El rebrote de la violencia en la sudoccidental ciudad somalí de Baidoa retrasó una vez más el plan del presidente Abdullahi Yusuf Ahmed, exiliado en Kenia por razones de seguridad, de trasladar el gobierno a su país, y no hay perspectivas de que la situación mejore a corto plazo.
La otra opción que tiene Yusuf Ahmed es instalarse en Jowhar, una localidad ubicada unos 90 kilómetros al noroeste de Mogadiscio, la capital somalí.
La mayoría de los 275 miembros del Parlamento ûtambién exiliado en Nairobi— aprobaron semanas atrás el plan de traslado del gobierno de Yusuf Ahmed a cualquiera de esas dos localidades, con la condición de que se instale a su vez una pequeña oficina representativa en Mogadiscio. Pero la violencia volvió a detener los progresos políticos.
La oficina del presidente será trasladada a Somalia lo antes posible, aseguró el portavoz gubernamental, Yusuf Baribari.
Los debates en el Parlamento por el lugar donde debía ser instalado el gobierno tuvieron momentos de alta tensión. Algunos legisladores llegaron incluso a enfrentarse a golpes de puño y atacarse con sillas.
Yusuf Ahmed no cuenta con apoyo popular en Mogadiscio, actualmente controlada por milicias ilegales, y por ello prefiere instalarse en Baidoa o Jowhar, hasta que esos grupos sean desarmados y se restablezca la seguridad.
Pero esto no es compartido por algunos miembros del Parlamento, sobre todo los procedentes de la capital. Los legisladores piden que el gobierno se instale en Mogadiscio, como está establecido en la Constitución de transición.
El gobierno de transición fue instalado en Nairobi a comienzos de este año, debido a los persistentes problemas de inseguridad en el país del Cuerno de África.
Las gestiones para su traslado a territorio somalí marchaban con relativo éxito hasta la semana pasada, cuando estallaron los enfrentamientos en Baidoa, en los que murieron 13 personas y otras 29 resultaron heridas.
Lamentamos lo que ocurrió. Instamos a las partes involucradas a que se abstengan de futuras acciones, en especial por el costo de vidas humanas, dijo Baribari a periodistas en Nairobi.
Aquellos que están en contra del plan de traslado se oponen a la paz y en particular a la seguridad de la sociedad somalí. Es lamentable que después de 14 años de guerra, todavía haya más pérdidas de vidas. Es verdaderamente lamentable, añadió.
Somalia, antigua colonia italiana, está en guerra civil desde 1991, cuando distintas facciones derrocaron al dictador Mohammed Siad Barre para luego enredarse en luchas intestinas.
La provincia nororiental de Puntland declaró su autonomía en 1998, y la septentrional Somalilandia, ex colonia británica anexada por Mogadiscio en 1960, declaró su independencia en 1991, aunque no fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los clanes Hawiye, Digle-Mirifle, Dir y Darod luchan entre sí, y hay un quinto clan formado por 14 grupos minoritarios.
La guerra civil dejó más de 300.000 muertos, según agencias humanitarias. La intervención de la ONU se produjo entre 1992 y 1995.
Los combates en Baidoa, controlada por el legislador Mohammed Ibrahim Habsade, estallaron luego de una serie de ataques perpetrados por las fuerzas leales a los ministros Aden Madobe y Hassan Mohammed Nur Shatigadud, defensores de la intención de Yusuf Ahmed de ubicar sus oficinas en esa localidad.
Habsade prefiere que el gobierno sea trasladado a Mogadiscio, pues teme perder autoridad en Baidoa si Yusuf Ahmed se hace presente. Esto se debe a que la localidad está cerca de la frontera con Etiopía, desde donde se presume que el mandatario ha recibido apoyo de simpatizantes, incluyendo envíos de armas.
No es la primera vez que Etiopía aparece mezclada en los problemas internos de Somalia. El mes pasado, 10 ministros y legisladores somalíes acusaron al gobierno etíope de colaborar con las milicias en Baidoa.
Consideramos que estas acciones del gobierno etíope son ilegales. Llamamos a la comunidad internacional, en particular al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, a presionar a Etiopía para que, de una vez por todas, detenga sus agresiones a la población somalí, dijo el parlamentario Abdalla Haji Ali.
Pero las autoridades etíopes negaron las acusaciones.
Esas afirmaciones no tienen fundamento. Estuvimos involucrados en el proceso de paz para Somalia por mucho tiempo. No tendría sentido trabajar para lograr la paz y luego causar una nueva guerra. No hay manera de que nosotros estemos involucrados en las escaramuzas, dijo a IPS el enviado especial de Etiopía al proceso de paz somalí, AbdulAziz Ahmed.
Las conversaciones de paz sobre Somalia comenzaron en 2002 en Kenia, con el auspicio de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), bloque regional integrado por Djibouti, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán, y Uganda. La IGAD fue clave para la creación del gobierno de transición.
Mientras, Yusuf Ahmed gestiona ante la Unión Africana el despliegue de un nuevo contingente internacional, que le permita restablecer la paz y cumplir el sueño de instalar el gobierno en su propio país.