España no es el país más industrializado del mundo, pero es de los que últimamente han dado una gran importancia a la cooperación para el desarrollo y está en condiciones de jugar un papel importante en el contexto internacional, señalan organizaciones de la sociedad civil.
El presidente de la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo de España (Congde), David Álvarez Rivas, dijo a IPS que con la llegada al gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero se ha registrado un cambio sensible.
Teniendo en cuenta esa sensibilidad y las acciones ya llevadas adelante, se plantea que España le dé un impulso especial al combate contra la pobreza, para intentar que se cumplan las llamadas metas del milenio e impulse a otros países, en especial a sus socios en la Unión Europea, a que lo hagan.
Zapatero dispuso apenas asumió al gobierno, en abril de 2004, una serie de medidas que explican esa reacción de las organizaciones no gubernamentales.
En primer lugar ordenó el inmediato regreso de las tropas que había enviado a Iraq su antecesor en el gobierno, José María Aznar, del centroderechista Partido Popular, en apoyo a la invasión ordenada en marzo de 2003 por el presidente estadounidense George W, Bush.
Paralelamente anunció su decisión de impulsar una alianza de civilizaciones para neutralizar o finalizar enfrentamientos ûarmados o no— motivados o justificados por argumentos religiosos. Esta alianza la planteó en septiembre de 2004 en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), foro que resolvió constituir un comité para llevarla adelante. En su país, Zapatero integró en su gabinete de trabajo como asesor en la materia a Máximo Cajal.
Este diplomático sobrevivió con graves heridas en enero de 1980 a la destrucción de la embajada española en Guatemala, que estaba a su cargo y que fue ocupada pacíficamente por un grupo de campesinos que reclamaban justicia. Al atacar el ejército, la policía y los paramilitares lo hicieron con fusiles lanzallamas, lo que ocasionó un incendio del que sólo se salvó Cajal.
Zapatero además cumplió su promesa de aumentar los fondos de la cooperación para el desarrollo.
Su gobierno aprobó un nuevo plan de cooperación en cuyo diseño participaron las organizaciones no gubernamentales (ONG), propuso canjear deuda externa por desarrollo y designó secretaria de Estado de Cooperación Internacional a Leire Pajín, una joven cooperante que hasta ese momento presidía el grupo Solidaridad Internacional.
Precisamente, Pajín volvió a planear el tema la semana pasada durante la reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre la Financiación al Desarrollo de la ONU. Allí reiteró el compromiso de España con el desarrollo sostenible y la lucha contra la pobreza, asegurando que también lo compartiría el resto de la Unión Europea.
Ese compromiso, indicó, debe incluir un aumento de los fondos al respecto, que ¡España se plantea llegar al 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) antes de 2015. Pero, a la vez, aumentar la calidad de la cooperación y apoyar medidas comerciales que permitan a los países menos desarrollados enfrentar el desafío de eliminar la pobreza en ese plazo.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio incluyen la reducción de la pobreza extrema y el hambre a la mitad, la educación primaria universal, la promoción de la igualdad de género, la reducción de la mortalidad materna en tres cuartos, de la mortalidad infantil en dos tercios, y el combate al sida, la malaria y otras enfermedades.
Las metas específicas deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.
Otro de los puntos destacados por el gobierno español se refiere a cambios en la manera de actuar de los organismos internacionales.
Esa nueva política tiene el apoyo de la población, según diversas encuestas y más de mil ONG, sindicatos, partidos políticos y asociaciones civiles y de la Iglesia Católica se unieron el domingo 3 en las calles de Madrid y otra veintena de ciudades españolas para exigir medidas urgentes contra la pobreza.
Todos apuntaban ante la reunión que este miércoles celebrará en Escocia el Grupo de los Ocho (G-8) de los países más poderosos, para tratar precisamente el tema de la pobreza.
Álvarez Rivas señaló a IPS que la pobreza es el genocidio sistemático más dramático de nuestro tiempo. Los países ricos tienen que tomar medidas definitivas y dejar las buenas palabras y los solemnes discursos que luego no se concretan.
Si el G-8, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, se limitase a emitir una declaración condenando la pobreza, pero evitase el compromiso específico de destinar más fondos para ello y de abrir el comercio para los países del Sur, habrá que volver a empezar, agregó.
Y para ello, prosiguió, España debe arriesgarse y asumir el liderazgo del movimiento contra la pobreza, primero para lograr el compromiso de todos los países de la Unión Europea (UE) y con esa fuerza plantearlo en el terreno internacional, no sólo ante naciones como Estados Unidos sino también con medidas concretas en la ONU.
Ese planteamiento de Álvarez Rivas sintoniza con el Llamamiento Mundial contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés), que exigió al G-8 una respuesta definitiva y eficaz en su reunión de Edimburgo, Escocia, y de manera urgente que se duplique la ayuda al desarrollo y se cancele el 100 por ciento de la deuda de los 62 países pobres más endeudados.
El GCAP está formado por miles de ONG que en conjunto agrupan a más de 150 millones de personas en unos 70 países.
Según Álvarez Rivas, la cooperación de los países más industrializados no deberá estar condicionada a que los receptores de la ayuda cumplan políticas económicas impuestas por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que incluyen privatizaciones, desregulaciones, liberalizaciones y disciplina fiscal.
Porque, subrayó, la ayuda debe estar desligada de los intereses comerciales y financieros de los países donantes.
Las manifestaciones realizadas el fin de semana en España tuvieron el color blanco como símbolo.
Así, muchos de los manifestantes asistieron vestidos de blanco y en Madrid una bandera de 50 metros de largo, con ocho bandas blancas, fue llevada por representantes de las ONG bajo el lema Pobreza cero, sin excusas.
La Congde destacó que, si para 2015 no cambian las cosas, morirán 45 millones de niños y niñas, 247 millones de personas en África Subsahariana sobrevivirán con menos de un dólar al día y seguirán sin escolarizar 97 millones de menores, 57 millones de los cuales serán niñas.