Analistas africanos debaten si Sudáfrica debe conceder un préstamo de 1.000 millones de dólares pedido por Zimbabwe y aprovechar la oportunidad para exigir al gobierno de Robert Mugabe reformas democráticas, o negárselo en muestra de rechazo a sus políticas.
Algunos señalan que no acceder al pedido de Harare sólo agravaría la crisis económica y política zimbabwense.
Pero el analista David Monyae, conferencista del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Witwatersrand, de Johannesburgo, sostiene que Zimbabwe difícilmente pueda superar su crisis aun cuando se le otorgue el crédito.
?Zimbabwe necesita entre 15.000 y 20.000 millones de dólares para resucitar su economía. Este préstamo de 1.000 millones de dólares pedido a Sudáfrica se agotará antes de Navidad, dijo a IPS.
Quizás para nosotros es una gran suma de dinero, pero no lo es. El presidente Robert Mugabe no podrá sobrevivir con este préstamo. Necesita dinero para mejorar la infraestructura, el sistema de salud pública, el sistema educativo y para importar alimentos, señaló.
De las 10 millones de personas que necesitan asistencia alimentaria en África austral este año, 2,9 millones son zimbabwenses, según un informe conjunto de agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC), divulgado en junio.
El número de personas necesitadas se calculó con base sobre el plan anunciado por el gobierno (de Mugabe) de importar 1,2 millones de toneladas de maíz para enfrentar la escasez de alimentos causada por la sequía, la falta de inversiones y los limitados cultivos, explica el trabajo.
Si el maíz no se hace disponible cuanto antes a través de la Junta de Mercado de Granos (de Zimbabwe), o aumenta el precio, el número de personas en necesidad de asistencia alimentaria podría incrementarse en forma sustancial. Ante esta eventualidad, el PMA (Programa Mundial de Alimentos) prevé ayudar a unas cuatro millones de personas el próximo año, añade.
La escasez de alimentos y la crisis económica en Zimbabwe, un país de 13 millones de habitantes, han provocado una gran emigración.
Más de dos millones de zimbabwenses viven en Sudáfrica, según Daniel Molokela, de la organización no gubernamental Proyecto Paz y Democracia, con sede en Johannesburgo.
Molokela dirige una iniciativa para organizar a la diáspora zimbabwense y estimular cambios en Harare desde el extranjero.
Zimbabwe es motivo de preocupación para la comunidad internacional, y en especial para Gran Bretaña, su antigua metrópoli colonial, desde que en 2000 Mugabe, de 79 años y gobernante desde la independencia en 1980, se incautó de las tierras de 4.500 agricultores blancos para entregarlas a campesinos de la mayoría negra.
El opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) acusó a la gobernante Unión Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico de fraude en las elecciones de 2002, y desde entonces Londres y Washington piden la renuncia de Mugabe. El mismo grupo opositor también consideró fraudulentos los comicios del 31 de marzo de este año.
El gobierno de Mugabe reprime duramente a los opositores, lo que también contribuye al éxodo hacia países vecinos.
Para muchos, las ocupaciones de granjas incidieron en la reducción de la producción interna de alimentos en los últimos años.
Nos hemos convertido en una canasta vacía, dijo a IPS Jerry Mashamba, miembro del MDC exiliado en Sudáfrica.
La escasez de elementos básicos para la vida, como combustible y aceite de cocina, se ha vuelto algo común en Zimbabwe.
Sin embargo, el gobernador del Reserve Bank of Zimbabwe, Gideon Gono, aseguró que la crisis de combustible se aliviará a comienzos de agosto.
En un comunicado divulgado la semana pasada, Gono también anunció una serie de políticas para estimular a los zimbabwenses que viven en el exterior a que envíen remesas para fortalecer las reservas de divisas.
Además, anunció una devaluación de la moneda nacional de 39 por ciento. Un dólar estadounidense equivale ahora a 17.500 dólares zimbabwenses.
Mientras, un informe de la ONU condenó la semana pasada un programa de erradicación de asentamientos irregulares lanzado por el gobierno de Zimbabwe y denominado Operación Murambatsvina (término de la lengua indígena shona que significa sacar la basura).
El informe exhortó al gobierno de Mugabe a detener la iniciativa porque viola las leyes internacionales y podría afectar a unas dos millones de personas.
Creo que la exhortación (de la ONU) ayudará a que Sudáfrica tome una decisión sobre Zimbabwe, indicó Monyae.
El presidente sudafricano Thabo Mbeki ha sido criticado en varias ocasiones por su política de diplomacia tranquila hacia Harare.
Monyae también instó a Mauricio, país que ejerce actualmente la presidencia rotativa de la SADC, a fijar públicamente una postura frente a la situación en Zimbabwe.
Para Mashamba, los problemas zimbabwenses deben ser resueltos por los propios zimbabwenses, aunque también se necesita presión internacional. (