Muñecos, camisetas, sellos postales y viejas revistas de Memín Pinguín, niño negro protagonista de una historieta mexicana de los años 40, se venden por miles desde fines de junio, cuando el gobierno de Estados Unidos y activistas de los dos países señalaron el racismo implicado en el personaje.
Memín tiene una personalidad inocente y algo torpe y un aspecto físico similar al de un simio, con orejas y boca grandes y muy marcadas y nariz chata.
Ahora es estrella en portales comerciales de Internet y en oficinas postales que vendieron una serie de cinco sellos con su imagen. La editorial mexicana dueña de los derechos de la historieta lanzó una reedición con tal éxito que algunos de sus números se agotaron en menos de tres días.
Lo único que lograron las críticas es desatar una 'meminmanía' moderna, dijo a IPS el antropólogo Vicente Rivera.
En la historieta escrita entre 1945 y fines de los años 60, Memín se relaciona con niños blancos que son sus amigos, pero lo hacen objeto de todas sus bromas.
Memín nunca recibe ataques por ser negro, pero en una de las 300 tiras editadas, el personaje viaja a Estados Unidos, y allí conoce la discriminación: es golpeado por un empleado de un restaurante, lo que despierta la ira y la solidaridad de sus compañeros.
La meminmanía surgió luego de que el gobierno de Estados Unidos y activistas antirracistas pidieron a México que no distribuyera los sellos postales con el personaje, porque reproducía estereotipos.
Los estereotipos raciales son ofensivos sin importar su origen. El gobierno mexicano debe tenerlo en cuenta. Imágenes como éstas no tienen lugar en el mundo actual, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
El personaje es parte de la cultura mexicana y su impresión en una estampilla no tiene nada que ver con el racismo, respondió el gobierno de Vicente Fox, que sin embargo frenó el uso postal del sello y lo vendió sólo como curiosidad.
El incidente se sumó al rechazo que había despertado Fox en la comunidad afro-estadounidense a mediados de mayo, cuando dijo que los inmigrantes mexicanos en el país vecino están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer.
El presidente no se disculpó, pese a los reclamos de retractación. Dijo en cambio que había sido malinterpretado.
El Grupo Editorial Vid, dueño de los derechos de Memín, tiene en sus manos un jugoso negocio.
Antes de la emisión del sello, se distribuían unos 125.000 ejemplares semanales de la historieta creada por Yolanda Vargas Dulché en los años 40, y que ha vuelto a reimprimirse en varias ocasiones. La circulación actual es de 300.000 unidades.
Memín pronto estará en prendas de vestir y tazas, fundas plásticas e imágenes para teléfonos celulares, indicaron portavoces de Vid.
La serie de sellos de Memín se cotiza a 500 dólares en el sitio de Internet mexicano Mercadolibre, y las colecciones completas de las viejas revistas cuestan más de 1.500 dólares.
En puestos de venta callejera, Memín aparece en camisetas, carteles y un muñeco de peluche.
Yo estoy buscando al menos un cartel para comprarlo, pues Memín regresó al siglo XXI sacudiendo el debate, y eso hay que recordarlo, bromeó el antropólogo Rivera.
Para la organización no gubernamental México Negro, Memín Pinguín premia, celebra, tipifica y oficializa la visión distorsionada, burlona, estereotipada y reducida del pueblo negro en general.
Además de tener un fenotipo exagerado, proyecta el estereotipo tradicional del negro como el payaso eterno, indicó la organización en un comunicado.
Es necesario que Fox presente una disculpa por haber utilizado a un personaje estereotipado y racista en un sello postal, añadió.
Esa opinión no es generalizada en México, donde los afro-descendientes constituyen menos de dos por ciento de los 104 millones de habitantes.
La sociedad mexicana siente mucho afecto por Memín Pinguín, pues se trata de un símbolo cultural que nada tiene que ver con la agresión racial, así que incluso hay que realzar su presencia, dijo la presidenta del estatal Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sari Bermúdez.
En opinión de Gilberto Rincón, presidente del estatal Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, es erróneo creer que la serie postal sobre Memín constituya un acto de segregación o una forma de reforzar estereotipos contra personas afro-descendientes.
Se trata en realidad de un personaje que, en el discurso de la cultura popular de los años 40 en México, trataba de fomentar la solidaridad social, los valores familiares y cierto aprecio a las diferencias, opinó.
En una evaluación contemporánea, este personaje podría contemplarse atado a un lenguaje anacrónico, a una visión folclórica de la diversidad étnica y hasta a un discutible sentido del humor, pero en modo alguno a la estigmatización de un grupo étnico orientada a limitar sus derechos y oportunidades, apuntó.
Estas opiniones, las de académicos, activistas y las de los dos gobiernos animaron un debate que empuja poderosamente poderoso a la envejecida figura infantil de Memín.