Un acuerdo para preservar el legado cultural en Cuba de Ernest Hemingway (1899-1961), uno de los más grandes escritores estadounidenses del siglo XX, progresa pese a las continuas fricciones entre el gobierno cubano y el de Estados Unidos.
Por más de veinte años el novelista vivió y trabajó en su habanera finca Vigía, convertida después de su muerte en museo. Pero avatares del clima que incluyeron ciclones, junto con la falta de mantenimiento por escasez de recursos, deterioraron el inmueble, distante unos 15 kilómetros del centro de la capital cubana, y los documentos atesorados en él.
Un convenio de restauración y conservación suscrito en noviembre de 2002 por el Consejo de Investigación sobre Ciencias Sociales de Nueva York (SSRC por sus siglas en inglés) y el gubernamental Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba (CNPC) comenzó a rendir sus primeros frutos.
Estamos trabajando en la primera fase del acuerdo, dijo a periodistas Gladys Rodríguez, especialista cubana del CNPC, quien añadió que esta etapa comprende el rescate de la correspondencia de Hemingway, ascendente a unas 3.000 cartas.
La labor con semejante volumen de originales supone un trabajo lento, con manos de artífices para no dañar el papel, explicó Rodríguez. Al remozamiento seguirán la digitalización y microfilmación de los textos, cuyas copias serán conservadas tanto en Cuba como en la colección de la Biblioteca John F. Kennedy de Boston, al noreste de Estados Unidos.
De acuerdo con los convenios, los originales continuarán siendo propiedad del Museo Hemingway de La Habana. Susan Wrynn, conservadora de la Biblioteca John F. Kennedy, informó a IPS que un nuevo acuerdo que se suscribirá próximamente asegurará la autenticidad de las copias que reciba esa institución.
La especialista estadounidense coincidió con su colega cubana en que nada en la conservación es rápido, puesto que otras experiencias demuestran que el procesamiento de un grupo de documentos de tal magnitud puede tomar años.
Otros expertos cubanos, que optaron por no identificarse, comentaron no obstante que la implementación del convenio marcha lento a causa de trabas impuestas por el gobierno estadounidense para que lleguen a la isla con fluidez los recursos y materiales.
Pero según Wrynn, la actual digitalización de imágenes indica que la fase de envío de copias a la Biblioteca de Boston está en progreso según las estipulaciones acordadas bilateralmente.
Sea como fuere, el persistente desencuentro entre los gobiernos de los dos países mantiene interrogantes sobre la continuidad del proyecto, que requiere un sistemático trasiego de recursos y viajes de especialistas en ambas direcciones.
Ese intercambio debe realizarse en medio de las estrictas regulaciones de Washington con respecto a Cuba, que intensifican el embargo estadounidense vigente desde hace más de cuatro décadas.
Está por verse que se concrete por estos días el segundo envío de materiales que necesitamos para proseguir la restauración, comentó el experto cubano en conservación fotográfica Néstor Álvarez.
De tener siempre lo necesario aquí para la tarea, adelantaríamos más rápidamente, alertó Álvarez, quien subrayó que en todo el proceso se privilegia la ciencia en función de salvar la documentación de Hemingway.
El proyecto abarca el procesamiento de unos 900 mapas, 3.000 fotografías, alrededor de 9.000 libros, revistas y folletos, los tres millares de misivas y, adicionalmente, la casa y el yate Pilar.
Según la entidad privada The Hemingway Preservation Foundation, Inc, con sede en Concord, en el nororiental estado estadounidense de Massachusetts, la primera etapa del proyecto prevé recuperar las piezas que pueden exhibirse en museos en soporte de papel, así como las fotografías.
En un coloquio internacional sobre la vida y obra del escritor, realizado a fines de mayo en la capital cubana, se pasó revista al desarrollo del acuerdo bilateral, y aunque no se revelaron cifras, los expertos coincidieron en lo costoso del loable empeño.
Hasta la fecha, fueron restauradas de 1.400 a 2.000 cartas y los especialistas piensan que el costo del tratamiento puede ubicarse en un rango de 20 a 100 dólares por cada página o grupo de éstas, de acuerdo con la complejidad y la cantidad de productos químicos empleados.
No nos fijamos en el costo, aseguró Álvarez, para quien lo fundamental es que no se ha perdido ni una carta, incluso aquellas que ya no se podían tocar, de modo que el mejoramiento de la colección la deja apta para futuras investigaciones en los dos países.
En opinión de la profesora estadounidense Sandra Spanier, editora general de otro proyecto denominado Cartas de Hemingway y auspiciado por la familia del escritor, la correspondencia agrupada en Finca Vigía es de mucho valor y deberá aparecer en la colección a su cargo como parte de doce volúmenes que se prevé publicar en los próximos años.
La especialista opina como Patrick Hemingway, hijo del novelista, que la historia real de la vida de éste está en las cartas que escribió, que constituyen una verdadera autobiografía y dan cuenta de una parte de la historia del siglo XX.
Para Spanier la colección cubana será importante en cualquier futuro estudio académico sobre Hemingway, pues los 22 años que él vivió en la isla son vitales para el completo entendimiento de su obra, aunque muchos especialistas fuera de Cuba no estén familiarizados con esa etapa.
La segunda fase del acuerdo del 2002 estipula la restauración y conservación de la vivienda de Finca Vigía, así como del yate Pilar, y de acuerdo con Spanier ya está comenzando.
En un discurso enviado al coloquio habanero, Jenny Phillips, integrante del equipo que adelanta el proyecto, anunció que luego de mucho esfuerzo ante las más altas instancias, se logró que el gobierno de Estados Unidos aprobara la licencia para iniciar los trabajos de restauración de la casa y el barco.
Al mismo tiempo, Phillips consideró en el mensaje que la fase inicial del proceso está próxima a concluir, como lo prueba el hecho de que ya está en marcha el traspaso de copias digitales de los documentos hacia la Biblioteca John F. Kennedy.
Empero, especialistas cubanos optaron por la cautela y descartaron la idea de que esté culminando esa fase, pues queda mucho trabajo arduo para preservar lo que está en soporte de papel.
De todos modos, la comunidad académica de los dos países aplaudió durante la cita la buena nueva de que la herencia común que constituyen los tesoros culturales del Museo Hemingway de esta capital finalmente están siendo salvados para las futuras generaciones.
En su mensaje Phillips atestiguó que a pesar de las tensiones políticas entre Estados Unidos y Cuba, Finca Vigía es un símbolo que une un patrimonio cultural compartido.
Hemingway visitó Cuba por primera vez en 1928, y a fines de los años 30 instaló su residencia en el país por más de veinte años.
En La Habana comenzó a escribir Por quién doblan las campanas, considerada su obra cumbre, y también creó Tener y no tener y El viejo y el mar, novela corta por la que ganó el Premio Pulitzer en 1953.
Un año después recibió el Premio Nobel de Literatura, cuya medalla conmemorativa donó al Santuario de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, ubicado en la oriental provincia de Santiago de Cuba, a 860 kilómetros de la capital. (