El gobernante Al Fatah se confirmó esta semana como principal partido de Palestina, a pesar de las demostraciones de fuerza del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en la campaña hacia las elecciones municipales de esta semana.
Los resultados preliminares de la segunda ronda de los comicios municipales en Cisjordania y Gaza, realizada el jueves, mostraron que Al Fatah obtuvo 56 por ciento de los sufragios, mientras Hamas logró 33 por ciento.
Las elecciones municipales palestinas no se realizan de forma simultánea en todo el territorio, sino que se dividen en tres fases. La primera vuelta, realizada en diciembre pasado, fue la primera ocasión en que Hamas presentaba candidatos en elecciones, y tuvo una buena votación.
Al Fatah es el sector principal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) presidida hasta su muerte por Yasser Arafat. Las denuncias por corrupción, ineficiencia, mala administración y autoritarismo que recibió el partido se multiplicaron tras la muerte de Arafat el año pasado.
El sector parecía sumergido en el desorden interno, con la vieja guardia del entorno de Arafat que pasó buena parte de su vida en el exilio enfrentada con la joven guardia que condujo la intifadah, insurgencia popular de la población palestina contra la ocupación israelí que tuvo dos oleadas, en los años 80 y a partir de 2000.
Las filiales locales del oficialismo tuvieron grandes dificultades para acordar listas de candidatos en los municipios en que se realizó la primera vuelta de las elecciones en diciembre. La división mejoró las posibilidades de Hamas.
Pero los buenos resultados de Al Fatah en la segunda vuelta brindan cierto alivio a israelíes y estadounidenses, que temen un avance de Hamas dentro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que administra los territorios palestinos autónomos.
En esta ocasión, participaron 80 por ciento de los 400.000 habilitados para ejercer el voto en más de 80 localidades. Las elecciones municipales concluirán con la tercera vuelta, en septiembre.
Pero esta segunda vuelta fue la escala más importante hacia las elecciones parlamentarias previstas para julio. Ahora, Al Fatah dejará de lado su anterior intención de postergarlas por temor a un triunfo de Hamas.
El partido que lideró Arafat también ganó varias elecciones en consejos estudiantiles universitarios, luego de cierto avance de organizaciones combativas como Hamas en los últimos cinco años.
El apuntalamiento de Al Fatah es interpretado por muchos observadores como un voto de confianza por el nuevo presidente palestino, Mahmoud Abbas, y en las reformas al sistema de seguridad que comenzó a implementar.
También parece una reacción positiva al descenso de la violencia desde que se alcanzó en febrero un acuerdo de cese del fuego en febrero.
Pero tal vez sea demasiado temprano para sacar conclusiones.
El resultado de las elecciones municipales suele determinarse por asuntos más locales que nacionales, así como consideraciones de naturaleza familiar y tribal. Y la insatisfacción respecto de Abbas y Al Fatah aún es elevada, pues se lo percibe como incapaz de hacer cumplir algunas de las promesas pronunciadas por Israel en febrero.
En particular, los reclamos se refieren a la liberación de prisioneros en poder de Israel y a la entrega de la custodia de poblados de Cisjordania a las autoridades de la seguridad palestina.
Por otra parte, Hamas aún gana popularidad por su papel en el combate contra la ocupación israelí. Este movimiento pasó años consolidando una reputación de confiable y honesto, con dirigentes incorruptibles, y, además, mantiene una amplia red de servicios sociales que no suelen ser cubiertos por la ANP.
En la primera ronda municipal, Hamas había logrado avances en bastiones de Al Fatah, si bien era la primera vez que oficialmente se presentaba en comicios. En la segunda vuelta, perdieron terreno, y los líderes islámicos no ocultaron su desaliento.
Habían caído víctimas de sus altas expectativas. Portavoces del movimiento habían pronosticado, incluso, que superarían a Al Fatah.
Hamas había realizado grandes manifestaciones en tres de las cuatro grandes ciudades palestinas. En Rafah y en Beit Lahiya, ambas en la franja de Gaza, y en Qalqilya, en Cisjordania, el movimiento parecía victorioso.
A pesar de los esfuerzos, Al Fatah ganó en más de 50 municipalidades y Hamas en 28 —entre ellas Qalqilya—, con una participación de 70 por ciento de los habilitados para votar. El movimiento islámico considera que podrá tomar el control de más poblados, coaligándose con candidatos independientes.
Hubo algunas denuncias de violencia. En Atara, Cisjordania, hombres armados ingresaron en el local donde se custodiaban las urnas y las robaron. Hamas advirtió que ganaría en esa población, y acusó a fuerzas oficialistas.
Observadores internacionales presentarán sus conclusiones el domingo, cuando se conocerán los resultados definitivos. (