Las posiciones distanciadas de los negociadores en la OMC y los mismos antecedentes de su nuevo director general, el francés Pascal Lamy, conspirarán para entorpecer el proceso que se abre en este ámbito partir de este jueves, estimaron activistas.
Lamy, quien sucederá en esas funciones al tailandés Supachai Panitchpakdi, asumirá la responsabilidad de destrabar las discusiones comerciales y de conseguir progresos en la sexta conferencia ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio), que se realizará del 13 al 18 de diciembre en Hong Kong.
La OMC se encuentra enfrascada desde hace casi cuatro años en una negociación, llamada la Ronda de Doha, que se propone profundizar la liberalización del comercio a partir de comienzos de 2007.
Pero los resultados hasta ahora han sido escasos. Las negociaciones se interrumpieron a fines de julio pasado, por la pausa del verano boreal, en un estado de postración casi absoluta. Los representantes de los 148 estados miembro cerraron ese ciclo de discusiones sin alcanzar acuerdo alguno.
Las posiciones negociadoras se mantienen muy alejadas, al punto que hasta este momento "nadie sabe a qué vamos a Hong Kong", confesó un delegado latinoamericano que pidió reserva de su nombre.
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Ese diagnóstico es compartido por Celine Charveriat, representante de Oxfam Internacional, una organización no gubernamental que sigue de cerca el proceso de la OMC.
La experta de Oxfam ratificó que las negociaciones en este ámbito "están en crisis" y sostuvo que los intereses de los países pobres "están siendo relegados".
El estancamiento de las discusiones de la Ronda de Doha, lanzadas en la capital de Qatar a fines de 2001, se relaciona precisamente con las diferencias que separan a los países pobres de los ricos.
El foco de la discordia son las negociaciones sobre la agricultura, que condicionan los progresos en los demás temas, como servicios, aranceles industriales, propiedad intelectual y otros aspectos que interesan en particular al mundo en desarrollo.
Las potencias comerciales, como Estados Unidos y la Unión Europea, mantienen posiciones inflexibles y los países en desarrollo responden con firmeza parecida, comentó el negociador latinoamericano.
Por ejemplo, los países del bloque ACP, las ex colonias europeas de Asia, el Caribe y el Pacífico, perciben que cualquier apertura de mercados es negativa porque erosiona sus preferencias, los beneficios de acceso que ya reciben, en especial de sus antiguas metrópolis coloniales.
Para complicar el cuadro, en medios negociadores se afirmó que europeos y estadounidenses han llegado a un acuerdo para reducir el nivel de ambición en la negociación agrícola, confió la fuente.
Cuando esas dos potencias litigan, el sistema multilateral de comercio se estremece, y cuando se reconcilian, tiembla, describió.
La responsabilidad de encauzar las negociaciones le corresponderá a partir de este jueves a Lamy, quien hasta hace un año se desempeñaba precisamente como comisario de Comercio de la Unión Europea.
La función del director general debe ser la de proteger y fortalecer a los miembros más débiles de la organización, recordó Peter Hardstaff, activista del Movimiento por el Desarrollo Mundial (MDM), una organización no gubernamental con sede en Londres.
También le corresponde asegurar que las negociaciones sean transparentes, abiertas a todos los países, democráticas y que apunten por sobre todo al desarrollo, insistió.
Pero esa descripción es el reverso de la medalla respecto del papel que Lamy desempeñó en la Unión Europea, donde persiguió sus objetivos de apertura de los mercados para los negocios de ese bloque y de protección de las subvenciones agrícolas a toda costa, remarcó el dirigente de MDM.
En la misma línea, Alexandra Wandel, de la organización Amigos de la Tierra, con sede en Bruselas, reclamó que Lamy rompa "con su tradición de servir en primer lugar a las grandes empresas".
Wandel aseguró también que Lamy se ha movilizado de manera agresiva para obtener la apertura de los mercados de los países en desarrollo en áreas de servicios públicos esenciales, como el agua.
Del nuevo funcionario se esperan decisiones enérgicas para revigorizar el proceso de negociaciones. Entre las disposiciones que puede tomar se encuentra la suspensión de la mayoría de las actividades de la OMC que no guarden relación con el proceso de Doha, dijo la fuente negociadora.
De esa manera, los organismos regulares de la OMC, como los consejos de mercancías, de servicios y de propiedad intelectual, así como los comités de agricultura, de medio ambiente, de acceso a los mercados, entre otros, se ocuparían únicamente de las negociaciones de Doha hasta que se celebre la conferencia de Hong Kong.
Hasta ahora, esos cuerpos dedican la atención habitual a los asuntos ordinarios, pero en sesiones especiales se concentran en las negociaciones de sus temas particulares incluidos en la agenda de Doha.