Bella, una adolescente embarazada de su tercer hijo, llama a Libby Manaoag, conductora de un programa radial en la capital filipina. Le pregunta qué hacer para que su esposo deje de maltratarla, porque aún lo ama, aunque trató de quemarle las manos en una estufa.
La historia ficticia de Bella representa el drama cotidiano de miles de mujeres víctimas de abuso en la obra teatral Llama a Libby Manaoag, producida por la Asociación de Teatro Educativo de Filipinas para captar la atención sobre el problema de la violencia doméstica.
La obra se representó durante dos años en salas municipales, gimnasios, parques públicos, canchas de básquetbol, barrios precarios e incluso sobre un camión de carga, por toda Filipinas.
Cada representación era seguida por una discusión con el público, que incluía desde pobres urbanos hasta profesionales, funcionarios municipales, líderes indígenas y comunitarios, y mujeres sobrevivientes de la violencia doméstica.
La guionista Liza Magtoto fue agregando al libreto original extractos de esos debates, mientras la obra se trasladaba de una ciudad a otra.
El resultado fue una producción que reflejó la realidad con incómoda fidelidad. Tanto es así que, después de cada representación, la Asociación de Teatro Educativo de Filipinas recibía llamadas de mujeres que querían hablar con Libby.
Debimos explicarles que Libby Manaoag no es una persona real, sino un personaje, y decirles que llamaran al Centro de Crisis de Mujeres, recordó Magtoto.
Llama a Libby Manoag es una informance, un neologismo inglés que mezcla información con representación teatral y que la Asociación de Teatro acuñó para describir sus producciones, que procuran educar y generar conciencia sobre problemas sociales.
Desde su creación en 1967, el grupo teatral ha utilizado su arte para promover cambios sociales. Ahora, lleva su experiencia de 38 años más allá de las fronteras.
Gracias a una donación de la estadounidense Fundación Rockefeller, la Asociación lanzó un proyecto para usar el teatro como herramienta contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en la región del río Mekong, que comprende a la sudoccidental provincia china de Yunán, junto con Birmania, Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam.
El Proyecto de Cooperación del Mekong de la Asociación de Teatro Educativo de Filipinas no sólo capacitará a artistas de la región para que usen su arte para beneficio de la comunidad, sino que construirá asociaciones entre ellos.
Juntas, estas asociaciones, usando experiencias compartidas por artistas filipinos con sus vecinos en la región, intenta abordar la mezcla de factores que han contribuido a la propagación del VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) en la región de Mekong: drogas, pobreza, mercado del sexo, tráfico de personas y la inmigración.
Cerca un millón de los 8,2 millones de personas de Asia Pacífico que tenían la enfermedad en 2003 pertenecían a la región del Mekong, según datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida).
La mayoría de los infectados en el Mekong son hombres, pero las mujeres se contagian cada vez más. Estas por lo general no buscan asesoramiento ni se someten a exámenes de sangre debido a la falta de educación y a acceso a los centros de atención médica, así como al miedo a ser rechazados por su familia y por la sociedad.
La directora de programas de la Asociación de Teatro, Lea Espallardo, prepara una nueva campaña de información, esta vez sobre el sida, para la que contará con la participación de grupos de teatro, circos, compañías de danza y artistas plásticos de Birmania, Camboya, China, Tailandia y Vietnam.
La Asociación de Teatro también recibió voluntarios de India, Indonesia, Pakistán y Europa.
Espero que esto cause un fuego y una pasión en los artistas para que hagan algo en sus propios países cuando regresen. La idea es que este proyecto se traslade. Comenzamos en Manila, y nos moveremos por toda Asia, explicó Espallardo. (