SALUD-CHILE: La pesada carga del bicentenario

Chile muestra los más altos indicadores de obesidad en escolares de América Latina, con tasas similares a las de Estados Unidos, y, de continuar esta tendencia, en cinco años más seis de cada 10 de sus habitantes sufrirán esta enfermedad o tendrán sobrepeso.

Entes gubernamentales, médicos y académicos que promueven programas para inculcar estilos de vida saludables a la población alertan de la ”epidemia del bicentenario”, como la llama el Instituto Nacional de Tecnología de los Alimentos (INTA) en referencia a ese aniversario como país independiente que dentro de un lustro celebrará Chile.

En 2010, Chile deberá cargar con nueve millones de habitantes con obesidad o sobrepeso. Según proyecciones del INTA, habrá unos 4,3 millones de obesos, distribuidos en 2,7 millones de adultos, 1,3 millones de niños y niñas y el resto ancianos. A su vez, con sobrepeso habrá 4,7 millones de personas.

En los años 60 existía en Chile una alta mortalidad infantil y materna, con gran incidencia de infecciones y desnutrición, pero a partir de los años 90 predominan las afecciones crónicas no transmisibles y los accidentes. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte.

En cifras del Ministerio de Salud de Chile, 7,5 por ciento de los niños y niñas menores de seis años son obesos, al igual que 14 por ciento de los adolescentes. En los adultos, 50 a 60 por ciento tienen sobrepeso, y, entre ellos, uno de cada tres adultos sufre de obesidad.

”Comparados con nuestro referente en nutrición, que es Estados Unidos, allá la obesidad afecta entre 10 y 12 por ciento de los menores de seis años. Pero vamos por sobre la realidad de países de América Latina”, explicó a IPS el médico Tito Pizarro, jefe del Departamento de Nutrición del Ministerio de Salud.

Datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que en Brasil la prevalencia de sobrepeso y obesidad disminuyó en los niños de ocho a cinco por ciento entre 1975 y 1996, pero aumentó en los adultos.

Por su parte en Argentina, los menores de seis años con problemas nutricionales por sobrepeso llegaban en 2995 a un promedio de 5,4 por ciento en zonas rurales y a 16,3 por ciento en áreas urbanas.

También en 1995, la cantidad de mujeres colombianas de entre 15 y 49 años con sobrepeso fue equivalente a 31 por ciento, y con obesidad a nueve por ciento. La población femenina de ese país con sobrepeso creció a 41 por ciento en 2000.

El único estudio realizado en adolescentes en Ecuador reveló que en 1994 el sobrepeso y la obesidad afectaban a 10 por ciento de ese segmento demográfico, con índices mayores en las mujeres y en la región de la costa del océano Pacífico.

A su vez, una encuesta entre escolares mexicanos de entre cinco y 11 años mostró en 1999 altas tasas de sobrepeso, obesidad y retardo del crecimiento.

El sobrepeso y la obesidad en mujeres en edad fértil aumentaron respecto de las cifras de la anterior encuesta, de 1988, en ese mismo país norteamericano.

Por último en Perú el sobrepeso y la obesidad alcanzaron en 1996 a 35 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años y a nueve por ciento en niños menores de cinco años.

”Las mujeres tienen más riesgo de obesidad que los hombres, en casi todos los grupos etarios. También los más pobres presentan mayor tendencia a la obesidad, especialmente, la obesidad mórbida”, señaló Pizarro a IPS.

A juicio del experto, una de las razones del incremento de la obesidad en Chile se debe a que la población es muy sedentaria, ”más de 90 por ciento de las personas tiene muy poca actividad física, va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, se moviliza en transporte, su trabajo lo realiza sentado y en casa consume mucha televisión”

Pizarro califica a la obesidad como una ”epidemia silente que afecta al mundo entero, donde los factores alimentarios determinan una menor calidad de vida y mayor mortalidad. Los países más desarrollados hoy día están dejando de crecer en años de vida por la obesidad”, recalcó.

El Ministerio de Salud de Chile tiene una población infantil cautiva para su seguimiento, que se controla en los consultorios públicos y privados. Gracias a ello, ”los programas de salud han funcionando estabilizando el avance de la obesidad desde hace tres años”, sostuvo el especialista.

