Ya no serán los triunfos en los estadios los que salven de la crisis al fútbol profesional de Chile, sino la transacción de acciones de los clubes en el vetusto edificio de la Bolsa de Comercio, en pleno centro de la capital del país.
Colo-Colo, el más popular de los equipos chilenos, hace cuentas alegres tras el éxito de su debut bursátil, mientras el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup) amenaza con ir a la huelga e impedir que se jueguen los partidos previstos para el sábado 16 y el domingo 17 de este mes, en la primera fecha del denominado Torneo de Clausura de la Primera División.
Es la cara y sello en torno al deporte de más arraigo en este país, que muchos califican de semiprofesional en su gestión financiera, con déficits que se acumulan año a año y repercuten en atrasos sistemáticos en los pagos de sueldos a los jugadores y de las contribuciones para sus fondos de retiro.
Carlos Soto, presidente del Sifup, informó que hay nueve clubes de la serie A que tienen "deudas de arrastre", con un atraso promedio de dos meses en las remuneraciones. Entre ellos se encuentran la Universidad de Chile, que disputa a Colo-Colo el sitial de equipo más popular del país, y Cobreloa, campeón del Torneo de Clausura 2004.
Colo-Colo, con 23 títulos locales en su historial, respira tranquilo. Ya no está en el grupo de morosos y logró salir de la debacle financiera que en 2002 determinó la intervención del club por la Sindicatura de Quiebras.
El 24 de junio de 2005 pasó a ser otra fecha histórica para los albos, como se denomina a los colocolinos por el color de la camiseta del equipo, cuando la empresa Blanco y Negro SA inició la venta en la Bolsa de Comercio de 100 millones de acciones para la capitalización del club.
"Ha sido una de las operaciones bursátiles más exitosas de los últimos tiempos. Los títulos, valorados en 180 pesos (32 centavos de dólar) al iniciarse la subasta, subieron de inmediato a 240 pesos, y una semana después llegaron a transarse en 297 pesos", dijo a IPS Jaime Morgado, un analista del mercado de capitales.
Se calcula que las acciones colocadas por Blanco y Negro SA acumularon un alza de 57 por ciento respecto de su precio original. En apenas una semana, las ventas totalizaron 20 millones de dólares, equivalentes a 63 por ciento del valor de 31,7 millones de dólares fijado para el club en el mercado bursátil.
Con el aumento en la cotización de los títulos se elevó también la tasación del club. Blanco y Negro SA está en condiciones así de cancelar las deudas con los acreedores, que ascienden a unos 13 millones de dólares y emprender inversiones para potenciar el equipo y mejorar la infraestructura.
Cristián Varela, presidente de Colo-Colo y uno de los directores de Blanco y Negro SA, dijo a la revista electrónica The Moroso, especializada en economía, que la capitalización bursátil fue concebida como una fórmula para salvar al club sin enajenar sus activos, como el Estadio Monumental, situado en la comuna (municipio) de Macul, en Santiago.
"Es que la venta del recinto de Macul era romper con una historia, una tradición de la entidad que está repleta de logros deportivos. No hay que olvidar que el Monumental acogió el éxito futbolístico más grande de Chile", señaló Varela, aludiendo a la conquista por Colo-Colo en 1991 de la Copa Libertadores de América, el torneo de clubes más importante del continente.
Con los fondos recaudados se pudo contratar como gerente deportivo al croata Mirko Jozic, el director técnico que en 1991 dio al fútbol profesional chileno su única copa continental, quien a su vez formó un cuerpo de entrenadores con tres jugadores históricos del club, el argentino Ricardo Dabrowsky y los chilenos Jaime Pizarro y Leonardo Veliz.
Entre las inversiones a corto plazo está la modernización del Estadio Monumental, con el mejoramiento de sus accesos, instalaciones y servicios, y sobre todo con dispositivos de seguridad para neutralizar actos de violencia de las barras bravas y permitir que el fútbol vuelva a ser un espectáculo para toda la familia.
El parlamento aprobó este año un proyecto de ley presentado en 2002 y que entrará plenamente en vigencia en 2006, que posibilitará la transformación de los clubes de fútbol profesional en Sociedades Anónimas Deportivas, como un recurso para fiscalizar y hacer más eficiente la gestión.
En rigor, Colo-Colo no es una sociedad anónima, ya que permanece como una sociedad deportiva cuyos propietarios son los socios del club, los cuales autorizaron a la actual directiva a entregar la administración a Blanco y Negro SA como concesionaria.
Las sociedades anónimas deportivas tienen ya una larga trayectoria en Europa, con casos emblemáticos como el del Real Madrid en España, donde es controlada por los socios del club.
