Chantal, una inmigrante de África occidental, vive junto a su esposo y sus dos hijos en el altillo de un edificio en ruinas en el sur de Par¡s, que comparte con ratas y cucarachas.
Los ba¤os est n fuera y son utilizados por todos los habitantes del edificio. La suciedad acumulada en los ducheros y los inodoros los hacen repulsivos.
"Tengo miedo de ducharme o hacer mis necesidades aqu¡… Temo contraer alguna enfermedad", dice Chantal, de 34 a¤os. "Es una vergenza vivir en este lugar", agrega.
En el edificio viven cerca de 250 inmigrantes de África occidental, en su mayor¡a de Costa de Marfil, una antigua colonia francesa. Su destino es el de cientos de miles de inmigrantes de África subsahariana y del Magreb, que viven en condiciones infrahumanas en Par¡s y otras ciudades de Francia.
En los £ltimos tiempos, al panorama de suciedad se agreg¢ la muerte. Tres incendios que afectaron a ruinosos edificios ocupados por inmigrantes africanos en los £ltimos cuatro meses dejaron casi 50 muertos y m s de 100 lesionados.
El m s reciente ocurri¢ el lunes 29 en el centro hist¢rico de Par¡s, y dej¢ atr s siete muertos y m s de 10 heridos, todos inmigrantes de Costa de Marfil. Entre las v¡ctimas hay ni¤os y mujeres embarazadas.
Cuatro d¡as antes, el incendio de otro bloque de apartamentos ocupado en su mayor¡a por africanos, en el decimotercer distrito, provoc¢ la muerte de 17 personas, entre ellas 14 ni¤os.
Otro incendio en un ruinoso hotel de Par¡s mat¢ el 15 de abril a 25 personas y dej¢ heridas a m s de 60. Las v¡ctimas eran inmigrantes de T£nez, Argelia y pa¡ses de África occidental.
Seg£n cifras oficiales, m s de 120.000 familias de bajos ingresos, en su mayor¡a inmigrantes, precisan una vivienda con urgencia en la regi¢n de Ile-de-France, que incluye a Par¡s.
Las condiciones de vida de los inmigrantes est n estrechamente asociadas con su condici¢n jur¡dica y con la represi¢n lanzada por sucesivos gobiernos desde mediados de la dcada de 1990, afirm¢ Jean Claude Amara, del grupo Drois devant! (Derechos primero!).
"Si eres un inmigrante ilegal en Francia, sencillamente no puedes conseguir una vivienda adecuada", dijo Amara a IPS.
"Adem s, aunque las autoridades en todos los niveles administrativos saben de las condiciones de vivienda de los inmigrantes hace a¤os, no se han ocupado del mantenimiento ni de la seguridad de los edificios", agreg¢..
Funcionarios municipales concuerdan. Pierre Aidenbaum, alcalde del tercer distrito, donde ocurri¢ el £ltimo incendio, reconoci¢ este martes en conferencia de prensa que "las v¡ctimas viv¡an en condiciones peligrosas e inaceptables", y anunci¢ una remodelaci¢n que comenzar¡a en septiembre.
El alcalde de Par¡s, Bertrand Delanoe, admiti¢ la existencia de "un grave problema de insalubridad en numerosos edificios de la ciudad".
Pero algunos funcionarios advirtieron que se debe ofrecer una vivienda alternativa a los habitantes de los edificios a remodelar.
"Debemos dejar de tratar a la gente como si viviramos todav¡a en el siglo XVIII", exhort¢ Yves Contassot, vicealcalde de Par¡s a cargo de viviendas sociales, en declaraciones a IPS.
Parte del problema de las viviendas se debe a que muchas de las familias de inmigrantes son muy numerosas.
"Como los inmigrantes varones proceden principalmente de zonas rurales de Senegal, Costa de Marfil y otros pa¡ses de África occidental, donde la poligamia est muy difundida y se considera una forma normal de vida, tuvieron grandes dificultades para adaptarse a la vida urbana en Francia", dijo a IPS el antrop¢logo Jacques Barou.
La poligamia tradicional en África occidental implica que todas las esposas deben ser tratadas por igual. "Por lo tanto, los hombres no llegan s¢lo con una esposa, sino con varias. Las familias son muy grandes, con todas las limitaciones que eso implica para el alojamiento", explic¢ Barou.
Si a eso se agregan los bajos ingresos de esas familias y la negligencia de las autoridades en cuanto al mantenimiento de los edificios, se explica por qu stos son tan propensos a las cat strofes.
Pero la tragedia de algunos inmigrantes significa la fortuna para otros.
Mohamed, un tunecino de 34 a¤os que vive hace 10 a¤os en Francia ilegalmente, obtuvo su permiso de residencia y una vivienda mejor despus del incendio en abril del hotel donde viv¡a. (