La reducción del cociente intelectual infantil en India desde que se levantó hace seis años la prohibición de la venta de sal no yodada llevó a las autoridades a reinstaurar esa interdicción.
Los productores de sal tienen un plazo de dos meses para volver a producir únicamente sal yodada, anunció el ministro de Salud y Bienestar Familiar, Anbumani Ramadoss, en una conferencia en Nueva Delhi sobre trastornos causados por la deficiencia de yodo.
Expertos en esos trastornos destacaron que la decisión de Ramadoss, anunciada el miércoles, representó la mayor reversión de las políticas de salud pública introducidas por el gobierno del derechista Bharatiya Janata Party (BJP), derrotado en las urnas en mayo de 2004.
Sabemos que el gobierno del BJP estaba bajo presión de la industria para levantar la prohibición y así lo hizo, a sabiendas de que la medida revertiría los logros de un programa de salud aclamado internacionalmente para erradicar los trastornos por deficiencia de yodo mediante una solución simple y económica, pero eficaz, declaró a IPS el médico endocrinólogo N. Kochupillai.
La deficiencia de yodo se produce cuando el suelo contiene un bajo nivel de ese mineral, lo que hace que su concentración en los alimentos sea baja y su ingesta en la población insuficiente. Cuando no se aporta la cantidad necesaria de yodo, la glándula tiroides puede volverse incapaz de sintetizar hormonas tiroideas en cantidad suficiente.
La carencia de yodo es responsable no sólo de la extensión del bocio y del cretinismo endémicos, sino también del retraso en el crecimiento físico y en el desarrollo intelectual, y de una variedad de condiciones que se denominan en conjunto trastornos por carencia de yodo.
En muchas áreas de América Latina, Asia y África, la deficiencia de yodo es causa importante de retardo mental e incapacidad en los niños para el desarrollo pleno de su potencial psicológico. También se asocia con mayores tasas de pérdidas fetales (incluso abortos espontáneos y mortinatos), sordomudez, ciertos defectos congénitos y anomalías neurológicas.
Con el fin de prevenir y controlar la carencia de yodo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la yodación universal de la sal y el uso de sal yodada para el consumo humano y animal.
Bajo la dirección de la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), esta estrategia se ha aplicado con éxito en la mayoría de los países donde la carencia de yodo constituye un problema de salud pública.
India fue pionera en el esfuerzo mundial de yodización de la sal, a partir de investigaciones que demostraron en la década de 1950 el vínculo entre la alta prevalencia de cretinismo en las zonas subhimalayas de India, Nepal y Bangladesh y el bajo nivel de yodo en el suelo.
Pronto se descubrió que la adición de una pequeña dosis de yodo a la sal de mesa podía prevenir millones de casos de discapacidad física y mental en Asia meridional, pero la iniciativa generó oposición en la industria casera de la sal, históricamente respaldada por el líder independentista Mahatma Gandhi en su lucha contra los impuestos coloniales británicos.
La industria artesanal de la sal debe su ventaja comercial a sus precios más convenientes. Un kilo de sal casera cuesta un tercio que un kilo de sal de marca.
Precisamente, son los indios que viven por debajo de la línea de pobreza (40 por ciento de la población) y con deficiencias nutricionales los que adquieren la sal no yodada, más barata, y sufren las consecuencias.
Por esa razón, Kochupillai y sus colegas del departamento de endocrinología del Instituto de Ciencias Médicas de Toda India, C.S. Pandav y M.G. Karmakar, se opusieron radicalmente en 1999 al levantamiento de la prohibición de la venta de sal no yodada, pero no tuvieron éxito.
Seis años después, se hizo evidente que los expertos tenían razón en sus advertencias. Datos no publicados demuestran la reducción del cociente intelectual promedio entre niños en edad escolar pertenecientes a hogares que usan sal no yodada.
Pronto publicaremos los resultados de estudios científicos que vinculan irrefutablemente la reducción del cociente intelectual infantil con el uso de sal no yodada, anunció Kochupillai.
Estudios presentados en febrero en un taller del Programa Nacional de Control de Trastornos por Deficiencia de Yodo demostraron que la disponibilidad de sal yodada para las familias cayó de 49 por ciento en 1999 a 37 por ciento en 2003 como resultado del levantamiento de la prohibición.
Esto llevó al asesor regional de la OMS sobre nutrición, Rukhsana Haider, a comentar en el taller (coorganizado con Unicef) que India había pasado de ser un país líder en la lucha contra los trastornos por deficiencia de yodo a estar por detrás de países que se unieron al esfuerzo mucho después.
Según un estudio del Colegio Médico Gubernamental de la ciudad de Baroda, en el estado de Gujarat, menos de 13,5 por ciento de los residentes del distrito de Vadorara consumen sal yodada y al menos siete por ciento sufre algún trastorno por deficiencia de yodo.
La campaña mundial por la yodización de la sal llegó a su pico en 1990, cuando 70 jefes de Estado se reunieron en Nueva York para la Cumbre Mundial de la Infancia y prometieron eliminar los trastornos por deficiencia de yodo antes de 2000.
La yodización de la sal fue identificada como la principal medida de intervención, y para 1998, más de 170 países se habían comprometido a implementarla. Varios gobiernos ofrecieron recursos de su presupuesto para ese fin.
Según informes de Unicef, al menos 68 por ciento de los hogares de todo el mundo tienen acceso hoy en día a la sal yodada, y 45 países han alcanzado una cobertura superior a 75 por ciento.
El éxito con la campaña de yodización de la sal dio confianza a los gobiernos para atacar otros problemas de salud provocados por la deficiencia de otros minerales a través del agregado de esas sustancias a la sal, como el hierro. (