Investigadores cubanos lograron una variedad de tabaco menos dañina para la salud, como aporte a la política para paliar los males del tabaquismo que se lleva a cabo en el país desde principios de este año.
El placer de fumar cuesta a Cuba un tercio de las muertes por cáncer, enfermedad que a su vez es la segunda causa de fallecimiento. Las autoridades intentan disminuir ese costo con una fuerte campaña para desestimular el consumo.
La nueva variedad, denominada IT-2004 y lograda mediante métodos tradicionales de cruzamiento, tiene menos contenido de nicotina, resinas y alquitranes, y se prevé destinarla al consumo nacional.
Fuentes del gubernamental Instituto de Investigaciones del Tabaco (IIT) explicaron que la variedad muestra, además, mayor tolerancia a la sequía y resistencia a las plagas y enfermedades perjudiciales.
Informes de ese organismo a los que IPS tuvo acceso indicaron que el rendimiento de la IT-2004 es hasta tres toneladas por hectárea.
El potencial cancerígeno de los tabacos no depende sólo de la variedad de planta de la que provienen, sino también de la forma de cultivo de éstas, la distancia entre las semillas plantadas, el régimen de riego y fertilización y otros procedimientos agrícolas, y también del modo en que se procesan las hojas para su consumo.
Expertos consultados recalcaron que todo el tabaco cubano se produce por métodos tradicionales, con plantas sin alteraciones genéticas de ningún tipo, y con estrictos cuidados para mantener la calidad que lo distingue en el mercado internacional.
Para los habanos, el producto emblemático y de élite de la industria tabacalera cubana, las técnicas biotecnológicas están absolutamente descartadas.
Según especialistas, las propiedades de sabor, gusto y aroma del puro cubano dependen de una gran cantidad de genes, y por eso sería muy complejo y de incierto resultado tratar de mejorar el producto mediante ingeniería genética.
Además, en los países europeos, a los que va la mayoría de la producción de puros, predominan las posiciones contrarias al desarrollo de organismos genéticamente modificados.
En el IIT se han desarrollado seis nuevas variedades para la producción de tabaco negro y cinco para tabaco rubio resistentes al devastador moho azul, un hongo que puede desplazarse por el aire hasta 5.000 kilómetros.
En las más de 39.000 hectáreas dedicadas al cultivo de tabaco en Cuba se siembran exclusivamente las variedades menos vulnerables al ataque de esa plaga.
Para prevención del crecimiento del moho azul, los agricultores emplean agentes biológicos, como el bacillus thuriengesis, combinados con algunos productos químicos.
La industria tabacalera deja a Cuba ingresos anuales de 300 millones de dólares. Los puros cubanos son 70 por ciento de los consumidos en el mercado mundial de esos productos sin contar a Estados Unidos, que prohíbe importaciones de la isla.
Sin embargo, Cuba es uno de los países que han adoptado medidas de obligatorio cumplimiento para mantener en jaque a las personas fumadoras, que son alrededor de 30 por ciento de la población de más de 11 millones de habitantes.
Por disposición ministerial está prohibido desde febrero fumar en lugares públicos climatizados o cerrados como oficinas, salones de reuniones, teatros, cines, centros de salud y educacionales.
La restricción también abarca a conductores del transporte colectivo, usuarios de instalaciones deportivas y encargados de elaborar y vender alimentos, con el objetivo declarado de incentivar el respeto al no fumador.
También se eliminaron las máquinas expendedoras de tabaco, las ventas a menores y la comercialización de cigarrillos en tiendas, restaurantes o establecimientos ubicados a 100 o menos metros de instalaciones de educación.
Sigo fumando como siempre, pero como no me gusta que me llamen la atención, ahora salgo al pasillo. Antes solía fumar en clases, confesó a IPS el profesor Manuel García, de 55 años de edad y con casi 30 de fumador.
El envase de los cigarrillos que García compra actualmente trae leyendas que alertan sobre lo dañino del hábito de fumar, y las cajetillas de más reciente fabricación informan sobre el contenido de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono del producto.
Sé que se trata de elementos cancerígenos y tóxicos que dañan la salud, pero no puedo dejar el hábito, afirmó el profesor.
Los paquetes de productos tabacaleros cubanos llevan advertencias sanitarias desde los años 70. En mayo del año pasado, el país suscribió el convenio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco, que entró en vigor en febrero de este año.
Ese acuerdo incluye normas contra la publicidad de los tabacos, incluyendo el patrocinio de actividades por parte de la industria que los vende, y también sobre el etiquetado con advertencias sanitarias, la fijación de precios y el aumento de impuestos, el comercio ilícito y la prevención del tabaquismo pasivo, entre otras.
Estadísticas de la OMS indican que anualmente mueren cinco millones de personas por efectos del hábito de fumar, cantidad que podría duplicarse en 2020 si se mantienen las tendencias actuales del consumo.