– Los países con los templos más vacíos tienden a ser más generosos en su apoyo al desarrollo de los países pobres que aquellos con gran asistencia a los servicios religiosos, según un informe internacional.
El Índice de Compromiso con el Desarrollo, publicado por la más prestigiosa revista especializada en política internacional de Estados Unidos, Foreign Policy, incluye a Dinamarca, Holanda, Suecia, Australia y Noruega entre los países ricos más dispuestos a cooperar con los pobres.
Los países menos cooperadores de la lista de 21 naciones del Norte industrial son Italia, Irlanda, Grecia y Japón, según el sondeo, proyecto conjunto de Foreign Policy y el no gubernamental Center for Global Development (CGD) que publica sus conclusiones año a año.
Los autores del Índice observaron que los 12.000 millones en fondos privados y públicos de asistencia de los países ricos a las naciones damnificadas por el tsunami de diciembre en Asia y el acuerdo por el alivio de deuda externa anunciado este año mejoraron el rendimiento de la cooperación. Al mismo tiempo, consideraron que ambos pasos tienen un alcance limitado, pues el estudio también toma en cuenta otros factores que influyen en la compleja relación entre el Norte y el Sur, como las barreras comerciales.
El estudio indica, por ejemplo, que el Tesoro de Estados Unidos impuso el año pasado casi 2.000 millones de dólares en aranceles a importaciones de los cuatro países más afectados por el tsunami (India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia), mientras los fondos de alivio para esas mismas naciones aprobados por el Congreso legislativo sumaron 900 millones.
"Si los países ricos quieren realmente mejorar la vida de los ciudadanos de los países perjudicados por el tsunami, deberían poner fin a esos impuestos y a otras barreras proteccionistas en el marco de la actual Ronda de Doha de negociaciones multilaterales de comercio", según el comentario de Foreign Policy.
La publicación indicó que la medida que más mejoró las cifras del Índice este año fue la caída el 1 de enero del régimen de cuotas textiles que regía las importaciones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea (UE), producto de negociaciones multilaterales.
El Indice se basa sobre siete factores de política exterior de las naciones ricas que influyen sobre el bienestar de los países pobres, y a los cuales asignan diferentes puntajes: asistencia, inversión, migración, ambiente, seguridad, tecnología y comercio.
Los países considerados son Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Grecia, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Portugal y Suiza.
Los autores del informe cotejaron sus resultados con los de la Investigación Mundial sobre Valores, que establece los cambios sociales y culturales en todo el mundo. Con esa metodología, constataron que los países donantes más sensibles al desarrollo del Sur también tendían a ser los que ostentaban menor asistencia a servicios religiosos.
Apenas tres por ciento de los habitantes de Dinamarca, el país que recibió la mejor calificación en el Índice, asisten a los templos al menos una vez a la semana, la menor proporción entre los 21 países ricos considerados.
Mientras la concurrencia semanal a los templos es de 14 por ciento de la población de Holanda, que se ubica en segundo lugar, lo hacen menos de 10 por ciento de los habitantes de Suecia (en el tercer puesto), Noruega (en el quinto) y Finlandia (en el sexto).
En cambio, el país más religioso de los 21, Irlanda (una nación católica donde casi dos tercios de la población asiste a la iglesia al menos una vez por semana), se ubica en el lugar 19 del Índice, mientras los dos que le siguen, Estados Unidos e Italia, ocupan los puestos 12 y 18.
"Se suele decir que uno debería amar a sus vecinos tanto como se ama a sí mismo", según el informe de Foreign Policy, pero "donde hay más prédica, hay menos práctica".
El mayor peso del Índice es el grado de protección de los países donantes a sus mercados ante los productos del Sur a través de aranceles, cuotas y subsidios. También pondera las importaciones desde los países pobres.
Además, cada rubro de puntuación se compone de varias categorías. En materia de asistencia, por ejemplo, el Índice considera no solo la asistencia oficial al desarrollo como porcentaje del producto nacional bruto, sino también en qué medida esa ayuda está vinculada con la compra de bienes y servicios del país pobre al donante, la porción recibida en repago de deudas y fondos privados humanitarios.
Mientras Estados Unidos es el país más generoso en términos de donaciones privadas —seis centavos de dólar por día en promedio—, la asistencia oficial al desarrollo fue de apenas de 15 centavos diarios.
Ese total de 21 centavos resulta exiguo frente al principal donante relativo, Dinamarca, con un promedio de 90, 89 de los cuales procedieron del gobierno y sólo uno de donaciones particulares.
En términos de asistencia, Dinamarca, Noruega, Suecia y Holanda llevaron la delantera ante los restantes 17 países de la tabla, por un amplio margen. Los peor calificados fueron Italia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia.
Con la excepción de Japón, los que tuvieron peor rendimiento en materia de asistencia fueron los que mejor puntaje tuvieron en los ítems comerciales, según el Índice. Nueva Zelanda fue considerado el mercado más abierto a los bienes del Sur en desarrollo, seguido por Australia, Canadá y Estados Unidos. Italia fue el país de la Unión Europea con mejor calificación.
Por otra parte, Japón fue ubicado como el mercado más cerrado, seguido por Noruega y Suiza.
En cuanto a la facilitación del flujo de inversiones a los países pobres y asegurar su asignación a la promoción del desarrollo, los países mejor calificados fueron Gran Bretaña, Canadá, Italia, Holanda, Alemania y Estados Unidos, y los peores, Irlanda, Austria, Nueva Zelanda y Grecia.
En materia migratoria, el Índice pondera el flujo neto de emigrantes de países pobres a los ricos, la asistencia brindada por éstos a refugiados y solicitantes de asilo y la proporción de estudiantes del Sur en el total de la matrícula de extranjeros.
En ese sentido, los países que figuraron en la cumbre de la tabla fueron Suiza y Austria, seguidos por Nueva Zelanda y Alemania. En la peor ubicación figura Portugal, seguido por Grecia, Japón, Italia y Finlandia. (