Tras gastar 35 millones de dólares en un año de investigaciones, la ONU acusó a un ex jefe del principal programa humanitario para Iraq en los años 90 de aceptar más de 150.000 dólares en sobornos.
Nuestras conclusiones se basan sobre evidencia razonable y suficiente, dijo este lunes el presidente del Comité Independiente de Investigaciones, Paul Volcker, al anunciar la acusación contra el chipriota Benan Sevan, quien supervisó el programa a lo largo de varios años.
El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, estableció el Comité el año pasado, luego de que la prensa estadounidense dio cuenta de indicios de corrupción en el manejo del programa Petróleo por Alimentos, administrado por el foro mundial.
Además, Alexander Yakovlev, ex funcionario de compras del programa acusado de transmitir información secreta, fue arrestado en Nueva York, luego de que se confesó culpable de fraude y de lavado de dinero y de que Annan le retirara su inmunidad diplomática.
Yakovlev fue la primera persona acusada formalmente por el escándalo. El fiscal estadounidense David Kelley, quien efectuó el anuncio, informó que el funcionario recibió al menos varios cientos de miles de dólares de compañías extranjeras en relación con el cumplimiento de sus tareas.
En su tercer informe provisional, el Comité recomendó que Annan acceda a cualquier pedido adecuadamente respaldado de autoridades penales apropiadas de retiro de la inmunidad de Sevan con miras a una posible investigación y acusación.
Sevan, un ciudadano chipriota que trabajó para la ONU durante 40 años, ha rechazado persistentemente las acusaciones de corrupción. Por el contrario, asegura que nunca se apropió ni de un centavo de las ventas de petróleo iraquí.
Es, sencillamente, increíble que después de haber dirigido un programa de 64.000 millones de dólares hubiera puesto en peligro su carrera por 160.000 dólares, que son obsequios que él mismo presentó en sus declaraciones juradas, dijo el domingo el asistente de Sevan, Eric Lewis.
En una carta personal a Annan, Sevan se manifestó desilusionado con la actitud del jefe de la ONU, que, según el funcionario, no defendió los logros históricos del programa Petróleo por Alimentos y abandonó el expediente ante una investigación políticamente motivada.
Como pronostiqué, un organismo investigador de alto perfil con potestades absolutas podría sentirse obligado a apuntar contra alguien, y ese alguien resulté ser yo, anotó Sevan. Las acusaciones son falsas y usted, que me conoce hace años, debería saber que son falsas.
Ante los efectos catastróficos de las sanciones establecidas por la ONU contra Iraq sobre la población civil del país del Golfo, el Consejo de Seguridad de la ONU implementó en 1996 el programa Petróleo por Alimentos.
El esquema permitía a Iraq vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir alimentos, fármacos y otros bienes humanitarios, bajo supervisión del foro mundial. La ayuda a la población civil canalizada por esa vía sumó entre 7.000 y 10.000 millones de dólares anuales.
Entonces, el régimen de Saddam Hussein era sometido a un estricto embargo comercial como consecuencia de la invasión de Kuwait en 1990 y por sus intentos de desarrollar armas de destrucción masiva.
En los años 90, cientos de miles de niños y niñas iraquíes murieron por enfermedades y desnutrición atribuibles a la escasez de alimentos y medicamentos, como consecuencia directa de las sanciones.
El programa suministró medicamentos y alimentos esenciales a 60 por ciento de la población iraquí, de 27 millones de personas, y era supervisado en especial por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad del foro mundial (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).
Sin embargo, los acusadores, la mayoría de los cuales comulgaba con figuras derechistas del gobierno de George W. Bush, sostenían que el depuesto presidente iraquí Saddam Hussein se había embolsado más de 21.000 millones de dólares gracias al programa.
En mayo de 2003 el esquema fue disuelto, cuando el Consejo de Seguridad levantó las sanciones contra Iraq, tras la ocupación militar estadounidense a ese país.
Unos 10.000 billones de dólares producto de la venta de petróleo iraquí pasaron en noviembre de 2003 a las arcas de la hoy disuelta Autoridad Provisional de la Coalición, dirigida por Estados Unidos.
Al asegurar que Annan y el Consejo de Seguridad fueron plenamente informados de la marcha del programa, Sevan también cuestionó la entrega de ese dinero.
Sevan contrastó el manejo transparente de los fondos del programa por parte de la ONU con el importante despilfarro y pérdida de dinero bajo el manejo de la Autoridad de la Coalición conducida por Washington que se hizo cargo de la administración de Iraq con la ocupación, sostuvo Lewis.
No hemos investigado qué sucedió con ese dinero dijo el lunes Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.
El jefe de los colaboradores de Annan, Mark Malloch Brown, explicó que una pesquisa en ese sentido está fuera del mandato del Comité dirigido por Volcker.
El ex funcionario estadounidense afirmó también que no existía evidencia razonable y suficiente para demostrar que Annan sabía en 1998 de la puja en una licitación por parte de Contecna, compañía suiza que en ese año ganó un contrato clave para el programa Petróleo por Alimentos y en que trabajaba el hijo del secretario general, Kojo Annan.
Sin embargo, el Comité indicó que la investigación sobre esa posibilidad continúa.
El próximo informe, previsto para septiembre, se concentrará en el manejo del programa Petróleo por Alimentos por parte de varias agencias de la ONU, así como en e papel del Consejo de Seguridad y del Secretariado.
En anteriores instancias, el Comité acusó a Kojo Annan y a tres altos funcionarios de la ONU, Iqbal Riza, Joseph Connor y Dileep Nair, de actuar de manera inapropiada o no tomar las medidas necesarias para proteger la integridad del foro mundial.
