MUJERES: Emprendedoras, del campo al mundo

Elbe ”Beba” Luberto tenía una vida hecha en el campo uruguayo: tres hijos, cinco nietos y una casa a la que dedicaba todo su tiempo. Pero eso cambió por completo cuando creó hace 18 años una cooperativa agrícola con otras mujeres de la zona.

El horizonte verde del meridional departamento de Canelones limitaba su rutina. Había poco más allá. Pero el nuevo proyecto y la fortaleza personal que mantuvo incluso luego de la muerte de su esposo, abrieron para ella y sus compañeras otras perspectivas.

Estas mujeres no estuvieron dispuestas a quedarse de brazos cruzados cuando colapsó en los años 90 la producción de remolacha azucarera en la localidad de Tapia, a 80 kilómetros de Montevideo, que dejó a muchos hombres trabajadores sin empleo.

Ante la adversidad, entendieron que debían reconvertir las granjas de la zona y buscar un ingreso propio. Optaron por fundar la cooperativa Calmañana, en la que producen hierbas aromáticas y frutas orgánicas secas.

”Las mujeres rurales hoy trabajamos la hierba pero además tenemos la responsabilidad de la casa, los hijos. Tenemos que hacerlo para lograr un ingreso más a la familia, y con mucho sacrificio. Nosotros hemos crecido con mucho sacrificio, en el medio rural y alejados de todo”, dijo Luberto a IPS.

Calmañana, hoy integrada por 25 mujeres, fue pionera en Uruguay en la producción orgánica, libre de agroquímicos. Sus productos, bajo la marca CampoClaro, se venden en supermercados locales y se han exportado a España e Italia.

Ahora esperan extender más su horizonte gracias a la internacional Red de Mujeres Emprendedoras Winner.

Esta red, creada por la Asociación Internacional Devnet, que desarrolla programas en el área de información tecnológica, comercial y de negocios, el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), busca promover la relación entre comunidades de mujeres productoras de diversas zonas del mundo.

Winner, financiada por el gobierno de Italia, incluye tanto a empresas como a organizaciones o fundaciones de mujeres, explicó la coordinadora en Uruguay, María de los Ángeles Torres, al lanzar este jueves en Montevideo la nueva fase de expansión de la red, con la instalación de nuevas oficinas en varios países de América Latina.

La red también ofrece cursos de gestión empresarial, comercio internacional y nuevas tecnologías, a través de actividades presenciales o a distancia, por Internet, indicó.

En el acto de lanzamiento estuvieron presentes el ministro de Industria y Energía de Uruguay, Jorge Lepra, y el representante residente del PNUD en Uruguay, Pablo Mandeville.

Winner nació como proyecto piloto en 1999, entonces sólo con la participación de Albania, Ecuador, Filipinas, Nepal y Rumania. Luego se fueron sumando más naciones de todos los continentes.

Actualmente hay unas 7.000 empresas anotadas y 4.000 oportunidades de negocios colocadas, así como una red de oficinas de apoyo en distintos puntos del planeta.

En el sitio en Internet de Winner (www.winnernet.org), se ofrecen intercambios y negocios de toda clase de rubros: alimentos, marroquinería, programas de computación, artesanías, hierbas medicinales, flores, semillas, productos químicos, insumos para confecciones, gestión de recursos humanos y vestimenta.

”Es muy común que la mujer que se inicia en un negocio pequeño buscando una salida económica o una solución puntual a su vida, a algún problema que se le plantea, sufra aislamiento. Entonces, la experiencia fundamental de esto es el trabajo en red, el trabajo interactivo”, dijo Torres a IPS.

”Tenemos que capacitarlas, hacerles ver que es posible salir de su país, de pronto a través de un sitio web”, añadió.

Esto es justamente lo que necesitaba Luberto. ”Comenzamos a trabajar juntas para hacer algo como mujeres. Queríamos que el sistema de vida cambiara. La mujer rural está muy apartada, como estábamos nosotras. Queríamos tener intercambio de ideas con otras mujeres”, dijo a IPS.

El portal de Winner brinda información para la toma de decisiones en negocios, como datos sobre créditos, cifras estadísticas, legislaciones, noticias de interés para las mujeres empresarias, experiencias de otros países y documentos en general.

”Para las mujeres, la cultura del emprendimiento se construye a partir de una identificación lúcida de alternativas específicas para combatir el desempleo, la discriminación de género, la pobreza y la desigualdad. Es una herramienta de cambio social y cultural, porque es capaz de inspirar a muchas otras mujeres”, sostuvo Mandeville este jueves.

Los panelistas subrayaron que iniciativas como éstas promueven la igualdad de género, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, acordados por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2000.

Esas metas se proponen que en 2015 la proporción de población mundial indigente y hambrienta sea la mitad que en 1990, la educación primaria sea universal y se haya logrado un avance sustancial en la lucha contra el sida y otras enfermedades.

El tercero de los ocho objetivos es la promoción de la igualdad de género en la educación y el empoderamiento de la mujer.

Aunque ésta es la única meta que lo menciona específicamente, funcionarios de la ONU señalan que todas deben incorporar la perspectiva de género para poder concretarse.

La cooperativa agrícola Calmañana se acercó a Winner a través de la Red de Educación Popular Entre Mujeres (Repem), que organiza un concurso en ocho países de América Latina para premiar a mujeres emprendedoras.

”Es muy importante todo lo que se pueda hacer con este vínculo inter-institucional, porque de esta articulación se benefician las emprendedoras, que muchas veces están solas, aisladas, en lugares muy distantes o en pequeños pueblos”, dijo a IPS Iliana Pereira Sarti, de Repem.

”La actividad de la microempresa demanda mucha dedicación, y a la mujer se le suma además el papel tradicional del cuidado de la casa y la atención del hogar. Por eso, todo lo que sea salir afuera, los contactos, los vínculos, son una enorme dificultad, y eso va en contra del éxito de la empresa”, añadió.

Luberto ganó el premio de Repem y pudo viajar a Caracas, donde conoció a las otras siete ganadoras de diferentes países latinoamericanos. Allí comprobó que, más allá de Tapia, las realidades no eran tan diferentes.

”Fue muy bueno tener ese intercambio de ideas con mujeres de otros países. Entendí que los problemas de las mujeres de lugares remotos del mundo son iguales a los nuestros”, concluyó.

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