Veintisiete gitanos murieron desde 1999 en los campamentos de refugiados en Zitkovci, Cesmin Lug y Kablare, en la provincia serbia de Kosovo, como consecuencia del exceso de plomo en su organismo.
Jenita Mehmeti falleció a los cuatro años en Zitkovci el año pasado. De los nacidos desde 1999 en la comunidad roma (gitana) de Kosovo, fue la segunda muerte causada presumiblemente por envenenamiento con plomo.
Medio millar de gitanos fueron conducidos a los tres campamentos desde Mahala, el barrio de la ciudad kosovar de Mitrovica donde vivían. Sus viviendas habían sido incendiadas por extremistas albanokosovares. La comunidad albanesa constituye la mayoría de la población de esta provincia serbia.
Los roma son migrantes de origen asiático radicados en Europa desde el siglo XIV. La comunidad cuenta con unos ocho millones de integrantes en todo el continente, donde la discriminación y las persecuciones en su contra son generalizadas.
El panorama en los campamentos es desolador. Niños, niñas, hombres y mujeres caminan mareados. Algunos muestran problemas de habla.
Los tres campamentos se encuentran en las afueras de un gigantesco complejo industrial de procesamiento de plomo, Trepca, 320 kilómetros al sur de Belgrado. La contaminación con plomo es intensa.
Ninguno de los 27 cuerpos fueron sometidos a autopsia, pero la contaminación es un hecho, por lo que varias organizaciones no gubernamentales serbias e internacionales lanzaron una campaña por la reubicación de los refugiados roma.
Activistas y representantes de la comunidad gitana acusan a las autoridades de negligencia y encubrimiento de la tragedia que ocurría frente a sus propios ojos.
"Es una emergencia médica", informó el no gubernamental Centro de Derecho Humanitario de Serbia en un informe.
Junto con el Centro de Derechos de los Roma Europeos, esta organización llamó a la "inmediata evacuación de los campamentos roma, pues los niños deben ser alejados de esta fuente de envenenamiento, ya".
También exigieron la inmediata reubicación de los gitanos expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que visitaron el lugar el año pasado.
Análisis de sangre realizados por los funcionarios de la OMS a 75 personas demostró que 44 tenían más de 65 microgramos por decilitro de plomo en la sangre, el nivel máximo que los instrumentos utilizados podían registrar.
Niveles por encima de los 10 microgramos son considerados una amenaza para el cerebro y el sistema nervioso en general.
Rokho Kim, experto de la OMS en envenamiento con plomo que visitó los campamentos en febrero, dijo que nunca había visto "tan alto nivel de plomo en la sangre de niños".
Paul Polansky, jefe de la misión de la Sociedad para los Pueblos Amenazados y de la Fundación para los Refugiados Roma de Kosovo, dijo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "en su apuro por proclamar su éxito, ignoró o encubrió una tragedia médica de la que es directa responsable".
El primer ministro de Kosovo, Bajram Kosumi, dijo luego de las denuncias de Polansky que se destinarán 250.000 dólares al reasentamiento de los refugiados gitanos y a la descontaminación del lugar.
Pero poco se ha hecho. Los niños en los campamentos aún caminan por las calles sucias y juegan en el barro contaminado por el plomo.
Mientras, funcionarios internacionales e integrantes de las misiones de paz dejaron de correr por el área, como solían hacerlo como ejercicio. A ellos sí les advirtieron que el sitio es peligroso.
Los campamentos fueron construidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados a fines de 1999, que preveía mantenerlos solo durante el invierno de ese año. Pero ninguna comunidad albanokosovar se mostró dispuesta a acogerlos.
La ONU se hizo cargo de Kosovo en 1999, luego de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) puso fin a 11 semanas de bombardeo aéreo contra Serbia en respuesta a la represión del régimen de Slobodan Milosevic contra los kosovares.
Funcionarios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados aseguraron ser impotentes ante la tragedia. "Nuestras manos están atadas", dijo uno de ellos a IPS, a condición de mantener su anonimato.
Mahala, donde vivían los gitanos antes de la represión albanokosovar, se está convirtiendo en un gran centro comercial. El barrio está en el sur de Mitrovica, ciudad dividida tras el conflicto. Los serbios se asentaron en el norte, y los albaneses, en el sur. Ninguno de ellos aceptó a los roma como vecinos.
"La única razón por la cual los tratan así es que son roma", dijo a la prensa serbia Marek Novicky, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
El jefe de la Misión de la ONU para Kosovo, Soren Jessen Petersen, dijo que "la única solución posible es el retorno seguro y digno" de los gitanos a sus hogares. Pero el funcionario evitó decir cuándo. (FIN/IPS/traen-mj/vpz/ss/he pr/05)