La creación de una policía moral islámica y las limitaciones a los derechos de las mujeres, incluidas en una ley aprobada por un parlamento provincial de Pakistán, reflejan el vigor del fundamentalismo en este país musulmán aliado de Estados Unidos.
La Ley Hasba, aprobada el 15 de este mes por el parlamento de la Provincia de la Frontera Noroccidental por 68 votos contra 34, desató honda preocupación entre los sectores más liberales de la sociedad pakistaní..
La norma aún no entró en vigor, pues resta la firma del presidente Pervez Musharraf, mientras el propio gobernador de la provincia, Khalilur Rehamn, manifestó su rechazo.
La iniciativa ha sido calificada de ley marcial de los mulás (clérigos de la rama chiita del Islam, mayoritaria en este país) y advirtieron que representa una talibanización, en alusión a Talibán, el movimiento fundamentalista que dominó el vecino Afganistán entre 1996 y 2001.
A través de la Fiscalía General, el gobierno de Musharraf solicitó a la Corte Suprema de Justicia que analice la constitucionalidad de la Ley Hasba, tanto en su formulación general como en sus disposiciones más específicas. Mientras tanto, la sanción presidencial seguirá pendiente.
Por su parte, el gobernador Rehamn advirtió que no admitirá la talibanización del territorio. Y el ministro del Interior, Aftab Ahmad Khan Sherpao, sostuvo que el gobierno no permitirá la abrogación de leyes basadas sobre el odio.
La iniciativa promovida por la islámica coalición Muttahida Majlis-e-Amal (MMA), mayoritaria en la legislatura de esta provincia fronteriza con Afganistán, establece la creación del cargo de mohtasib, especie de ombudsman al frente de un cuerpo policial con la función de asegurar el cumplimiento de los valores y códigos musulmanes.
De todos modos, la norma también procura poner fin al asesinato de mujeres en nombre del honor, a los matrimonios concertados mediante dote, a la mendicidad y al trabajo infantil.
La norma abrió una guerra de palabras entre Maulana Fazlur Rehman, el secretario general del principal partido de MMA Jammat-Ulema-Islam, y portavoces del gobierno de Musharraf.
MMA amenazó con lanzar protestas en todo el país si se presentan obstáculos en el proceso de sanción de la ley. El presidente de la alianza y líder del partido Jamaat-e-Islami, Qazi Hussein Ahmed, acusó a organizaciones no gubernamentales financiadas desde el extranjero de presionar contra el proyecto.
La ley, reminiscencia de las normas que solía imponer el régimen de Talibán en Afganistán, es objeto de intensas críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y feministas y de partidos políticos, a excepción, como es obvio, de MMA y de grupos aliados con esa coalición.
Si se aprueba, advierten sus críticos, el clima ya hostil hacia las mujeres, las minorías y las organizaciones no gubernamentales sólo podría empeorar. Y aquí ya existen leyes como la Ordenanza Hudood, que prevé de azotes a muerte por lapidación para las mujeres que tienen relaciones sexuales con otros que no sean sus maridos.
Mientras, las leyes contra la blasfemia han sido esgrimidas contra integrantes de minorías religiosas.
El jefe del gobierno ejecutivo de la Provincia de la Frontera Noroccidental, Akram Khan Durrani, consideró que los partidos de MMA recibieron en las elecciones de 2002 el mandato ciudadano de islamizar el gobierno y la sociedad.
Ya son notorias en la provincia actividades como la destrucción de carteles publicitarios que contienen imágenes femeninas, la prohibición de la música en el transporte público y del teatro. También quedó vedado a los periodistas hombres cubrir acontecimientos deportivos femeninos, y a los entrenadores trabajar con mujeres.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Asma Jehangir, dijo que temía nuevos ataques a miembros de organizaciones no gubernamentales por parte de fundamentalistas islámicos. Los activistas ya han recibido agresiones y hasta disparos.
Las escrituras musulmanas llamadas Hasba se refieren a inspectores a cargo de controlar que el público actúe de acuerdo con los criterios del Islam.
El presidente del comité central del Partido Popular de Pakistán, Sherry Rehman, dijo que la ley constituía un ataque frontal contra el país para desafiar la esencia del Estado.
El mohtasib tendría autoridad total para emitir directivas tendientes a reformar la sociedad de acuerdo con las enseñanzas del Islam con la fuerza de Hasba.
Un mohtasib será aun más poderoso que los jueces, dijo Nighat Kamdar, de AWARD, una organización de asistencia a mujeres portadoras de sida. La legislación serviría para invisibilizar a las mujeres, aseguró.
Según la Ley Hasba, el mohtasib estará por encima de la ley en todas las acciones que adopte de buena fe y en pro del interés público, las cuales serán inapelables.
El funcionario podrá realizar investigaciones sobre mala administración en cualquier oficina pública y sus subordinados tendrán la potestad de requerirles cualquier documento. Asimismo, el mohtasib podrá vigilar a los medios de comunicación.
Pero no podrá interferir en cuestiones vinculadas con la defensa y las fuerzas armadas.
Según Rehman, 27 de las facultades asignadas al mohtasib violarían directamente el derecho individual. Si MMA estuviera tan comprometido con su intolerante versión del Islam, el mohtasib también debería vigilar a los militares, ironizó.
La fuerza a cargo de este funcionario se asegurará de la observancia de valores islámicos como el decoro en instancias de oración, reprimirá el comportamiento indecente (según su propia definición) y desalentará los espectáculos, entretenimientos y negocios durante los ritos del viernes.
Para quienes se oponen a la Ley Hasba, la fuerza del mohtasib está pergeñada a imagen y semejanza de la Fuerza sobre el Vicio y la Virtud del Afganistán durante el régimen de Talibán y a la muttawa de Arabia Saudita.
El movimiento Talibán (estudiantes, en afgano) se formó en Pakistán durante la ocupación soviética de Afganistán (1979-1991), en las escuelas religiosas de las comunidades de exiliados. (