Dos fechas de Medio Oriente que parecían grabadas en piedra podrían cambiar, mientras Israel considera postergar su retiro de la franja de Gaza y los palestinos piensan en retrasar sus elecciones.
Israel considera al menos una postergación de tres semanas en la implementación de su plan de retiro unilateral de Gaza, y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) podría posponer sus elecciones debido a desacuerdos legislativos. Ambos acontecimientos estaban previstos para mediados de julio.
La franja de Gaza es parte de los territorios árabes ocupados por Israel desde la guerra de los Seis Días, en 1967. Un repliegue israelí sería un hito importante en la lucha palestina por un estado propio.
Las posibles demoras reflejan las dificultades políticas que enfrentan tanto el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, como el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas. Tras una breve luna de miel después del cese del fuego declarado en febrero, ambos enfrentaron una creciente oposición en sus propios círculos, y esto creó tensión en las relaciones bilaterales.
El plan de Sharon de evacuar a 8.000 colonos judíos de 21 asentamientos en la franja de Gaza generó oposición en el propio partido del primer ministro, el gobernante Likud, y especialmente en los grupos ortodoxos.
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Se trata de la primera vez que un gobierno israelí decide desmantelar colonias en territorios que los palestinos reclaman como su futuro Estado.
Pese a la oposición, el gobierno afirmó que el repliegue se realizará de todos modos, y los cambios de fecha sólo parecen ser una cuestión táctica. Trascendió que el gobierno israelí no quería que el retiro coincidiera con el período anual de duelo por la destrucción del templo judío.
Pero una postergación de sólo tres semanas dejaría la fecha del repliegue incómodamente cerca del comienzo del año escolar, en septiembre, y las autoridades no desean provocar un sufrimiento de los niños colonos debido a un proceso político.
Debemos hacer un esfuerzo para aliviar el sufrimiento de los colonos y ayudarlos a sobrellevar esta crisis, dijo Sharon en una reunión política el lunes.
Mientras, la controversia por las elecciones palestinas parecen constituir un desafío mayor para Mahmoud Abbas que la iniciativa del repliegue para Ariel Sharon.
El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), el mayor grupo radical y opositor palestino, pretende que los comicios se celebren en la fecha que estaba prevista, el 17 de julio.
Pero el gobernante partido Fatah, de Abbas, impulsa una postergación porque teme la derrota. Fatah, fundado por el difunto líder palestino Yasser Arafat, controla el Consejo Legislativo.
La tensión es palpable tanto en Gaza como Ramalá, la sede del gobierno palestino. El apoyo a Abbas está decayendo por lo que se percibe como su incapacidad de poner su propia casa en orden y de hacer cumplir a Israel los compromisos que asumió cuando acordó el cese del fuego, además de mejorar el nivel de vida de los palestinos.
Por ahora, los grupos radicales respetan la suspensión de ataques contra objetivos israelíes acordada con Abbas. Sin embargo, Hamas amenazó con retirarse del acuerdo si las elecciones legislativas no se celebran como estaban previstas.
Abbas aclaró que no era ésa su intención. No nos proponemos postergar las elecciones, dijo a periodistas en su sede de Ramalá, Cisjordania.
Hamas participará por primera vez en elecciones palestinas. En los primeros comicios legislativos, en 1996, el grupo boicoteó la elección. Pero desde el estallido de la segunda intifada (insurrección contra la ocupación israelí), en septiembre de 2000, la popularidad de los grupos islamistas aumentó notablemente.
Al mismo tiempo, el poder de Fatah se debilitó debido a antiguas acusaciones de corrupción, a su identificación con la ANP y a la muerte de su principal líder, Yasser Arafat, en noviembre de 2004.
La vieja guardia del partido teme que una derrota en las elecciones sea aprovechada por la generación de políticos más jóvenes que pretende desplazarla en las elecciones internas de agosto.
Nabil Shaath, antiguo miembro del gabinete y representante de la vieja guardia de Fatah, lo niega. La cuestión (de la fecha de los comicios) tiene que ver con el retiro israelí de Gaza y nuestro miedo a que los israelíes dificulten la campaña electoral y la libertad de movimiento, dijo a la prensa.
En el barrio Bene Suheila, de la localidad Khan Younis, en la Franja de Gaza, el ánimo es decididamente pro-Hamas. Antes, esa localidad se conocía como tierra de Fatah, pero en las elecciones municipales de comienzos de este año, Hamas arrasó.
Los candidatos de Hamas eran confiables, no corruptos. No cuidaban sólo de sus familiares y amigos, y eran competentes, dijo Muhammed Abu Arian, propietario de un taller de reparación de bicicletas, explicando el cambio electoral.
Hamas es consciente de que su militancia armada contra Israel cae bien en gran parte de la población.
No nos transformaremos en un movimiento político, declaró a IPS un portavoz del movimiento, Moshir al-Masri. Seguiremos resistiendo frente a Israel hasta que todas nuestras demandas sean satisfechas, advirtió.
Los problemas de Fatah quedaron en evidencia este mes en Ramalá, cuando miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, un grupo armado vinculado con el partido de gobierno, atacó con disparos la propia sede de Abbas, la Muqata, y dos restaurantes.
El incidente ocurrió después de que Abbas sugirió que algunos hombres de las Brigadas debían entregar sus armas y desalojar las salas que ocupan en su complejo.
En Ramalá, comerciantes preocupados afirman que el verdadero problema es el dinero y que las Brigadas usan sus armas para manejar redes de extorsión. Antes, Arafat les pagaba y los controlaba, pero ahora ese control parece haberse perdido, dicen.
La herencia de Arafat, dice un comerciante de Ramalá en referencia a las Brigadas. Quizá la frase podría aplicarse a la crisis general que afecta a Fatah.
