SOMALIA: Gobierno halla violencia al ensayar retorno

La violencia marcó la primera visita a Somalia del primer ministro Alí Mohammed Gedi, elegido por el parlamento en el exilio en Kenia el año pasado. La gira sirvió como recordatorio de los desafíos que afronta el gobierno de transición.

Los combates en el meridional puerto de Kismayo impidieron a Gedi viajar allí el fin de semana. Una bomba había estallado el jueves en el estadio de Mogadiscio, la capital, poco después de que el gobernante se hubiera dirigido allí a una multitud.

”Hasta ahora no hemos determinado si se trató de un atentado o un accidente, pero las investigaciones continúan”, dijo a IPS Yusuf Baribari, jefe del servicio de prensa presidencial con sede en Nairobi. Quince personas murieron y más de 60 resultaron heridas.

Gedi no sufrió heridas. Su visita a Somalia comenzó el 29 de abril y, al parecer, concluyó el sábado 7 de mayo.

El gobierno de transición se estableció el año pasado en Kenia, luego de que tras el derrocamiento del dictador Mohamed Siad Barre en 1991 dejó a Somalia sin administración central y sumido en el caos y la violencia.

El diálogo para instalar un gobierno logró encauzarse en 2002, bajo el auspicio de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), bloque regional integrado por Djibouti, Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda. Varios intentos por sellar la paz y llevar el orden al país africanoihabían fallado antes.

Hoy, la administración de Gedi funciona desde Nairobi, por razones de seguridad. Pero crece la presión de los líderes de la región para que se instale definitivamente en Somalia.

Algunos de los 275 legisladores creen que el gobierno debería trasladarse a Mogadiscio, como lo establece la constitución de transición, aunque la capital somalí es considerada el sitio más peligroso de un país asolado por conflictos entre tribus y facciones armadas.

Otros legisladores, así como Gedi, prefieren que las autoridades se asienten en lugares más seguros como la ciudad de Baidoa, 220 kilómetros al sudeste de Mogadiscio, o Jowhar, 90 kilómetros al noroeste.

La capital debería ser ocupada por el gobierno una vez que se desarmen las muchas milicias que allí operan, según ellos.

Baribari insiste en que el asunto ya ha sido resuelto en su mayor parte.

”El parlamento aprobó hace poco, por una abrumadora mayoría, la instalación de las operaciones del gobierno en Baidoa, con una oficina de enlace en Mogadiscio. Solo un pequeño grupo votó por trasladar todo el gobierno en la capital”, dijo el portavoz.

Pero algunos de los 74 ministros se retiraron de sala en el momento de la votación. Se trata de los líderes de facciones que controlan Mogadiscio, que, como el resto de Somalia, quedó dividida en feudos con la caída de Siad Barre.

Estos dirigentes también pretenden el despliegue de una fuerza regional de mantenimiento de la paz para garantizar el retorno del gobierno a la capital.

La mayoría de los legisladores votaron contra la propuesta el 18 de marzo.

Somalia, antigua colonia italiana, está en guerra civil desde 1991, cuando distintas facciones derrocaron al dictador Mohammed Siad Barre para luego enfrascarse en luchas intestinas.

La provincia noroccidental de Puntland, declaró su autonomía en 1998, y la septentrional Somalilandia, ex colonia británica anexada por Mogadiscio en 1960, declaró su independencia en 1991, aunque no fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los clanes Hawiye, Digle-Mirifle, Dir y Darod luchan entre sí, y hay un quinto clan formado por 14 grupos minoritarios.

La guerra civil dejó más de 300.000 muertos, según agencias humanitarias.

Entre 1991 y 1992, mientras la nación se desintegraba, el líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, envió ”misioneros” islámicos desde Sudán, y tuvieron gran influencia en el caos actual y en la desestabilización de países de la región, según observadores.

Una fuerza de mantenimiento de la paz que la ONU envió al país en 1993 para controlar la violencia y asistir a la población abandonó el territorio en 1994, con un saldo desastroso.

La decisión fue tomada porque 18 soldados estadounidenses y 24 pakistaníes fueron muertos en 1993 en Mogadiscio por las milicias de Mohammed Farah Aidid, un señor de la guerra que había impuesto su poder en la capital. Cientos de somalíes fallecieron en los choques

El episodio determinó a Washington y a la ONU a retirar en 1994 las fuerzas que habían enviado al país para acabar con la anarquía. En total, un centenar de miembros de la fuerza de paz habían muerto.

El foro mundial calculó que se requerirán 5.000 millones de dólares para reconstruir Somalia.

El estado de caos ha permitido el movimiento de organizaciones terroristas internacionales y la planificación de atentados, como los perpetrados por Al Qaeda contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, en 1998, y contra un hotel israelí en la costera localidad keniata de Mombasa, en 2002.

El parlamento en el exilio se instaló en Nairobi en agosto pasado, y está integrado por representantes de las principales facciones. (

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