Un intenso debate sobre qué significa ser una sociedad islámica se desató en Indonesia, la nación musulmana más populosa del mundo, cuando el Consejo de Ulemas emitió 11 «fatwas» (edictos religiosos) contra la práctica «liberal» de esta fe.
Aunque Indonesia es la mayor nación musulmana, en ésta como en otras sociedades que alguna vez fueron hindúes o budistas, la práctica del Islam está teñida de la liberalidad de esas religiones otrora dominantes.
Muchos indonesios de clase media urbana llaman "secular" a su liberal interpretación del Islam.
Pero las fatwas de los ulemas (doctores de la ley islámica) plantean un desafío directo tanto al gobierno como a los musulmanes liberales en este país de más de 200 millones de habitantes, de los cuales 88 por ciento profesan el islamismo, mientras ocho por ciento es cristiano y tres por ciento hindú o budista.
Entre estos once edictos emitidos a fines de julio por la máxima autoridad musulmana, uno declara que las interpretaciones del Islam basadas sobre el liberalismo, el secularismo y el pluralismo "contradicen las enseñanzas islámicas".
También están prohibidas las plegarias rezadas con personas de otras religiones y la entonación del "amén" en plegarias conducidas por no musulmanes, lo que se considera "haram" (prohibido), así como los casamientos con personas de otra fe.
Los analistas estiman que la postura del Consejo de Ulemas es una reacción al agresivo proselitismo de sectas cristianas evangélicas financiadas desde el exterior y, en general, a la avalancha de cultura occidental globalizadora que llega a través de los medios de comunicación y de organizaciones no gubernamentales (ONG).
"Los desafíos para los musulmanes no provienen sólo del evangelismo cristiano, sino también de otros, tales como la proliferación de pornografía y juegos de azar y la expansión del liberalismo, el pluralismo y el secularismo religiosos", alegó Mustofa Kamil Ridwan, un investigador del islámico Centro Habibie de Yakarta
En entrevista con IPS, Ridwan dijo que las sospechas se alimentaban por las actividades de algunas ONG financiadas por Occidente, que usan "al Islam como base pero con una implementación cuestionable, que se contradice con las verdaderas enseñanzas islámicas y que a veces es demasiado radical".
Una de esas ONG es Jaringan Islam Liberal (Red Liberal Islámica), ubicada dentro del Institut Studi Arus Informasi (Instituto de Estudios sobre Circulación de la Información) y juega un papel importante en la difusión de ideas sobre reformas democráticas en Indonesia.
Como otras ONG financiadas por donantes occidentales, también está a la vanguardia de campañas contra intentos gubernamentales de promulgar leyes para restringir la difusión de pornografía, el juego y los clubes nocturnos.
"Muchos musulmanes progresistas no estarían felices de ser retratados como liberales", opinó Ade Armando, miembro de la Asociación de Eruditos Musulmanes Indonesios.
"Pienso que sería más apropiado emplear el término 'reformista' para referirse a grupos progresistas que tratan de reinterpretar las enseñanzas islámicas en un enfoque más contextual, que lamentablemente desafía las enseñanzas tradicionales de los ulemas", dijo Armando.
Ridwan explicó que, desde "el punto de vista conservador, el liberalismo es realmente un desafío", a causa del miedo a que "lleve a los hijos y a la comunidad musulmana a abandonar los valores islámicos que ésta mantiene en alto".
El Consejo de los Ulemas ha pedido a los no creyentes que no se molesten con los edictos porque sólo están dirigidos a los musulmanes y no son una ley nacional.
Pero el Consejo está promoviendo sus edictos en regiones de población más religiosa, conservadora y empobrecida. Son estas comunidades pobres las que se han convertido en blanco de los grupos evangélicos cristianos, y algunos clérigos comunitarios han reaccionado incluyendo los nuevos edictos en sus sermones.
Armando considera erróneo retratar a quienes apoyan a los ulemas como islamistas radicales que creen en el uso de la violencia para lograr sus metas. "Ellos creen que es su deber sagrado creer una nueva Indonesia que sea un respetable país islámico", explicó.
"Muchos (ulemas) están trabajando en la construcción institucional. Presentan modelos alternativos de escuelas modernas, diferentes de las "madrasas" (conservadoras), un nuevo sistema bancario islámico, novelas especiales para la juventud. Y también publican revistas y discos compactos que enseñan los valores islámicos", dijo Armando.
Hasyim Muzadi, el presidente de Nahdhatul Ulema, de aproximadamente 40 millones de miembros y considerada la organización musulmana más grande del mundo, ha advertido al Consejo que sus edictos pueden tener un impacto perjudicial en el desarrollo de la sociedad civil en Indonesia.
Muzadi ha pedido a los ulemas que definan con precisión qué quieren decir con "relaciones inter-religiosas" y "nacionalidad", porque "vivimos en una sociedad diversa y éste no es un Estado islámico".
El erudito musulmán Ahmad Syafii Maarif, ex presidente de Muhammadiyah, la segunda mayor organización musulmana de Indonesia, también advirtió que los edictos podían alentar a grupos radicales a tomar la ley en sus propias manos.
"Aunque las fatwas no son obligatorias, los grupos radicales que tienen sed de poder harán uso de ellas en beneficio de sus propios intereses. Es como si tuvieran una justificación religiosa", dijo según citas publicadas en el diario The Jakarta Post.
Pero Ridwan alegó que "el edicto funciona como disposición para que la ummah (comunidad musulmana) decida qué debería hacer" y la propia ummah tiene "la última palabra".
De esta manera, las fatwas juegan un rol muy importante en el proceso de toma de decisiones de la comunidad. "Con la fatwa, la ummah siente que tiene manos fuertes y está más segura para sobrellevar los desafíos en medio de situaciones muy inciertas y llenas de agitación", dijo a IPS.
Armando culpa a los presidentes Abdurrahman Wahid (un librepensador islámico que gobernó entre 1999 y 2001) y Megawati Sukarnoputri (2001-2004, hija del primer presidente de Indonesia, Sukarno), por permitir que los reformistas ganaran popularidad.
"En estos últimos años se publicaron libros y se lanzaron programas radiales muy progresistas. Y en esos cambios, organizaciones prohibidas (durante la dictadura de Suharto, 1967-1998) también se atrevieron a salir a la superficie", notó.
"Estos hechos provocaron reacciones de grupos conservadores. Y ahora, ven (al mandatario Susilo Bambang Yudhoyono) como un nuevo presidente al que pueden percibir como un aliado", dijo Armando.
Los conservadores "también ven estos cambios como provocados por actividades evangelistas", puntualizó.