LITERATURA-CHILE: Nobel de Mistral cumple 60 años

Cuando aún resuena el eco de los festejos en 2004 del centenario del nacimiento de Pablo Neruda, Chile celebra este año el 60 aniversario de la entrega del premio Nobel de Literatura a Gabriela Mistral, quien trajo así por primera vez ese preciado galardón a América Latina.

El 15 de noviembre de 1945, cuando la autora de ”Desolación” tenía 56 años, la Academia Sueca le asignó el reconocimiento, que le fue entregado el 10 de diciembre por el rey Gustavo Adolfo, de ese país.

”Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América íbera para honrarla en uno de los muchos trabajadores de su cultura”, dijo la poeta chilena en su discurso en la ceremonia.

”El espíritu universalista de Alfred Nobel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del continente americano, tan poco y tan mal conocido”, agregó Mistral.

Los 60 años de este acontecimiento darán lugar a un conjunto de actos en Chile de homenaje a la gran poeta, que permitirán igualmente relecturas y revaloraciones de la trayectoria vital y la obra literaria de esta humilde profesora rural que alcanzó las mayores glorias de la creación.

Lucila Godoy Alcayaga, nombre real de la poeta, nació el 7 de abril de 1889 en el seno de una modesta familia de Vicuña, una localidad rural ubicada 470 kilómetros al norte de Santiago.

El centenario de su nacimiento se conmemoró en 1989, en un Chile donde se abría paso la restauración democrática en las postrimerías de la dictadura del general Augusto Pinochet, que se extendió desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990.

Distinto será el entorno de este cumpleaños número 60 de la ganadora del Nobel, que coincidirá con las elecciones presidenciales del 11 de diciembre, las cuales es muy probable que consagren por primera vez a una mujer como gobernante de este país sudamericano.

La médica pediatra Michelle Bachelet, ex ministra de Salud y de Defensa y militante socialista, encabeza ampliamente las encuestas sobre intención de voto para los comicios, pero su postulación final debe decidirse en elecciones primarias de la gobernante coalición de centroizquierda el 31 de julio.

Su contrincante en el conglomerado oficialista es otra mujer: la democristiana Soledad Alvear, abogada y ex ministra del Servicio Nacional de la Mujer, de Justicia y de Relaciones Exteriores.

”A su manera, Gabriela Mistral fue una activista de los derechos de la mujer, al destacarse con perfiles propios y proyectarse internacionalmente desde un país patriarcal, que sólo en 1949 concedió derecho a voto a la población femenina”, dijo a IPS la historiadora Mónica Araya.

La investigadora recordó igualmente que en las esferas oficiales de la cultura chilena hubo también un reconocimiento tardío de la obra de Mistral, ya que se le concedió el Premio Nacional de Literatura sólo en 1951, seis años después del reconocimiento del Nobel.

La poeta, que falleció en 1967 en Nueva York, comenzó a ser conocida en el mundo literario por sus ”Sonetos de la muerte”, que escribió en memoria de su novio Romelio Ureta, quien se suicidó cuando ella tenía 20 años.

Los sonetos formaron parte de ”Desolación”, su primer libro, publicado en 1922. Allí, idealizó a Ureta, un simple guardavía de ferrocarriles y luego modesto dependiente de una tienda, que optó por el suicidio arrepentido de haber robado dinero a su patrón para emborracharse.

”El amor que aquel joven suicida le inspiró y la herida que le causó su muerte pueden considerarse el germen de todo lo demás que le ocurriría a Gabriela Mistral, incluso el Premio Nobel”, escribió en 1945 el crítico literario Hernán Díaz Arrieta.

En torno a ese episodio y sus repercusiones se tejieron múltiples elucubraciones. Para algunos estudiosos, la muerte de su novio creó en ella un sentimiento de ”maternidad frustrada” que cruzaría los contenidos de toda su obra.

”De dicho suceso arrancarían sus elogios a la maternidad, el matrimonio y la familia, así como también, por extensión, su dedicación a los niños, su relación con la moral de la Iglesia Católica e incluso su amor patrio americano y chileno”, escribió en la revista Rocinante el académico Grínor Rojo, a propósito de esas interpretaciones.

Para el experto, esa fue una interpretación parcial, que tal vez recoge un ángulo de la vida y la obra de Mistral, pero que no da cuenta de una trayectoria mucho más compleja que la convertirían en un personaje múltiple y variable hasta sus últimos días.

Para Rojo, ”en la poesía de Mistral hay una base identitaria, pero se trata de una base sumamente problemática: la identidad de una sujeto escindida y conflictuada, que se sostiene a duras penas y por tanto se muestra en un estado continuo de tensión y por lo general doloroso”.

”Mistral es ambas cosas, lo que conflictúa y tensa, y es esa tensión la que nos abre una puerta privilegiada a su obra lírica”, según el académico.

La especialista Raquel Olea anota también que hay desde el centenario de 1989 una ”resignificación” de Gabriela Mistral, que cuestiona la imagen de ”mujer víctima del infortunio, de la esterilidad, el abandono y el exilio”.

Nuevos modos de lectura, que incluyen las visiones feministas, filosóficas, psicoanalíticas, de crítica cultural y estudios de género, junto a publicaciones de escritos inéditos de Mistral, han revalorado a la poeta y a su obra desde la visión contrahegemónica, señaló Olea, también en la revista Rocinante.

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