Estados Unidos quiere dar más participación en la toma de decisiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) a las crecientes potencias económicas de Asia para evitar que éstas se hagan aun más independientes del organismo multilateral, indicaron analistas.
Si esos países crecen fuertemente y hacen cada vez más contribuciones a la economía mundial, entonces debe reflejarse en su posición dentro el FMI, dijo el subsecretario interino del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Randall Quarles, en una declaración al Congreso legislativo esta semana.
Esto es vital para mantener la buena voluntad de los países miembro, de los cuales depende el FMI para hacer sus préstamos y para preservar su papel central en el sistema financiero mundial, añadió.
Quarles hizo estas declaraciones luego de que varios gobiernos del Sur en desarrollo, sobre todo de Asia, se quejaron en los últimos meses de que la mala representación de la comunidad internacional en el FMI y en su institución hermana, el Banco Mundial, socava la legitimidad y efectividad de sus políticas.
Además, criticaron el desequilibrio de poderes en los organismos, controlados por naciones industrializadas del Norte pero con programas destinados en su gran mayoría a países del Sur en desarrollo.
Varios países asiáticos están acumulando grandes cantidades de reservas monetarias, lo que les permite poco a poco independizarse de los préstamos del FMI, en los que Estados Unidos, como mayor accionista, impone condiciones y exige políticas económicas que favorecen a sus corporaciones internacionales.
Actualmente, los países de Asia Pacífico registran los mayores superávits y muestran los índices de crecimiento más marcados del mundo.
En mayo, Corea del Sur, China, Japón y los 10 países integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático anunciaron su intención de crear un Fondo Monetario Asiático.
Estos países, como tantos otros del Sur en desarrollo, miran con recelo las políticas recomendadas por el FMI. Sostienen que la privatización, las desregulaciones y los recortes del gasto público, medidas todas que priorizan el mercado antes que las responsabilidades sociales del Estado, se han granjeado antipatía en la población y generado más problemas que soluciones.
En su testimonio el martes en una audiencia del subcomité bancario del Senado estadounidense, Quarles instó a reformar el sistema de votación del FMI para dar una mayor influencia a las naciones asiáticas, aunque indicó que esto no implicaría necesariamente un aumento en las cuotas de estos países, debido a que el organismo goza actualmente de una fuerte posición financiera.
Los recursos del FMI proceden de las cuotas que cada nación debe pagar cuando ingresa al organismo multilateral, y el monto de esas cuotas a su vez determina el número de votos que posee cada país miembro.
El Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) reúne a los principales accionistas, que dominan las decisiones del organismo.
Pero ahora Estados Unidos dice que quiere reformar el FMI para que refleje el advenimiento de la unión monetaria europea y la creciente influencia de los mercados emergentes, en especial de Asia.
El cambio no será rápido ni fácil. Los asuntos son complejos, y se necesitará un diálogo extenso y mucha cooperación para encontrar una salida. Sin embargo, creemos que el esfuerzo vale la pena, y de hecho es esencial para la efectividad a largo plazo de la institución. Un FMI para el futuro tiene que ser un organismo en el que todos tengan participación, dijo Quarles.
A pesar de que el FMI y el Banco Mundial siempre predican la buena gobernanza, la toma de decisiones en estas instituciones está muy lejos del principio un país, un voto.
Los directores que representan a los países del G-7 controlan más de 60 por ciento de los votos en las juntas de ambas instituciones. Estados Unidos tiene poder de veto en cualquier votación extraordinaria que requiera una mayoría de 60 por ciento o más.
Este sistema ha ido en desmedro de países más populosos, y ahora también económicamente exitosos, como China e India, que juntos cuentan con cerca de 2.300 millones de habitantes. Países más pequeños, como Francia y Gran Bretaña, disfrutan una parte más grande del pastel.
Pero muchos analistas consideran que esta iniciativa de Estados Unidos es en realidad una nueva táctica para contrarrestar la creciente integración financiera asiática, que haría al FMI menos relevante en esa región.
Uno de los testigos de la audiencia en el Senado, Allan H. Meltzer, académico del conservador Instituto de la Empresa Estadounidense, sugirió que la gran acumulación de reservas por parte de los países asiáticos así como sus pasos para crear un bloque financiero regional significaban una verdadera amenaza para el FMI.
Estados Unidos les va a dar (a los países asiáticos) el mayor aumento posible de voz y voto en el FMI, permitiéndoles incrementar sus cuotas sin que Estados Unidos renuncie a su parte dominante, afirmó Rick Rowden, de la oficina estadounidense de la organización internacional ActionAid.
Van a decir 'está bien, está bien, les daremos un poco más de voz en el FMI', pero el Tesoro no va renunciar a su dominio en la junta del organismo. Por tanto, es una medida preventiva ante la idea del Fondo Monetario Asiático, añadió.