”En el mundo entero, los tratamientos de la obesidad no son muy buenos y fracasan porque a la gente le cuesta bajar de peso y cambiar a estilos de vida saludables”, comentó.

¿Cuál es el costo de la obesidad en Chile? ”Nadie lo tiene dimensionado, porque existen muchas variables en lo que significa el tratamiento, mala calidad de vida, enfermedades como la diabetes, hipertensión, problemas osteomusculares y problemas de licencias (laborales)”, respondió el funcionario ministerial.

”No hay estudios serios que aseguren los costos de la obesidad, pero sí puedo afirmar que, en términos de salud pública, es la categoría que más gasta después del tabaco”, subrayó.

”La obesidad no es un problema sólo de salud, es un problema cultural que tiene que ver con cómo nos organizamos como sociedad, como país, en las ciudades, en el trabajo para tener un mejor desarrollo vinculado a conceptos saludables”, puntualizó Pizarro.

Por su parte, Raquel Barros, médico endocrinóloga y especialista en obesidad infantil del INTA, dijo a IPS que ”este aumento dramático de la obesidad entre 1985 y 2000 está muy asociado a nuestro modelo de desarrollo económico, que trajo apareado un tremendo desarrollo tecnológico, donde los niños se trasladan a sus colegios en vehículos y hay más acceso a la televisión y a los computadores”.

El crecimiento de la industria de alimentos ”nos permitió acceder a comidas con una alta densidad calórica, fáciles de consumir, que no necesitan mayor preparación, facilitando la labor de la mujer que trabaja”, añadió Barros.

En los niños, la prolongación de la jornada escolar sin aumentar las horas destinadas a actividades físicas y su exposición a alimentos de los quioscos, incrementa la ingesta de grasas saturadas, azúcares y calorías, indicó la experta.

Según la endocrinóloga, la diferencia de Chile con países como Perú o Bolivia está en que ”en ellos la obesidad convive con la desnutrición. Tenemos semejanzas con Uruguay y con Argentina, pese a que, con la crisis que ellos pasaron (entre 1998 y 2002) apareció un poco del déficit nutricional”.

Marcela Taibo, encargada de Obesidad y Mapa Nutricional de la estatal Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, precisó a IPS que en Chile ”los adultos se nos están muriendo por enfermedades relacionadas con la alimentación, y esto viene desde cuando el niño es destetado y empieza alimentarse en forma normal”.

”La obesidad cruza por toda la población, no es exclusiva de los escolares, también se encuentra en menores de seis años, embarazadas, adultos y adultos mayores”, sentenció.

Un proyecto de alimentación saludable aplicado en conjunto con FAO durante dos meses en escuelas públicas concluyó que ”las escuelas intervenidas, en comparación con las escuelas que no trabajaron con el modelo educativo, redujeron su prevalencia de obesidad de 15 a 13 por ciento y aumentaron el consumo de lácteos”, explicó la profesional.

Ester Maldonado, una empleada pública administrativa de 51 años que pesa 96 kilogramos, reconoce sus limitaciones físicas. ”Me canso muchísimo, me duele la columna y se me hinchan los pies hacia el final del día”, confesó a IPS.

Su hijo, Patricio, de 16 años, ya pesa 83 kilogramos. ”Casi no puedo hacer educación física en el colegio y mis compañeros me aíslan y se burlan de mi apariencia física. Eso me produce mucha rabia y como más todavía”, contó.

Alex Escalona, cirujano del hospital Clínico de la Universidad Católica, señaló que cinco por ciento de los obesos chilenos tiene obesidad mórbida.

”Esas son cifras muy comparables al mundo industrializado. Chile ha sido uno de los países en que la obesidad infantil y adolescente ha crecido a una velocidad de las más grandes en el mundo y eso es lo grave”, explicó a IPS.

Para Escalona, ”en cinco, 10 o 20 años más, esos niños obesos serán adolescentes y adultos obesos. Es una bomba de tiempo que, en unos años más, será un problema cada vez más difícil de tratar”.(

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