El aumento de las pensiones a más de 1,4 millones de jubilados inyectó optimismo en ese deprimido sector de la población, aunque la mayor masa monetaria en circulación amenaza la estabilidad de los precios.
Las jubilaciones mensuales fueron incrementadas, en promedio, unos 50 pesos (dos dólares), lo que implica que a partir de mayo habrá en la calle unos 75 millones de pesos más en circulación (equivalentes a unos tres millones de dólares).
Ese importante flujo circulante requiere un aumento de bienes en oferta para evitar incrementos en los precios, ya muy altos en algunos casos.
El reajuste elevó a 150 pesos (seis dólares) las pensiones en la franja de 55 a 105 pesos y hasta 300 pesos las remuneraciones mayores, de 251 a 290 pesos mensuales. La medida favorece a 97 por ciento del total acogido al sistema.
A la vez, se aumentó en 50 pesos la asignación mensual de las familias protegidas por la Asistencia Social, que abarca a 476.512 personas.
Indudablemente es una buena noticia, sobre todo para quienes cobraban lo mínimo, dijo a IPS Manuel Valdés, profesor jubilado, con una pensión de 195 pesos.
Al anunciar los incrementos, el jueves por la noche, el presidente Fidel Castro admitió que las personas afiliadas al sistema de seguridad social han estado totalmente olvidadas por el bajo nivel de sus remuneraciones.
El mandatario reconoció también que el salario de muchos trabajadores cubanos es inferior a 200 pesos y dio a entender que se estudian posibles reajustes para el sector laboral activo.
Castro comentó que los precios de la red comercial en pesos convertibles (billetes que circulan dentro del país en sustitución del dólar estadounidense), son prohibitivos para los sectores de bajos salarios.
Que no se les ocurra aumentos de precios en las TRD (Tiendas de Recuperación de Divisas), cuya tasa de ganancia es alta, dijo el mandatario, al referirse a esos establecimientos estatales creados a mediados de los años 90.
El Estado subsidia los precios en moneda nacional de una canasta básica que distribuye de forma racionada, pero ésta no satisface las necesidades de la familia, obligada a acudir a las TRD o a los mercados agropecuarios.
Se estima que una familia promedio de cinco personas en la capital cubana requiere hasta siete veces sus ingresos salariales para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vestido y artículos de aseo.
Más de 1,5 millones de personas están afiliadas en Cuba a la seguridad social, de las cuales 700.000 cobraban una mensualidad menor a 100 pesos (cuatro dólares).
Castro estimó el nuevo gasto fiscal en más de 1.000 millones de pesos (unos 40 millones de dólares), y anunció el envío de 40.000 toneladas de arroz y granos a seis provincias del país, azotadas por la sequía.
El Estado cubano entregará esos alimentos de forma gratuita a la población de Camagüey, a 535 kilómetros de La Habana, y a las cinco provincias situadas en la región oriental: Guántanamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma y Las Tunas.
El presupuesto de la seguridad social cubano es independiente del resto del presupuesto del Estado, con recursos y gastos propios.
Estas erogaciones estatales son financiadas con contribuciones de las empresas sobre la nómina de los trabajadores y las transferencias del Estado para cubrir el déficit entre ingresos y gastos.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las contribuciones empresariales alcanzan 14 por ciento sobre la nómina de los trabajadores, de las cuales 12 por ciento se destina al presupuesto y dos por ciento restante queda a disposición de las entidades para prestaciones de corto plazo.
La diferencia entre las contribuciones de los empleadores y los gastos reales es cubierta por el Estado, añadió Cepal en el libro Política social y reformas estructurales: Cuba a principios del siglo XXI, elaborado junto con el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas.
De acuerdo con estudios realizados por ambas instituciones, la crisis de los años 90 (cuando Cuba perdió el sostén económico de la disuelta Unión Soviética) aumentó la vulnerabilidad social y colocó una mayor presión sobre el sistema, específicamente el de pensiones.
A partir de 1993, comenzó a aumentar el número de pensionados en comparación con años anteriores, tendencia que se mantiene hasta la fecha, afirma el libro en su capítulo La seguridad y la asistencia sociales.
El aumento de las pensiones sigue a medidas monetarias que Castro anunció en las últimas semanas, también en discursos televisivos de amplia audiencia, para revalorizar el peso cubano y el peso convertible.
A fines del pasado año, el gobierno concentró en una caja central los fondos en divisa de todas las empresas estatales y restringió la circulación del dólar estadounidense en el territorio nacional.
Con una población de 11,2 millones, Cuba figura entre los países más envejecidos de América Latina y el Caribe, con más de 14 por ciento de habitantes mayores de 60 años al finalizar 2002. En la región, sólo Uruguay presenta un envejecimiento más acentuado.
Se estima que en 2010 la población de 60 años y más representará 18 por ciento del total, y el país entero tendrá, por primera vez en su historia, más habitantes de la tercera edad que infantiles.
Estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) indican que para 2025, la isla será el país más envejecido de la región, con 25,9 por ciento de su población de 60 años o más. La lista coloca en los primeros lugares a Barbados (25,4 por ciento), Trinidad y Tobago (20,5 por ciento), Uruguay (20 por ciento) y Chile (18,4 por ciento).