La danza de los nombres comenzó cuando el presidente egipcio Hosni Mubarak pidió al parlamento la aprobación de una enmienda constitucional para permitir la multiplicidad de candidaturas presidenciales.
Un puñado de personalidades independientes sugirieron o anunciaron decididamente sus aspiraciones, pero la proscrita, aunque tolerada, Hermandad Musulmana, que es la principal organización opositora del país, se ha abstenido de formular candidaturas.
Otros regímenes de Medio Oriente, mientras tanto, han anunciado pasos tentativos hacia la reforma política, ante la creciente presión de Estados Unidos por la democratización de esta región.
Muchos gobiernos sienten temor ante lo que Estados Unidos hace tras la guerra de Iraq. Pero la tendencia hacia el cambio político está aquí hace largo tiempo, aseguró Simon Kitchen, analista de asuntos de Medio Oriente para el grupo consultor Eurasia Group, radicado en Nueva York.
Mubarak sorprendió a buena parte de la sociedad cuando propuso el 26 de febrero una enmienda constitucional que permitiera la presentación de más de una candidatura a la presidencia. La reforma entraría en vigencia antes de las elecciones de septiembre.
En el sistema vigente, la Asamblea Popular (parlamento) debe seleccionar por mayoría de dos tercios al candidato único, y luego los ciudadanos sólo pueden votar por sí o no. En las últimas cuatro elecciones, el candidato fue el propio Mubarak.
La enmienda entrará en vigencia se es aprobada por el parlamento, de 454 miembros.
Luego del anuncio, varios dirigentes políticos manifestaron o sugirieron su intención de competir por la presidencia contra Mubarak, ya nominado para un cuarto periodo por su Partido Democrático Nacional.
Entre los aspirantes a sucederlo figuran el líder del partido Al-Ghad, Ayman Nour, acusado ante la justicia de falsificación, y el sociólogo y activista Saad Eddin Ibrahim.
Pero la mayoría de los principales partidos opositores se han abstenido de anunciar sus candidatos. Nunca estuvo en la mente de los egipcios la posibilidad de desafiar al presidente, dijo Mounir Fakhri Abdel Nour, parlamentario del Partido Wafd, el principal de la oposición legalmente reconocida.
De todos modos, los pequeños partidos legales son relativamente débiles y hasta ahora han logrado escaso apoyo popular.
La mayoría de los observadores siguen de cerca los pasos que dé la Hermandad Musulmana, que, a pesar de su proscripción, goza de una enorme popularidad y se mantiene como una fuerza vital en la política egipcia desde los años 20.
El 19 de marzo, ese grupo islamista ganó 15 de los 24 puestos en la directiva del Sindicato de Abogados, organización considerada un microcosmos de la política egipcia.
La primera reacción de la Hermandad ante la iniciativa fue elogiar a Mubarak por entender la demanda popular de una reforma política.
El guía supremo de la organización, Mehdi Akef, dijo incluso que era el deber de todos los egipcios apoyar al presidente en las próximas elecciones, aunque luego matizó esa opinión al sostener que una serie de reformas eran requisitos para ese apoyo, entre ellas el levantamiento de la ley de emergencia que rige desde hace 25 años.
Mohammed Sayyed Said, subdirector del estatal Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos, opina que la Hermandad, consciente de su poder, adoptó la política general de no desafiar al presidente en esta coyuntura, y apuntó que si bien su proscripción formal no le permite presentar un candidato propio, podría apoyar a uno que se postule como independiente.
Sea como fuere, la organización islamista comparte con otros grupos opositores la percepción de que la reforma propuesta por Mubarak no basta para que la elección presidencial sea libre y limpia.
Los críticos señalan, por ejemplo, que aun si se aprueba la enmienda, los candidatos deberán contar con respaldo de cierto porcentaje de los integrantes del parlamento, actualmente integrado pro cerca de 80 por ciento de oficialistas.
El subjefe de la Hermandad Musulmana, Mohamed Habib, dijo a mediados de marzo al diario independiente Al-Misri Al-Youm que requisitos inalcanzables para la oposición privarían de todo significado a la reforma propuesta aunque se aprobara, a que harían imposible una real competencia, de candidatos independientes o de los que presenten los partidos opositores legales.
Además, ningún partido opositor tendrá realmente oportunidad de competir en las próximas elecciones, porque contarían on un periodo de preparación demasiado corto, dijo a IPS Essam El-Erian, dirigente y ex parlamentario de esa organización.
De todos modos, la Hermandad espera lograr un amplio acuerdo con otros partidos opositores para apoyar a un candidato común, que abogue por reformas políticas y un proceso electoral justo, adujo.
El esbozo de apertura política no es un proceso lineal. A fines de marzo, dos manifestaciones por democracia frente a la sede del parlamento, una de ellas organizada por la Hermandad Musulmana y otra por el Movimiento Egipcio por el Cambio, una confederación de organizaciones no gubernamentales, fueron interrumpidas por fuerzas de seguridad que arrestaron a docenas de personas.
A esas detenciones siguieron otras en varias provincias, de integrantes de los grupos promotores de las movilizaciones.
La represión revela el temor del gobierno a un despertar del pueblo egipcio, sostuvo George Ishak, uno de los dirigentes del Movimiento por el Cambio.
Los vientos de cambio en la región incluyen eñecciones municipales en Arabia Saudita el mes pasado, por primera vez en décadas, y movilizaciones por democracia en Beirut tras el asesinato el 14 de febrero del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.
Washington afirma que el impulso democratizador es consecuencia de sus acciones, y especialmente del derrocamiento en 2003 del régimen iraquí encabezado por Saddam Hussein, pero Kitchen comentó que los cambios se deben también a procesos internos que comenzaron hace muchos años. (