En cambio, en Inglaterra, las estructuras empresariales más abiertas posibilitan situaciones como la compra del club Chelsea por el magnate ruso Roman Abramovich o la adquisición de 98 por ciento de las acciones de Manchester United, la institución futbolística más rica del mundo, por el inversionista estadounidense Malcom Glazer.
En Italia, las acciones de los clubes se cotizan en bolsa, no obstante lo cual, grandes consorcios mantienen un férreo control de las principales entidades futbolísticas, como ocurre con el grupo automotor FIAT con Juventus o con el empresario de la televisión y primer ministro Silvio Berlusconi, propietario del Milan.
En América Latina hay numerosos casos de clubes cobijados en el alero de una empresa, pero la tónica es de una relación más bien solapada entre el fútbol y el capital, con magnates que financian equipos como mecenas o a través de auspicios publicitarios. Las creaciones de grupos de gestión, como ocurre con Racing de Argentina, son escasas.
La experiencia de Colo-Colo aparece como pionera en América del Sur en el campo de la capitalización bursátil, inaugurada en el mundo en octubre de 1983 con la llegada a la bolsa de valores de Londres de las acciones del club inglés Tottenham Hotspur.
Las opiniones en torno a la efectividad de las sociedades anónimas están divididas entre dirigentes y aficionados, porque, si bien se exigen gestiones administrativas y financieras más eficientes, no está garantizado que el éxito deportivo llegue de la mano de un equipo de gerentes.
Magallanes, uno de los equipos más antiguos del país, fundado en 1897, se transformó en 1999 en sociedad anónima. Luego, hicieron otro tanto Deportes Copiapó, de la ciudad del mismo nombre a 800 kilómetros al norte de Santiago, y los clubes Palestino y Santiago Morning, ambos de la capital chilena.
Con excepción de Palestino, los otros tres militan en la Primera División B o de ascenso, y si bien Santiago Morning tiene muy buenas posibilidades de subir a la serie de honor, Magallanes y Deportes Copiapó, en cambio, no han logrado combinar buena gestión con logros deportivos y permanecen en los últimos años en la parte baja de la tabla.
"La sociedad anónima no es una fórmula mágica. Aquí, como en todas partes, manda el mercado. Colo-Colo entró bien a la bolsa por la expectativa de ganancias futuras para quienes compran sus acciones, pero ese no es el caso de los clubes pequeños sin convocatoria masiva", dijo a IPS Sergio López, un antiguo seguidor de Magallanes.
"Yo soy hincha de un club, no de una empresa", señaló a su vez a IPS Tania Cevallos, una joven de 17 años, fanática de Universidad de Chile y activa integrante de la barra de "Los de Abajo", que rechaza terminantemente la posibilidad de que su club se transforme en una sociedad anónima.
Sin embargo, tras el éxito de Blanco y Negro SA en la colocación de títulos bursátiles de Colo-Colo, el presidente de la Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile (Corfuch), Lino Díaz, se plantea también la posibilidad de emitir acciones para cubrir el déficit del club, estimado en unos 19 millones de dólares.
El médico René Orozco, ex presidente de la Corfuch, es un tenaz opositor a "este negocio", como lo califica, y advierte que el día en que el club se transforme en sociedad anónima perderá su nombre, al diluir su vínculo de origen con la Universidad de Chile, el mayor plantel estatal de educación superior de este país.
Alcides Castro, más conocido como "Anarkía" y uno de los líderes de "Los de Abajo", se alineó con Orozco. "Compramos acciones de Colo-Colo para demostrar que las sociedades anónimas no respetan la identidad del club ni la pasión de los hinchas", dijo en la asamblea celebrada este mes por la Corfuch.
La capitalización bursátil de la Universidad de Chile interesa sobre todo a un grupo de empresarios vinculados al club, entre los cuales se cuenta al propio Díaz, así como a Marcos Kaplún, Carlos Heller y José Yuraszec.
Este último, actual dirigente de la derechista Unión Demócrata Independiente, fue funcionario de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) y tuvo un papel determinante en la privatización de las empresas de energía, convirtiéndose más tarde en el "zar de la electricidad" como alto ejecutivo y accionista de los nuevos consorcios privados.
El día 8, la Corte Suprema de Justicia ratificó el cobro de una multa del orden de los 150 millones de dólares a Yuraszec y a otros cinco ex ejecutivos del consorcio eléctrico Enersis, que en 1997 gestionaron su venta a Endesa-España con grandes utilidades para ellos mismos y perjudicando a los pequeños accionistas.
"Todos saben que Yuraszec no está bien en sus negocios", dijo diplomáticamente Orozco al cuestionar a los promotores de la capitalización bursátil de la Universidad de Chile.