ZIMBABWE: La oposición se queda sin estrategia

La victoria en las elecciones parlamentarias zimbabwenses por la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Popular (ZANU-PF), acusada de ”masivo fraude” por la oposición, fortaleció las voces de quienes sostienen que el cambio sólo será posible mediante una insurrección, pero es poco probable que se tome ese peligroso camino.

”Nos robaron. Los resultados oficiales no reflejan los deseos soberanos del pueblo zimbabwense”, afirmó el portavoz del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), Paul Themba Nyathi.

Las potencias occidentales, cuyas relaciones con el gobierno del presidente Robert Mugabe se han deteriorado mucho en los últimos años, se sumaron a las denuncias de fraude, pero la Comunidad para el Desarrollo de África Austral, de 13 integrantes, y la Unión Africana, que reúne a todas las naciones del continente, respaldaron el proceso electoral, aunque admitieron la necesidad de investigar las denuncias.

Los dirigentes del MDC han descartado la apelación del resultado electoral, con el argumento de que el Poder Judicial no actuó como debía ante denuncias de fraude electoral, violencia e intimidación a los ciudadanos en los anteriores comicios.

Parece, por lo tanto, que la única vía restante para la oposición es la acción de masas, pero observadores consideran poco probable la realización de protestas exitosas, dado que muchos de los descontentos ya forman parte de los 3,6 millones de zimbabwenses residentes fuera de su país, casi todos en naciones vecinas.

Por otra parte, antecedentes de dura represión gubernamental atemorizan a muchos ciudadanos disconformes.

En la víspera de las elecciones, realizadas el 31 de marzo, una reunión convocada sin permiso para orar toda la noche fue brutalmente disuelta por las fuerzas de seguridad, como lo habían sido protestas callejeras convocadas por el grupo de activistas Mujeres de Zimbabwe se Levantan (WOZA, por sus siglas en inglés).

Varias integrantes de ese grupo aún se recobran en hospitales de las heridas sufridas.

Desde que se anunció el resultado electoral, la policía de Harare se mantiene en estado de alerta máximo por la posibilidad de protestas, y ha arrestado a 18 jóvenes integrantes del MDC, además de interrogar al líder de la juventud de ese grupo opositor, Nelson Chamisa.

Los jóvenes del MDC son acusados de realizar una breve manifestación no autorizada y de repartir octavillas con exhortaciones a la protesta callejera.

Pero los zimbabwenses no parecen dispuestos a movilizarse contra el gobierno de Mugabe, pese al deterioro de su calidad de vida en los últimos años, marcados por la crisis económica y el recorte de las libertades públicas.

Cuatro años de intervención militar en República Democrática del Congo y un programa populista de reforma agraria son los factores señalados como claves de que el producto interno bruto haya disminuido 40 por ciento, mientras el desempleo afecta a 70 por ciento de la población económicamente activa y la escasez de alimentos se agrava, debido a una inflación de tres dígitos y las malas relaciones entre el gobierno y los donantes internacionales.

Un intento de movilización en gran escala contra Mugabe impulsado en 2003 por el MDC y llamado ”el último empujón” tuvo escaso resultado y le valió al líder de ese grupo opositor, Morgan Tsvangirai, cargos de traición.

La situación hace pensar a muchos observadores que los zimbabwenses tienen demasiado miedo de enfrentarse con el gobierno y demandar democracia. Esa percepción es especialmente frecuente la vecina Sudáfrica, donde una sostenida acción de masas se combinó en forma exitosa con la presión internacional para poner fin al régimen racista del apartheid, pese a que éste contaba con formidables fuerzas de seguridad.

”La diferencia es que no son muchos los que nos ayudan” desde fuera de Zimbabwe, dijo a IPS un activista de ese país, quien se quejó de la tolerancia ante el régimen de Mugabe que muestran las naciones vecinas, incluyendo a la poderosa Sudáfrica.

El presidente, de 81 años y gobernante desde que el país se independizó de Gran Bretaña en 1980, tras un proceso en el que participó como líder guerrillero, mantiene viejos vínculos con otros ex combatientes de la emancipación africana

De los 120 lugares en el parlamento que estaban en disputa el 31 de marzo, la ZANU-PF obtuvo 78, el MDC 41, y uno correspondió a un candidato independiente.

La Constitución da al presidente la potestad de nombrar directamente a 30 legisladores, de modo que el partido gobernante contará con 108 representantes en el parlamento, que tiene 150 bancas.

El MDC había expresado su convicción de que por lo menos aumentaría su representación parlamentaria, pero logró 16 legisladores menos que en 2000, aunque alega que si no hubiese existido fraude habría obtenido por lo menos 94 bancas.

Lo más difícil de tragar para el partido opositor es que no logró privar a Mugabe de la mayoría parlamentaria de dos tercios necesaria para reformar la Constitución.

Lovemore Madhuku, jefe de un grupo cívico opositor zimbabwense, alega que el único camino para lograr la democratización de su país es una nueva Constitución, con normas que no permitan al presidente ”subvertir la voluntad del electorado”.

Madhuku, un profesor de derecho que ha sido arrestado 13 veces, golpeado y abandonado por muerto tras una protesta callejera, insiste en que el MDC sólo participa en las elecciones, desde las anteriores de 2000, para mantener una presencia, y no para conquistar el poder.

En su opinión, no hay que ”dialogar con la ZANU-PF, sino forzarla a aceptar cambios mediante continuas protestas masivas y haciendo ingobernable el país”. Pero el activista opina que el MDC no es capaz de organizar ese tipo de resistencia masiva.

El arzobispo católico de Bulawayo, Pius Ncube, también piensa que es necesario realizar acciones masivas de protesta pacífica, y que el país no cuenta con el liderazgo necesario para llevar a cabo esas acciones.

El grupo opositor Sokwanele interpretó el resultado de los comicios como una prueba de que la ZANU-PF ”nunca permitirá que otro partido, por más popular que fuere, la derrote en una votación”.

El MDC debería aprender la lección de dos ”elecciones robadas”, pero ”la pregunta es si tiene otra estrategia”, sostuvo. (

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