de Kiir, la semana pasada, contrastó con la jubilosa celebración de Garang un mes antes, y recordó a todos que el nuevo primer vicepresidente de Sudán soporta un formidable desafío: asegurar la unidad de la problemática nación que apenas empieza a conducir.

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