BIRMANIA: ONU eleva la presión sobre la junta

La visita a Birmania de un alto funcionario de la ONU esta semana coincide con momentos de inquietud del régimen militar, dadas las presiones del foro mundial para que se acelere el proceso democrático.

El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Jim Morris, es el funcionario de mayor rango de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que visita este país desde que la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi fue sometida a arresto domiciliario en mayo de 2003.

Suu Kyi, la única premio Nobel del mundo hoy privada de su libertad, fue puesta en arresto domiciliario por primera vez cuando su Liga Nacional por la Democracia (NLD) ganó las elecciones parlamentarias de 1990. La dictadura desconoció el resultado de aquellos comicios.

Morris visitará los proyectos del PMA en Birmania, especialmente en el septentrional estado de Shan, donde la ONU ha apoyado a los ex cultivadores de adormidera (también llamada amapola, principal insumo de la morfina y la heroína) que perdieron sus ingresos cuando el gobierno prohibió esa producción, hace dos años.

”El propósito de mi viaje es revisar las operaciones humanitarias del PMA en Birmania”, dijo Morris a IPS.

Pero la visita se registra cuando la mayoría de las agencias de la ONU y de las organizaciones no gubernamentales internacionales sufren grandes restricciones a sus actividades a manos del régimen militar.

El Consejo de Seguridad de la ONU incluyó la semana pasada a Birmania entre los 54 gobiernos y organizaciones insurgentes que podrían afrontar sanciones por reclutar niños en sus filas armadas.

La presión internacional obligó también la semana pasada a Rangún a resignar la presidencia de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), bloque que le correspondía encabezar el año próximo.

En los últimos seis meses, los voluntarios se han abstenido de visitar proyectos, en especial en las zonas fronterizas donde habitan la mayoría de las comunidades de etnias minoritarias.

Al director del Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización de Drogas se le prohíbe visitar sus proyectos desde el año pasado. Pero Morris podrá visitar los del PMA en esas mismas áreas en esta ocasión.

Comandantes militares de las diversas regiones de Birmania, en especial las fronterizas, han recibido la orden de dificultar las operaciones de activistas y funcionarios extranjeros. Ni siquiera la Cruz Roja se libra de las restricciones, informaron fuentes diplomáticas occidentales.

Numerosos funcionarios estuvieron también a cargo de elaborar documentos sobre la autorización de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a países y sindicatos de disponer sanciones contra Birmania, incluidos boicot comerciales, por la práctica de trabajo forzado.

Varias organizaciones progubernamentales birmanas urgieron luego al gobierno a retirarse de la OIT.

Hace unos pocos meses, el hombre fuerte del régimen birmano, general Than Shwe, preguntó a un ex embajador de su país si Rangún podría retirarse de la ONU, según una fuente cercana al militar. Than Shwe se enfureció ante la respuesta negativa.

”Las restricciones a la ONU y a organizaciones no gubernamentales internacionales figurarán entre los asuntos que formularé ante las autoridades birmanas en mi visita”, sostuvo Morris.

Los esfuerzos del foro mundial en favor de la reforma política corren peligro de descarrilar. El régimen impidió en el último año el ingreso del enviado especial de la ONU para Birmania, Razali Ismail, y del relator especial sobre derechos humanos en ese país, Paulo Sergio Pinheiro.

El canciller birmano incluso se negó a entrevistarse con Razali en Vientiane, la semana pasada, cuando se celebró allí la conferencia ministerial de ASEAN.

En la ONU se considera la posibilidad de que el secretario general de la organización, Kofi Annan, visite Rangún para alentar el proceso hacia la democracia.

Than Shwe invitó a Annan a Birmania cuando ambos se reunieron en Yakarta a comienzos del año. Pero la condición sería autorizar una reunión con Suu Kyi.

La ONU podría estar utilizando la visita de Morris para enviar un mensaje a la junta militar, según fuentes diplomáticas en Nueva York.

Morris se negó a revelar si Annan lo había hecho portador de un mensaje verbal a la junta. ”Esto es un asunto privado, a menos que el secretario general decida lo contrario”, explicó a IPS.

A muchos funcionarios birmanos, diplomáticos y funcionarios de la ONU, el viaje del jefe del PMA los tomó por sorpresa.

Pero ”el PMA es una organización humanitaria sin mandato político”, aseguró Morris. ”Nos preocupa la seguridad alimentaria y el hambre.” (

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