Los hechos y cifras que dan cuenta de la disponibilidad de gasolina pudieron más esta vez que las palabras optimistas sobre la producción petrolera y provocaron que los mercados internacionales del crudo cerraran la semana con precios en alza.
En Nueva York, el petróleo dulce ligero West Texas Intermediate (WTI), marcador estadounidense, ganó este viernes 50 centavos de dólar por barril de 159 litros y se vendió a 54,70 dólares. La unidad había alcanzado un récord el pasado 4 de este mes con 58,28 dólares.
En tanto, el crudo Brent del Mar del Norte, la referencia europea, trepó en el mercado de Londres a 55 centavos para cotizarse a 54,56 dólares, 3,09 dólares menos que la marcha también máxima del día 4.
Los promedios semanales fueron de 52,16 dólares para el WTI, de 52,31 dólares para el Brent y de 48,43 dólares para la cesta de siete crudos que emplea la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), informó este viernes el Ministerio de Energía en Venezuela.
El alza se produjo ante los renovados temores por los suministros de gasolinas en Estados Unidos, una vez que se conociera que los inventarios de dicho producto disminuyeron en 1,5 millones de barriles la semana pasada, aunado a nuevos problemas en algunas refinerías de ese país, dijo el Ministerio venezolano.
Otro elemento que contribuyó a estas alzas fue el ataque terrorista en la ciudad santa musulmana de La Meca, lo que incrementó los temores acerca de la seguridad en Arabia Saudita, primer productor mundial de petróleo, agregó el informe venezolano.
La refinería de la empresa Conoco en el meridional estado estadounidense de Louisiana, que produce 255.000 barriles diarios de gasolina (cuatro por ciento del consumo del país), no pudo reiniciar operaciones el jueves tras labores de mantenimiento.
Otras destilerías en Texas, también en el sur de Estados Unidos, y en el noroeste y oriente de Venezuela enfrentan dificultades, lo que aumenta la sensación de merma en la disponibilidad de combustible en la cuenca del Atlántico, mientras se acerca el período vacacional propio del verano boreal en América del Norte.
Esas noticias calzaron con el informe del Departamento de Energía de Estados Unidos, según el cual la semana anterior el stock de gasolina bajó 1,5 millones de barriles, a 211,6 millones de unidades, el primer descenso de ese registro desde febrero.
Otra noticia que impactó fue el tiroteo en un barrio de La Meca el jueves, entre policías y presuntos militantes de la red terrorista internacional Al Qaeda, en el que perecieron dos bajas de cada lado.
En ese marco, el ministro de Petróleo de Arabia Saudita, Alí al-Naimi, garantizaba en una conferencia en París que su país, productor de 9,5 millones de barriles diarios, invertirá 50.000 millones de dólares en cinco años para aumentar su capacidad de producción hasta fluctuar de 11 millones a 15 millones de barriles por día.
El mundo demandó 82,4 millones de barriles por día en 2004 y este año consumirá 84,3 millones de unidades, con tendencia al alza en lo que resta de década, según la Agencia Internacional de Energía, de países industrializados.
Los consumidores quieren más oferta, para contener los precios y tener la certidumbre de que sus economías no se afectarán con cualquier súbita interrupción del suministro como la que puede provocar un ataque terrorista.
El terrorismo es un factor en la conformación de los precios, recordó en Tokio el experto Tetsu Emori, de la firma de mercados de futuros Mitsui Busan.
En la conferencia parisina, el ministro francés de Energía, Patrick Devedjian, deploró que además ciertos países productores permanecen herméticamente cerrados a los inversionistas, o les ofrecen condiciones poco atractivas.
En México, una ley prohíbe la propiedad extranjera de reservas de petróleo. En Rusia se limita a 51 por ciento, en Kazajstán las reglas cambian para los extranjeros y los países del Golfo simplemente no se abren, se quejó Devedjian.
La aprensión por los altos precios está lejos de ser monopolio de los grandes consumidores, como muestra de modo constante América Central, cuyos presidentes abogan por acuerdos internacionales que alivien el peso de su factura de combustibles.
Esta semana fue el influyente cardenal hondureño Oscar Rodríguez Madariaga, uno de los frustrados candidatos latinoamericanos a suceder al fallecido papa Juan Pablo II, quien dijo que pedirá a Benedicto XVI que intervenga a favor de lograr precios petroleros más bajos para los países pobres.
Deseo manifestarle al Sumo Pontífice la necesidad de que se siga luchando por la justicia social, el alivio de la pobreza y que pueda trabajar en estos días con esa crisis del petróleo que es mundial, dijo Rodríguez Madariaga al diario El Heraldo, de Tegucigalpa.
Los altos precios del petróleo están acabando con las exiguas economías centroamericanas y, ya que se está hablando de globalización, busquémosle una solución globalizada, agregó el alto prelado.
Los pequeños países de América Central y el Caribe son beneficiarios del pacto de San José, que abarca a los proveedores México y Venezuela, y también del Acuerdo de Caracas, exclusivamente venezolano, para pagar con descuentos parte de su factura petrolera.
Empero, esos convenios fueron concebidos cuando los precios internacionales del crudo estaban por debajo de los 25 dólares por barril.
Al-Naimi y su colega qatarí, Abdulah al-Attiyah, coincidieron al señalar en París que los productores poco pueden hacer por ahora para contener los precios, que escapan a las capacidades de la OPEP (que aporta 36 por ciento de la oferta mundial) y están librados al juego del mercado, signado por una sostenida demanda.
Los países socios de la OPEP son Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela.
A corto plazo, tenemos la intención de estabilizar el mercado incrementando con nuestras exportaciones en función de las necesidades de nuestros clientes, pero nuestra influencia es limitada, insistió Al-Naimi.
En tanto, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una ley que otorga incentivos fiscales para una mayor producción doméstica de petróleo, gas, carbón y electricidad, así como el ahorro de energía y la reducción de la contaminación.
Pero el presidente de ese país, George W. Bush, urgió al Congreso a aprobar una norma que permita explotar petróleo en un área de Alaska actualmente vedada porque es parte del Refugio Natural de Vida Silvestre en el Ártico (ANWR, por sus siglas en inglés).
Estados Unidos devora uno de cada cuatro barriles de petróleo que produce el mundo. Debe importar 60 por ciento de los que consume, así como dos de cada 10 metros cúbicos de gas, y la tendencia a depender de las importaciones crece cada año.
Desarrollando esa sección (de Alaska) se podría sacar hasta un millón de barriles diarios. ¿Se dan cuenta de que eso es más de la mitad de lo que importamos cada día de Venezuela?, dijo Bush en un encuentro con cámaras de comercio en Washington.
Venezuela vende a Estados Unidos alrededor de 1,5 millones de barriles diarios de crudo y derivados. Otros grandes proveedores de este mayor mercado mundial son Canadá, México, Arabia Saudita y Nigeria.