La Unión Europea (UE) es un actor fundamental en los esfuerzos para acabar con la mutilación genital femenina, una práctica que aún atenta contra la integridad física de millones de mujeres en todo el mundo, señalaron europarlamentarios y agencias internacionales.
Miembros del Parlamento Europeo y representantes del Grupo de Trabajo de Donantes sobre Mutilación Genital Femenina, una red de agencias públicas y privadas internacionales, instaron a la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, a incrementar su respaldo financiero a las campañas contra la mal llamada circuncisión femenina.
Reunidos esta semana en Bruselas, los representantes del Grupo, integrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre otros, renovaron su compromiso de combatir esta práctica.
Mientras, al participar de un seminario el miércoles en Bruselas sobre mutilación genital femenina, la ex comisaria de Ayuda Humanitaria de la UE y ahora europarlamentaria Emma Bonino llamó a tener cero tolerancia con esta violación a la integridad física de millones de mujeres.
Necesitamos coordinar acciones y un firme compromiso de los políticos, legisladores, representantes de la sociedad civil, médicos, medios de prensa y líderes religiosos para eliminar la mutilación genital femenina, afirmó.
Al principio la Comisión Europea apoyaba nuestra campaña, pero no pasó nada por un largo tiempo. Aprendimos a hacer política con poco dinero, pero es imposible hacer política sin nada de dinero. Llamamos a las instituciones europeas a asumir su responsabilidad, señaló.
La práctica, que en muchos países africanos es considerada un rito de iniciación en la edad adulta, consiste en la extirpación total o parcial del clítoris, en general sin anestesia y en pésimas condiciones sanitarias.
En algunas regiones, también se realiza la infibulación, que consiste en cercenar los labios menores y mayores y suturar gran parte del orificio vaginal, dejando apenas una pequeña apertura para la salida del flujo menstrual. En el primer coito, esa sutura es desgarrada.
Buena parte de las mujeres mutiladas padecen fusión labial, quistes y dolor durante el coito, problemas que suelen permanecer sin diagnóstico ni tratamiento durante años. Además, muchas niñas mueren poco después del procedimiento debido a hemorragias incontrolables o infecciones.
La operación es realizada por parteras tradicionales y barberos de la salud, con instrumentos toscos.
De 120 a 130 millones de mujeres en 28 países han sido mutiladas, según Unicef. La mayor parte de estas víctimas viven en África, pero hay un creciente número en Asia sudoriental, América del Norte, Australia y Europa.
El apoyo de la UE es clave para los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales en países donde aún se practica esa mutilación, dijo a IPS Laura Katzive, del Centro por los Derechos Reproductivos, con sede en Nueva York.
Pueden proveer asistencia financiera y técnica a las organizaciones que trabajan para persuadir a los gobiernos a que detengan la mutilación genital femenina y promuevan la igualdad de género, afirmó.
Katzive también subrayó la importancia de realizar campañas de información sobre los efectos irreversibles de esta práctica en la salud de las mujeres.
Por su parte, Bonino señaló la importancia de la ratificación del Protocolo de Maputo, adoptado por la Unión Africana en la capital de Mozambique en 2003 para defender los derechos de las mujeres, en el que los Estados firmantes se comprometieron a condenar y prohibir toda forma de mutilación femenina, así como a asistir a las víctimas y proteger a las mujeres en riesgo.
Sin embargo, hasta ahora sólo seis de los 33 países firmantes han ratificado el Protocolo, y se necesita la ratificación de al menos 15 para que entre en vigor.
En la reunión de Bruselas, el Grupo de Trabajo de Donantes sobre Mutilación Genital Femenina identificó a algunos países donde el problema es más grave y necesitan medidas urgentes. La lista está integrada por Burkina Faso, Djibouti, Gambia, Kenia, Malí, Senegal, Somalia y Sudán.
Expertos también señalaron que esta práctica va en contra de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fijados por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en una sesión especial en septiembre de 2000.
Algunas de esas metas son garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la proporción de población de indigentes, de hambrientos y de personas sin acceso a agua potable.
Las metas de lograr igualdad de género y mejorar la salud materna son amenazadas por la continua práctica de la mutilación genital femenina. Este problema debe ser tratado por los programas sociales y sanitarios de los gobiernos y estar en la agenda de desarrollo de la UE, sostuvo el director de Salud Reproductiva y Población de la OMS, Doyin Oluwole.
Por su parte, Karin Landgren, de Unicef, subrayó la necesidad de una mayor compromiso político.
Necesitamos que los gobiernos se comprometan a luchar contra la mutilación femenina. Hacen falta leyes, una discusión abierta, mejor educación y un mayor acceso a los servicios básicos, señaló.