Tras pasar por la plaza cuyo nombre es muy fácil de recordar en Venezuela, centenares de miles de personas disfrutan por estos días del reencuentro con la obra mayor del idioma castellano, Don Quijote de La Mancha.
Yo nunca había leído este libro, pero ahora sí lo voy a leer, dijo satisfecha y asida de su ejemplar Gladys Viña, un ama de casa de 64 años de la barriada obrera del oeste caraqueño El Observatorio.
Me encantan las explicaciones debajo de cada página. Esto está buenísimo para el trabajo en la escuela, comentó por su parte Irene, de 11 años, estudiante de sexto grado de enseñanza básica, mientras hacía cola en la plaza Bolívar, nombre del héroe nacional, para conseguir el autógrafo del ministro de Cultura de Venezuela, Francisco Sesto.
Armado de paciencia y mientras calentaba el sol del trópico sobre la plaza central de Caracas, Sesto firmó centenares de ejemplares de Don Quijote entregados de modo gratuito por el gobierno de Hugo Chávez. Farruco -su sobrenombre— escribía el funcionario en cada uno.
Entiendo que quieren llevarse la firma de alguien que no escribió el libro pero que de alguna manera expresa este gesto del gobierno por satisfacer las necesidades de cultura del pueblo, dijo Sesto a IPS mientras firmaba un texto para Alejandro Rodríguez, un ingeniero de 47 años.
Rodríguez dijo a IPS que, en realidad, con la firma quiero llevarme un recuerdo de este día. Hemos formado para recibir un libro que, en mi caso, leí apurado y a pedazos en la escuela y ahora espero releer con calma.
De ese modo destacó la decisión de las autoridades venezolanas de entregar en los paseos públicos del país de centenares de miles de ejemplares de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha el pasado 23 de abril, instituido Día del Idioma Español en recuerdo de la muerte en 1616 de su autor, Miguel de Cervantes Saavedra.
Un millón de quijotes por Venezuela, decía el letrero que lucían en sus camisas rojas (el color de los seguidores de Chávez e indumentaria adoptada por los funcionarios para labores de campo) los jóvenes empleados del Ministerio de Cultura que se afanaban en repartir los libros, en la Operación Dulcinea.
Para sumarse a la celebración por los cuatro siglos de la aparición de Don Quijote, que se cumplen este año, el gobierno de Venezuela encargó a la editorial española Alfaguara imprimir un millón de ejemplares de una versión -reducida-del clásico de Cervantes.
Unos 300.000 ejemplares los repartimos en las plazas Bolívar de Caracas y de las 23 capitales de estado de todo el país y el resto lo entregaremos a las bibliotecas de las escuelas públicas, indicó Sesto a IPS.
Pero además se ordenó la edición, todavía en imprenta, de 70.000 ejemplares en inglés, que Venezuela entregará a razón de 5.000 por país a sus vecinas naciones con ese idioma en el Caribe. Otros 5.000 ejemplares, en francés, se imprimen para donarlos a Haití.
Cada libro, precisó Sesto, tiene un costo de 1,67 dólares.
La edición, en letras de 12 puntos y con ilustraciones de Gustavo Doré grabadas en el siglo XIX, está acompañada de explicaciones para un público juvenil y no versado en el castellano y realidades del siglo XVII.
El prólogo fue encargado al escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, para quien la curiosidad empujó a Alonso Quijano a leer, la lectura le hizo imaginar, y ahora, libre de las ataduras de la costumbre y de la rutina, ya puede recorrer los caminos del mundo.
Precisamente, el prólogo de Saramago fue uno de los aspectos blanco de críticas de algunos intelectuales venezolanos, pues esta versión de Alfaguara se ha impreso para otros lugares con un prólogo del peruano Mario Vargas Llosa.
Saramago ha expresado simpatías con el proceso político que lidera el presidente Chávez, en tanto Vargas Llosa ha sido un tenaz crítico del mandatario.
El mío sin Vargas Llosa, como quien ordena al barman que le saque la aceituna a su Martini, criticó el libretista de telenovelas Ibsen Martínez.
Saramago cosificado ante los escolares venezolanos como botón de la solapa de quien lo reduce a emblema de la antiglobalización; Vargas Llosa cosificado como enseña de la economía de mercado (à) Se consagra para fines agitativos una imaginaria y absurda dupla de contrarios: el Quijote de izquierda y el de derecha, un Quijote Porto Alegre y un Quijote Davos, añadió.
Sesto acompañó el prólogo de Saramago con una nota a los jóvenes en la que evocó una frase del libertador Simón Bolívar, expresada ya al final de su vida: Jesucristo, Don Quijote y yo somos los tres grandes majaderos de la historia.
Opinó que a los tres personajes los une el gramo de locura necesario para dedicarse a luchar contra la injusticia, y agregó un cuarto mosquetero, el argentino-cubano Ernesto Che Guevara, asesinado en 1967 en Bolivia cuando comandaba un grupo guerrillero.
Con la distribución del millón de ejemplares una de cada cinco familias venezolanas podrán leer la novela, precisó Sesto en una reciente edición del programa dominical de radio y televisión Aló presidente, que conduce Chávez.
El mandatario, emocionado con la iniciativa, le encargó editar otro millón de ejemplares, pero de la novela que ha releído en los últimos meses: Los Miserables del francés Víctor Hugo.