Los delegados gubernamentales que participan de la Primera Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Permanentes (COP) en esta ciudad turística en el sur de Uruguay tendrán esta semana una recepción singular: un cóctel de huevos con dioxinas.
Dado que las organizaciones no gubernamentales asisten solamente como observadoras a la Conferencia que se celebra desde este lunes hasta el viernes, los activistas apelan a formas de protesta originales para llamar la atención y pedir que se amplíe la lista de componentes prohibidos por el convenio.
La Red de Acción contra los Plaguicidas de América del Norte, con el apoyo de otros grupos, organizará este miércoles a la entrada del Hotel Conrad, donde se lleva a cabo el encuentro, una recepción con bocadillos de huevos de gallina para alertar que en este y otros alimentos se han detectado altas concentraciones de dioxinas, uno de los 12 COP.
Los activistas distribuirán documentos con los resultados del estudio Global Egg Project, organizado en 17 países por la Red Internacional por la Eliminación de los COP (IPEN, por sus siglas en inglés), que halló estos contaminantes en huevos de gallinas en cada una de esas naciones en concentraciones superiores a las permitidas por la Unión Europea.
Los COP son sustancias altamente tóxicas, muy volátiles y de gran persistencia. Se pueden trasladar a través de grandes distancias por el agua y el aire, y se acumulan en el tejido adiposo de animales y humanos.
La exposición a estos 12 contaminantes incrementa los riesgos de contraer cáncer, provoca trastornos hormonales, neurológicos, infertilidad, diabetes y debilidad del sistema inmunológico.
Todos los seres humanos del mundo llevan residuos de estos contaminantes en sus cuerpos, alertó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Las organizaciones que integran el IPEN se reunieron el fin de semana en Montevideo para preparar la estrategia ante la Conferencia, y acordaron presionar en Punta del Este para que se añada a la lista de 12 productos prohibidos los plaguicidas lindano y endosulfán.
El Convenio, firmado en Estocolmo en 2001, se propone eliminar o reducir nueve plaguicidas (DDT, aldrina, dieldrina, endrina, clordano, heptacloro, hexaclorobenceno, toxafeno y mirex), dos subproductos de procesos industriales y de combustión (dioxinas y furanos), y un grupo de contaminantes industriales conocidos como bifenilos policlorados (PCB).
La mayoría de estos compuestos son organoclorados o derivados de su producción o uso. Pero existen otros COP no incluidos en esta docena sucia, afirman activistas.
El pacto, adoptado en mayo de 2001 en la capital sueca bajo el auspicio del Pnuma, fue firmado por 151 países y ratificado por 97. Entró en vigor en mayo de 2004.
La reunión en Punta del Este, a la que asisten unos 800 representantes de más de 70 países, 50 de ellos con rango ministerial, fue inaugurada este lunes por el canciller uruguayo Reinaldo Gargano, el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Mariano Arana, y el presidente del comité intergubernamental de negociaciones del Convenio, el canadiense John Buccini. Arana fue designado presidente de la Conferencia.
Los gobiernos discutirán medidas para reducir la emisión de dioxinas y furanos, suprimir gradualmente el DDT sin socavar la lucha mundial contra el paludismo —ya que el veneno es usado para combatir esa enfermedad en zonas tropicales— y eliminar el PCB residual en transformadores eléctricos y equipos industriales abandonados, así como métodos alternativos para luchar contra las termitas sin insecticidas prohibidas.
Pero los activistas no tienen muchas expectativas esta primera Conferencia de las Partes.
Acordamos en la reunión de IPEN en Montevideo quedar a la espera de lo que ocurre esta semana en Punta del Este, mientras pedimos que se agregue el lindano y el endosulfán a la lista, dijo a IPS la activista María Isabel Cárcamo, representante en Uruguay de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL).
Pero por ahora no parece haber mucha voluntad política. Si en toda la Conferencia se nombra al menos una vez la palabra lindano, será un logro, afirmó.
Tanto el lindano como el endosulfán han demostrado tener un efecto proliferativo en células cancerígenas, señaló la activista, una de las pocas del mundo no gubernamental que participa como observadora del encuentro.
El endosulfán es ampliamente empleado para matar insectos en cultivos a gran escala de té, café, frutas, vegetales, arroz, granos y oleaginosas, como la soja. Se ha vinculado su uso con la muerte de agricultores en África, América del Norte y Asia.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) instó a los gobiernos representados en la Conferencia incorporar otros 20 productos a la lista del Convenio, incluyendo el endosulfán.
Muchos de estos químicos son utilizados en productos de uso cotidiano, como empaques y muebles, y todos contaminan nuestro ambiente. Mientras más pronto sean retirados del mercado, más seguros estaremos todos, señaló el director del Programa Mundial de Sustancias Toxicas del WWF, Clifton Curtis, en un comunicado divulgado este lunes en Punta del Este.
Los gobiernos no deberían dudar en actuar cuando exista evidencia de que un producto químico amenaza a la salud de la vida silvestre y de los seres humanos. Al mismo tiempo, los países desarrollados necesitan asegurar los recursos financieros y técnicos adecuados para permitir que los países en desarrollo cumplan con sus obligaciones adquiridas en el marco del Convenio, añadió.
Mientras, RAP-AL anunció que varias organizaciones ambientalistas, la mayoría argentinas, preparan una carta al secretario ejecutivo del Pnuma, Klaus Toepfer, reclamando la suspensión de la instalación de dos fábricas de celulosa cerca de la occidental ciudad uruguaya de Fray Bentos, sobre el río Uruguay, limítrofe con Argentina.
Las fábricas, una de la empresa española ENCE y otra de la finlandesa Botnia, elevarán las emisiones de dioxinas y furanos en la zona debido al proceso industrial de la celulosa basado sobre el cloro, alertan los activistas.
Por ahora, el encuentro en Punta del Este tiene un carácter puramente técnico. Este jueves será encabezado por funcionarios ministeriales, y el viernes será clausurado por el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.