Católicos reformistas de Estados Unidos esperan que el próximo papa esté más dispuesto que Juan Pablo II a moderar la doctrina de la Iglesia sobre anticonceptivos, aborto, homosexualidad y equidad de género.
De todos modos, saben que, probablemente, esos asuntos no figurarán entre las prioridades del Vaticano en el próximo papado.
Siendo católico, siempre estoy abierto a milagros. Pero, siendo realista, también pienso que la suerte está en nuestra contra, dijo Jon O'Brien, vicepresidente de Catholics for a Free Choice (Católicas por el Derecho a Elegir), organización con sede en Washington.
Al observar que todos los 117 cardenales que votarán al próximo papa fueron designados por Juan Pablo II, excepto tres, O'Brien dijo que un cambio radical es improbable en el futuro próximo.
El pontífice fallecido el sábado puso en lugar de obispos liberales e izquierdistas a sacerdotes jóvenes sin mayor experiencia pastoral, consideró el activista católico.
Pero si resulta elegido un conservador similar a Juan Pablo II, sería demasiado, consideró. El margen de tolerancia para que la gente acepte que una jerarquía dominante le diga qué hacer es muy estrecho tras el escándalo del abuso sexual de curas contra niños en Estados Unidos, explicó.
Pero eso sería, tal vez, lo que los reformistas de la Iglesia necesitamos, agregó.
El Vaticano calculó que unos dos millones de peregrinos rindieron tributo a Juan Pablo II en la basílica de San Pedro, donde yace hasta sus exequias el cuerpo del papa.
El fallecido pontífice ha sido aplaudido como un abanderado de la libertad y de la dignidad que ha luchado por convertir la Iglesia en una institución de carácter mundial, tanto en carácter como etnicidad.
Pero muchos católicos están enojados por su inclaudicable posición contra el control de la natalidad, el uso del condón para impedir las enfermedades de transmisión sexual y la ordenación de mujeres sacerdotes.
El 11 de marzo, 23 días antes de morir, el papa dijo a un grupo de obispos de Tanzania que la fidelidad dentro del matrimonio y la abstinencia fuera de él era el único medio seguro de limitar el avance del sida.
En varias ocasiones, advirtió que el uso de anticonceptivos era intrínsecamente ilícito.
En el Norte industrial, la mayoría de los católicos ya usan anticonceptivos, por lo que la posición de Roma resulta irrelevante, según O'Brien. Pero en los países en desarrollo, la gente muere por no usarlos.
Dos de cada tres católicos —en un total de 1.100 millones— viven en Asia, África y América Latina, donde se registra una alta incidencia de mortalidad infantil y maternal.
La Organización de las Naciones Unidas calculó que más de 200 millones de mujeres necesitan anticonceptivos seguros, sin tener acceso a ellos, y que la planificación familiar reduciría, por sí sola, 25 por ciento la mortalidad maternal.
El papa escribió muchísimo sobre la dignidad y la equidad de las mujeres, dijo Aisha Taylor, de la Conferencia para la Ordenación de Mujeres en el estado de Virginia. La paradoja es que, al mismo tiempo, les impidió ingresar en las estructuras de gobierno de la Iglesia.
El Código de Derecho Canónico fue revisado en 1983 para alentar la participación de las mujeres en las diócesis, donde se les permite operar como ministras eucarísticas o en comités parroquiales.
Pero el propio impulsor de esa reforma fue rígido en su oposición a la ordenación de mujeres. En una carta apostólica de 1994, declaró que la Iglesia no tiene autoridad para atribuir el sacerdocio a las mujeres.
Pero Taylor cree que el papa pudo haber contribuido así, sin darse cuenta, al avance de la causa de la ordenación femenina, posibilidad apoyada por 70 por ciento de los católicos estadounidenses.
Sus escritos están hoy en el canon eclesiástico y no pueden ser removidos. Pero cuando el presidente Thomas Jefferson escribió que 'todos los hombres son creados iguales' se refería, por cierto, a 'todos los hombres blancos y hacendados'. Y esas palabras inspiraron al movimiento por la abolición de la esclavitud, recordó la activista.
La mayoría de los papables más destacados son conservadores, pero no todos comparten las posiciones de Juan Pablo II. Algunos creen que el Colegio de Cardenales que elegirá a su sucesor podría dar una sorpresa.
El corresponsal en el Vaticano de la revista National Catholic Reporter, John Allen Jr., sostuvo que los colegios de cardenales designados enteramente por un papa no necesariamente eligen una reproducción de ese papa como sucesor.
En ese sentido, mencionó el caso del papa Pío XII, quien designó a 51 de los 53 cardenales que eligieron a su sucesor, el muy diferente Juan XXIII.
Hay algunas sorprendentes diversidades entre cardenales, coincidió Taylor. De los cuatro principales grupos, dos están involucrados con la reforma de la Iglesia y con la justicia social.
Según observadores del Vaticano, el bloque por la justicia social —concentrado en problemas como la globalización, la relación entre comunidades raciales y la lucha contra el sida— es el mayor dentro del Colegio de Cardenales.
Entre sus representantes se encuentran importantes figuras del mundo en desarrollo, como el mexicano Juan Sandoval, el brasileño Claudio Hummes y el hondureño Óscar Rodríguez Madariaga.
En el otro extremo del abanico ideológico se ubica el agrupamiento denominado guerreros culturales, que pretende incorporar en el derecho de los países la doctrina conservadora de la Iglesia en puntos tales como aborto, matrimonio entre homosexuales e investigación en células madre.
Desde el comienzo de su papado y hasta su lecho de muerte, Juan Pablo II designó cardenales a su imagen y semejanza, que engrosaron la actual ala derechista de la Iglesia, según O'Brien.
De los papables, O'Brien identificó al cardenal belga Godfried Danneels como el más moderado.
Danneels dijo que usar condones para impedir el VIH y el sida era detener la transmisión de la muerte, no la transmisión de la vida, recordó. Y en un ambiente tan cerrado, decir algo así es una brisa fresca.
