La trágica situación de la epidemia de sida en África acapara las atenciones de la investigación sobre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, relegando la realidad y los intereses de América Latina, se quejaron activistas de esta región.
Una prueba de esto fue la repercusión de un estudio que recomienda la circuncisión para reducir el contagio, presentado en la tercera Conferencia sobre Patogénesis y Tratamiento, de la Sociedad Internacional de Sida (IAS en siglas inglesas), realizada desde el domingo hasta el miércoles en Río de Janeiro.
La circuncisión para prevenir la transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) no responde a la realidad latinoamericana, al comportamiento sexual y la cultura de la región, dijo a IPS Dalva Pereira Lopes, integrante de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida.
El estudio, hecho por científicos franceses en Sudáfrica entre 2002 y 2005, comprendió a 3.274 hombres de 18 a 24 años en la nororiental provincia de Gauteng, donde 32 por ciento de la población es portadora de VIH. A la mitad de los jóvenes se les aplicó la circuncisión.
Concluido el plazo de 21 meses, en ese grupo sólo 18 habían contraído el virus, mientras en la otra mitad de jóvenes no circuncidados se hallaron 51 infectados.
La reducción de 65 por ciento se atribuye a varios factores. El retiro del prepucio disminuye la superficie del pene, reduciendo las heridas y su tiempo de cicatrización. Además, el prepucio tiene células que favorecen la absorción del VIH, según Bertrand Auvert, coautor del estudio.
Pero no quedó comprobada la eficacia del método, evaluó Lopes. El período de monitoreo fue muy corto y el índice menor de contagio de los circuncidados podría resultar de una mayor abstinencia sexual y de más cuidados preventivos tras la cirugía, argumentó.
Con todo, el estudio no ha sido todavía avalado por científicos ajenos al mismo y no es concluyente, admitieron sus promotores. Investigaciones similares se están llevando a cabo en otros lugares de África.
La circuncisión religiosa, parte de las tradiciones judía y musulmana, se practica en muchas comunidades africanas islámicas. África es, por lejos, el continente más afectado por la pandemia de sida.
La circuncisión es utilizada hace tiempo para reducir el riesgo de contagio de otras enfermedades de transmisión sexual, pero se requiere una comprobación más firme sobre su relación con el VIH. Además, este método es importante para África, no para América Latina, coincidió una coordinadora del Centro de Promoción de la Salud, Katia Braga Edmundo.
Ambas activistas participaron en una reunión del sector comunitario, de representantes de la sociedad civil y de personas con VIH, para evaluar los resultados presentados por la conferencia de la IAS.
El encuentro divulgó varios avances en medicamentos contra el sida y destacó cuestiones importantes, como la reinfección, cuyos efectos son más graves de lo que se imaginaba, señaló Edmundo.
Una persona seropositiva puede ser contagiada nuevamente por otro tipo de VIH, reforzando la resistencia de los virus y generando procesos complejos que dificultan el tratamiento, explicó.
Pero las investigaciones concentradas en África dejan de lado aspectos que interesan a América Latina, cuya población con VIH lleva más tiempo bajo terapias antirretrovirales —que reducen la cantidad de virus en el organismo y prolongan la vida— y soporta problemas específicos.
Por ejemplo, la cuestión de la lipodistrofia (acumulación de grasa en algunas partes del cuerpo) y la resistencia del VIH a los medicamentos, acotó Edmundo.
La conferencia, volcada a la comunidad científica, farmacéutica y médica, reunió a 5.500 investigadores, autoridades sanitarias, profesionales y personas con VIH/sida de 128 países.
En el encuentro fueron presentados mas de 1.400 trabajos científicos en unos 40 foros, simposios y reuniones plenarias.
Casi 40 millones de personas con VIH constituyen un desafío sin precedentes para la ciencia y las políticas públicas, afirmó Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida.
La epidemia se convirtió en un problema vinculado a la pobreza, ya que 95 por ciento de los nuevos casos surgen en los países pobres. La violencia sexual en las familias es otro factor principal de la diseminación del virus, sostuvo.
Pero ésa es otra visión basada sobre todo en la realidad africana, y quizás asiática, regiones donde la mujer vive una situación de mayor sumisión, incluso por razones religiosas, matizó Lopes.
En Brasil, el sida es también un problema de las capas más ricas de la población, lo cual da a pie a preguntas sobre la tendencia de esos sectores a ocultar y no notificar sus casos, dijo.
En la conferencia no se divulgaron avances de vacunas contra el VIH, observó Edmundo, quien lamentó también las escasas sesiones con traducción al portugués —pese a que el encuentro tuvo lugar en Brasil—, dificultando la participación de las personas interesadas y ajenas al mundo académico..
Las dos activistas destacaron la necesidad de intensificar la movilización social en la prevención y en el control de las políticas públicas de salud, y apoyaron la licencia compulsiva de patentes para la producción de medicamentos en Brasil.
El Ministerio de Salud brasileño negocia con la compañía farmacéutica estadounidense Abbott Laboratories un acuerdo para reducir el precio del medicamento Kaletra, uno de los 17 distribuidos a unas 160.000 personas con sida en este país.
El gobierno destina 400 millones de dólares anuales para adquirir los antirretrovirales, y 63 por ciento de esa suma es consumida por tres medicamentos muy caros por sus patentes, entre los cuales se encuentra el Kaletra.
Es una situación insoportable para cualquier sistema de salud, dijo, durante la conferencia de la IAS, el ministro de Salud, Saraiva Felipe. Sus palabras sonaron como una amenaza de quiebre de la patente del Kaletra, si no se acuerda con el laboratorio una fuerte rebaja del precio.
Pero no se debe olvidar la necesidad de ampliar el movimiento de prevención, según Lopes. En Brasil, el éxito del programa de distribución gratuita de medicamentos antirretrovirales produjo cierta comodidad, afirmó.
La población perdió el miedo al contagio ante los avances científicos que estimularon la visión de que el sida ya no mata, es una enfermedad crónica, debilitando la prevención, concluyó.