SIERRA LEONA: Soldados de ONU dejan atrás paz e hijos

La Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona (Unamsil) se prepara para retirarse de este país de África occidental antes de fin de año, pero antes quiere limpiar su imagen en materia de conducta sexual.

”La Misión ha iniciado una sensibilización masiva de los soldados en el área de la conducta sexual”, declaró Ansumana Konneh, funcionario del departamento de asuntos civiles de Unamsil.

”El departamento de asuntos civiles promueve relaciones armoniosas entre los soldados y los habitantes locales, pero también insiste en medidas punitivas para aquellos soldados que violen la política de tolerancia cero de la ONU en cuanto a explotación y abuso sexual”, recalcó Konneh.

La Misión organiza talleres que reúnen a los cascos azules con sus anfitriones civiles y tratan asuntos como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la reconciliación post-conflicto y la violencia de género.

Louise Frechette, secretaria general adjunta de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), visitó Sierra Leona a fines de marzo para recalcar la firme postura del foro mundial acerca de la conducta sexual de los soldados, ante numerosas denuncias de abusos en diferentes misiones de mantenimiento de la paz.
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Frechette se reunió con los jefes militares y civiles de la misión y advirtió que ”no hay espacio para el abuso sexual en la Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona”.

Funcionarios de la Misión organizaron talleres de capacitación sobre tolerancia cero para personal militar y civil antes de incorporarse a la misión, y afirman que hay ”una mayor capacidad de investigación” en materia de abusos sexuales. Sin embargo, estas medidas pueden ser tardías.

En los cinco años de permanencia de la misión en Sierra Leona, se registraron numerosos casos de abuso sexual por parte de cascos azules. En el pico del despliegue, en 2001, los soldados sumaban 17.500, constituyendo entonces la mayor misión de mantenimiento de la paz del mundo.

Soldados de Nigeria, Kenya, Zambia, Ghana, Guinea, India, Pakistán, Bangladesh y Nepal lograron con éxito garantizar el fin de una sangrienta guerra civil entre el gobierno y el Frente Revolucionario Unido, una guerrilla que cobró notoriedad por su práctica de amputar miembros a la población civil, incluidos mujeres y niños.

Oficialmente, la guerra terminó en enero de 2002, después de 11 años de matanzas y destrucción.

Pero la actuación de Unamsil tiene su lado oscuro. Las playas de la capital, Freetown, se convirtieron en centros de explotación sexual. Era común ver adolescentes de 14 años en adelante en compañía de soldados que les pagaban por favores sexuales.

Margaret Bendu, de 19 años, ejerce la prostitución en la playa de Lumley, al oeste de Freetown. ”He tenido clientes bengalíes, keniatas y nigerianos (soldados). Antes eran mis principales clientes. Pero era sólo sexo por dinero”, aclaró.

Su amiga, Marian, tiene un hijo de tres años de un soldado keniata que ya regresó a su país. Está desempleada y no sabe siquiera cómo contactar al padre de su hijo.

”Cuando lo conocí, era agradable y muy generoso. Me aseguró que me ayudaría con el bebé aun después de dejar Unamsil. Pero ahora no tengo contacto con él y estoy en una situación muy difícil”, relató.

El de Marian no es un caso aislado. Decenas de niños son hijos de soldados de la ONU, muchos de los cuales ya completaron su mandato y partieron a sus respectivos países.

”Todo se reduce a explotación sexual”, lamentó el activista Charles Mambu, de la coalición de organizaciones de la sociedad civil de Freetown.

”La política de tolerancia cero de la ONU para los pacificadores es una medida bienvenida. Algunos tienen una conducta irresponsable y nos dejan hijos no deseados y más VIH/sida”, agregó Mambu.

Empobrecidas por años de guerra civil, las mujeres y niñas de Sierra Leona son un blanco fácil de explotación sexual. Muchas perdieron a sus esposos o sus padres y bienes, y se vieron forzadas a la prostitución. Otras simplemente se sienten atraídas por el dinero y los obsequios.

Maada Kamara, de la estatal Secretaría Nacional del Sida, dijo a IPS que su organismo se esfuerza al máximo por detener la epidemia de VIH/sida.

”No sólo nos ocupamos de la población civil, sino también de los soldados extranjeros. Creo que las medidas de Unamsil complementarán nuestro trabajo. La tolerancia cero es la respuesta”, declaró.

A diferencia de otros países de África subsahariana, con una prevalencia alarmante de VIH/sida, Sierra Leona tiene un índice de infección de apenas tres por ciento de la población sexualmente activa, según cifras oficiales.

Sin embargo, los expertos temen que, para cuando Unamsil haya partido, ese porcentaje aumente.

La historia de problemas de abuso sexual por soldados extranjeros en Sierra Leona no comenzó con Unamsil. Miembros de su antecesora Ecomog, brazo militar de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas), dejaron atrás cientos de hijos que se dieron en llamar ”bebés Ecomog”.

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