La evidencia indica que el Proyecto Minuteman, los caza inmigrantes estadounidenses que desde inicios de mes actúan en la frontera con México, está lejos de ser lo agresivo, efectivo y numeroso que prometía. Pero eso no elimina su peligrosidad, advierten activistas humanitarios.
Aunque el grupo afirma haber contribuido a la detención de 268 inmigrantes hasta mediados de este mes, el gobierno de Estados Unidos y en especial el de México, que mira con lupa su actuación, niegan totalmente esa aseveración.
La buena noticia es que Minuteman no es lo que se prometió, sentenció Carlos Flores, uno de los cónsules de México en Arizona, el fronterizo y sudoccidental estado estadounidense donde actúa ese cuerpo de civiles armados.
El diplomático informó que hasta ahora sólo existe el reporte de un inmigrante que tuvo contacto con los voluntarios de Minuteman.
Según la versión de Flores, tres personas de ese grupo tuvieron intercambio con un inmigrante mexicano, quien exhausto de tanto caminar les solicitó agua y ayuda para comunicarse con la Patrulla Fronteriza.
Los miembros de Minuteman grabaron en vídeo el hecho, le entregaron algo de dinero y pidieron al inmigrante que se pusiera una camiseta en la que se leía: Brian Barton (el nombre del voluntario) atrapó a un ilegal y todo lo que obtuve fue esta camiseta.
El Proyecto Minuteman, que toma su nombre del grupo de milicianos de Massachussets que en el siglo XVIII lucharon por la independencia, despertó temores tras prometer que en abril vigilaría la frontera entre Arizona y el estado mexicano de Sonora con más de 1.000 voluntarios, la mayoría con experiencia militar y al menos 20 piloteando diversas aeronaves.
Su misión, según dijeron, era detener a los inmigrantes indocumentados para entregarlos a la patrulla fronteriza de Estados Unidos.
En México, el gobierno de Vicente Fox, el parlamento y las organizaciones defensoras de los derechos humanos rechazaron su presencia y demandaron frenar su accionar.
La evidencia recabada hasta ahora por las autoridades de México y de Estados Unidos indica que lo voluntarios de Minuteman no suman más de 100, la mayoría jubilados, y que no cuentan con aviones o helicópteros.
Los vigilantes, tal como se autodenominan, pasan las horas del día sentados, charlando o jugando cartas entre ellos. Las pocas armas que tienen, están guardadas casi todo el tiempo, según se informó.
Nahyeli Mendivil, directora de operaciones de la Red de Acción Fronteriza (Border Action Network), una organización no gubernamental radicada en Arizona, dijo a IPS que Minuteman es un peligro por lo que podría generar en un caso extremo más que por la dimensión real que tiene.
Aunque son pocos, alguno de los voluntarios podrían perder el control y generar una tragedia como atacar a un inmigrante con armas, advirtió Mendivil.
Además, se trata de un grupo cuyo mensaje es parar el ingreso de extranjeros por simple xenofobia, lo que es inaceptable, declaró la activista en conversaciones vía telefónica desde Arizona.
Por ese estado ingresan gran parte de los inmigrantes a Estados Unidos. Informes oficiales indican que cerca de la mitad de los poco más de un millón de mexicanos detenidos por la Patrulla Fronteriza en 2004 habían cruzado por la frontera de Arizona.
El estadounidense Salvador Zamora, portavoz de la Patrulla Fronteriza en Washington, expresó su temor ante la posibilidad de que Minuteman causara algún problema, pero hasta ahora lo único que ha mostrado es que está integrado por personas que se divierten como en un día de campo, apuntó.
Sobre las detenciones de inmigrantes en las que dice haber participado ese grupo, la Patrulla Fronteriza niega la veracidad de esa información. Se trata de detenciones hechas por sus agentes sin ninguna participación de Minuteman, afirma.
En su página de la red mundial de computadoras Internet, Minuteman señala que su misión es detener la invasión de inmigrantes y demostrar que la Patrulla Fronteriza puede hacer mucho más al respecto.
El cónsul Flores aseguró que los miembros del grupo de antiinmigrantes de Arizona corren el riesgo de ser detenidos si llegan a amenazar con armas a cualquier persona.
Siete inmigrantes indocumentados mexicanos fueron detenidos el martes en Arizona a punta de pistola por el militar Patrick Theodore Haab, quien no es uno de los voluntarios de Minuteman.
Por esa acción, el militar fue apresado luego por la policía y, según dijo Flores, será acusado ante la justicia de asalto agravado con arma de fuego.
Minuteman es una más de las varias organizaciones y personas contrarias a los inmigrantes que actúan en el área fronteriza de Estados Unidos con México. Se trata de unos pocos individuos a quienes las organizaciones no gubernamentales piden controlar.
Ranch Rescue, Civil Homeland Defense y American Border Patrol son los nombres de algunos de los grupos con actividad esporádica en varios de los estados del sur de Estados Unidos.
A bordo de vehículos todo terreno o a caballo, vestidos como militares o al uso de las zonas rurales del lugar (vaqueros), sus integrantes persiguen a inmigrantes en zonas desérticas, las menos vigiladas por la policía, para, literalmente, cazarlos y luego entregarlos a la Patrulla Fronteriza.
Estos grupos generan tensiones sobre el problema de la migración y no ven o no entienden que se trata de un fenómeno que requiere una solución integral, como una ley que legalice a los extranjeros que ya están en este país (Estados Unidos), opinó la directora de operaciones de la Red de Acción Fronteriza.
Unos 400.000 mexicanos logran cada año burlar los controles migratorios cada vez más estrictos de Estados Unidos e integrarse al sistema productivo de ese país, mientras más de un millón fracasan y regresan a sus lugares de origen.
En la actualidad viven en Estados Unidos 39,9 millones de personas nacidas en América Latina o descendientes de inmigrantes de esa procedencia. De ese grupo, unos cinco millones carecen de documentos migratorios en regla.
México demanda en un acuerdo que regularice la permanencia de los emigrantes mexicanos indocumentados en Estados Unidos, pero Washington advierte que sólo promoverá un esquema basado en permisos temporales de trabajo.
Hasta ahora, ninguna de las dos variantes ha avanzado.