Las autoridades confirmaron este martes la muerte de 11 personas en el balance preliminar del fuerte sismo que sacudió el extremo norte de Chile, impactando sobre todo en empobrecidas aldeas indígenas y donde los daños se multiplicaron por el terror que se apoderó de la población.
El presidente de Chile, Ricardo Lagos, suspendió en Suecia una gira por Europa, que contemplaba además escalas en Holanda y España, para volar directamente a Iquique, 1.800 kilómetros al norte de Santiago, y arribar cerca de la medianoche pasada al principal centro poblado de la zona afectada.
El sismo, grado 7,9 en la escala de Richter, se produjo el lunes a las 21:44 hora GMT (18:44 hora local), y tuvo su epicentro a 111 kilómetros de profundidad, 41 kilómetros al sur de la localidad de Chiapa y 110 kilómetros al noroeste de Iquique, capital de la primera región chilena, fronteriza con Perú y Bolivia.
Este fue el segundo terremoto más fuerte en el mundo en el transcurso de este año, luego del sismo de 8,9 grados en la escala de Richter que el 28 de marzo sacudió a la isla de Nias, al norte de Sumatra, en la misma zona del sudeste asiático afectada el 26 de diciembre de 2004 por un devastador maremoto.
Precisamente, el temor a que el sismo del lunes fuera el preámbulo de tsunamis (olas gigantescas), hizo que los habitantes de Iquique, Arica (250 kilómetros más al norte) y de otras ciudades costeras huyeran despavoridos hacia los cerros, provocando numerosos accidentes de tránsito que aumentaron los daños del movimiento telúrico.
Con el terremoto se desplomaron muchos postes y se interrumpió la energía eléctrica. Dejaron de funcionar los semáforos mientras alguna gente corría a pie hacia los cerros y otros se alejaban de la costa en sus automóviles, manejando incluso a contramano, contó a IPS en conversación telefónica este martes Carlos Peñaloza, habitante de Iquique.
Ese puerto, de 210.000 habitantes, sufrió sin embargo daños mínimos en su infraestructura, en comparación con localidades del interior, como Huaras, de unos 2.000 habitantes, donde 60 por ciento de las viviendas de adobe (barro y paja) resultaron derrumbadas.
El ministro del Interior, Francisco Vidal, quien ejerce la jefatura del gobierno con el grado de vicepresidente de la República en ausencia de Lagos, también se trasladó a Iquique, junto al ministro interino de su cartera, Jorge Correa, y sus pares, Jaime Estévez, de Obras Públicas, y Sonia Tschornem de Vivienda.
Las localidades de Pozo Almonte y Camiña sufrieron, al igual que Huaras, la destrucción de un porcentaje elevado de viviendas, lo mismo que el poblado de Huaracondo y otras aldeas, también de construcciones de adobe, habitadas por indígenas aymaras.
Huaraconda quedó virtualmente aislada, debido a derrumbes de tierras que obstruyeron la ruta que conduce a esa localidad. Desprendimientos de rocas cortaron asimismo parcialmente la carretera Panamericana entre Iquique y Arica, así como otras vías de la primera región.
En Arica, puerto fronterizo con Perú, los rodados de rocas y tierras desde el Morro, histórico emplazamiento de una batalla decisiva en la Guerra del Pacífico (1879-1883), contribuyeron igualmente a provocar pánico entre la población.
La mayor cantidad de muertos se produjo también por la caída de 50 toneladas de roca en la carretera que une a Iquique con Pozo Almonte, que aplastaron a seis miembros de una familia que se había detenido a rezar junto a una animita (tumba simbólica de personas muertas en accidentes carreteros).
Carlos Aranda, director del Departamento de Sismología de la Universidad de Chile, dijo a la radio Cooperativa de Santiago que el sismo de este lunes no es el gran terremoto que se espera en el norte de Chile.
Los expertos en sismología prevén que los desplazamientos de placas tectónicas en el llamado cinturón de fuego del Pacífico provocarán un terremoto de gran magnitud en la costa de América del Sur, que además provocarán tsunamis.
Aranda indicó que este último movimiento telúrico es un solitario, por sus características cordilleranas, aun cuando es el sismo de mayor magnitud (en la zona) en los últimos años.
Normalmente en Chile los sismos destructores son costeros. Los grandes terremotos chilenos son costeros y tienen una profundidad no mayor a los 30 kilómetros. Esto los hace cercanos a los centros poblados, explicó el experto.
El terremoto de este lunes tuvo su origen en un choque telúrico en el límite de las placas Náscar y Sudamericana, en la parte más profunda de este última, señaló Aranda.
El sismo tuvo numerosas réplicas, que se sintieron no sólo en Perú y Bolivia, sino también en Brasil y Ecuador. (