EEUU-MEDIO ORIENTE: Expertos exhortan a la «evolución» democrática

Si Estados Unidos desea la democratización de Medio Oriente, debe respaldar la participación política de grupos islamistas que renuncien a la violencia, en una ”evolución” democrática, exhortó un grupo de expertos independientes.

Al mismo tiempo, Washington debe promover mecanismos constitucionales, por ejemplo sistemas judiciales independientes o cámaras legislativas elegidas especialmente para enfrentar ”la tiranía de la mayoría” e impedir que movimientos fundamentalistas ”dominen sistemas políticos más abiertos”.

”Para bien o para mal, los movimientos y partidos políticos islamistas tendrán un papel destacado en un Medio Oriente más democrático”, señalaron los autores de un informe patrocinado por el influyente gabinete de expertos Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Washington y Nueva York.

El informe fue dirigido por Madeleine Albright, secretaria de Estado bajo la administración del demócrata Bill Clinton (1993-2001) y el ex legislador republicano Vin Weber.

El documento de 65 páginas, titulado ”Apoyando la democracia árabe: Por qué y cómo”, dice que ”Estados Unidos debe permanecer alerta frente a organizaciones terroristas”, pero ”no debe permitir que líderes de Medio Oriente usen la seguridad nacional como excusa para reprimir organizaciones islamistas no violentas”.

La publicación del informe se enmarca en una creciente incertidumbre acerca de la dirección de los supuestos esfuerzos de democratización de Washington en Medio Oriente, donde la invasión de Iraq ha creado un fermento político y una violencia sin precedentes.

Además de las elecciones de los seis últimos meses en Palestina e Iraq mismo, el retiro de las tropas sirias de Líbano, los comicios municipales en Arabia Saudita y una reforma constitucional por ahora sólo cosmética en Egipto crearon al menos una perspectiva de transformación en Medio Oriente, según el gobierno de George W. Bush.

Sin embargo, el potencial debilitamiento de las elites pro-estadounidenses en Arabia Saudita y otros grandes exportadores de petróleo, así como el posible ascenso al poder de movimientos islamistas antioccidentales, representan graves riesgos para Washington en una región donde tiene vitales intereses de seguridad.

El gobierno de Bush ha invertido hasta ahora 200.000 millones de dólares para sostener las operaciones militares en Iraq, pero su presupuesto para la promoción de la democracia en Medio Oriente no ha superado los 100 millones de dólares al año, y de hecho ha caído desde 2003.

En una gira por la región el mes pasado, la esposa del presidente Bush, Laura Bush, sorprendió a activistas árabes por la democracia al elogiar al presidente egipcio Hosni Mubarak por tomar ”una medida muy audaz” al promover una reforma constitucional que la mayoría de los expertos coincide en calificar de ”cosmética” en el mejor de los casos.

Especialmente preocupante es la percepción de que los beneficiarios inmediatos de reforma son grupos fundamentalistas islámicos antiestadounidenses, como los Hermanos Musulmanes Sunitas en Egipto y Siria, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en Palestina, y el grupo chiita Hizbolá en Líbano, respaldado por Irán.

El riesgo de dar poder a los radicales islámicos a través de la reforma democrática ha sido fuente de preocupación y debate dentro de Washington y aun dentro de corrientes ideológicas que han respaldado las políticas unilateralistas de Bush.

Por ejemplo, los neoconservadores están divididos entre aquellos que exhortan al gobierno a tratar directamente con la Hermandad Musulmana en Egipto y los que se oponen a tal medida y consideran una prioridad ”la desaceleración de la política de democratización en Iraq”.

La política estadounidense hacia grupos islámicos armados (como Hamas y Hizbolá, incluidos en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado) también es un asunto de discordia.

No es secreto que el gobierno de Bush no planteó ninguna objeción a la decisión del presidente palestino Mahmoud Abbas de postergar las elecciones legislativas previstas para el mes próximo, principalmente por el fundado temor de que Hamas obtendría un fuerte apoyo en las urnas.

Es en este contexto que llegó a sus conclusiones el grupo de trabajo del Consejo de Relaciones Exteriores, el cual se reunió en El Cairo con expertos y activistas árabes.

La primera conclusión es que Medio Oriente no debe considerarse una excepción a la promoción de la democracia en el exterior. Sin embargo, esa promoción debe realizarse ”a largo plazo, teniendo en cuenta que la democracia no puede imponerse desde fuera ni en forma repentina”, advirtieron los expertos.

”El objetivo de Estados Unidos en Medio Oriente debe ser la promoción de una evolución democrática, no una revolución”, y la reforma debe promoverse ”país por país”, tomando en cuenta los problemas específicos, aconsejaron.

(*) Este artículo corrige la fecha del transmitido a las 15:49 GMT.

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