La compañía estadounidense Halliburton, acusada de despilfarro y fraude por sus negocios en Iraq, recibe ahora cuestionamientos del propio gobierno por su incapacidad para rehabilitar campos petroleros en ese país del Golfo.
El contrato para reparar las fallas en los vitales pozos petroleros del sur de Iraq, firmado por la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) dependiente del Departamento de Estado, tiene un costo de 1.200 millones de dólares.
Por otra parte, un legislador advirtió que, según auditorías del Departamento (ministerio) de Defensa, se constataron cobros excesivos por 212 millones de dólares, ocultados luego por el gobierno de George W. Bush a los inspectores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estos pagos indebidos elevan a 2.000 millones de dólares —42 por ciento superior al monto de los contratos— el total de lo gastado en el marco del contrato de Halliburton.
Tanto la suma de los cobros excesivos de Hlliburton como el alcance de la información ocultada a los auditores de la Junta Internacional Asesora y de Control de la ONU (JIAC) son mucho mayores de lo que se sabía antes, dijo el diputado Henry Waxman, el de más alto rango entre los representantes del Partido Demócrata en el Subcomité sobre Reforma Política de la cámara baja.
Waxman sostuvo que la Agencia Auditora de Contratos de Defensa, que controla todos los convenios firmados por el Pentágono, identificó pagos excesivos y costos cuestionables por un total de 212,3 millones de dólares, el doble de los ya conocidos.
En uno de los casos reseñados por la Agencia, según Waxman, los cobros excesivos equivalieron a 47 por ciento del precio total estipulado en la orden de trabajo.
Pero el Departamento de Defensa, a pedido de Hlliburton, ocultó esas cifras a la JIAC, cuerpo de la ONU que supervisa el trabajo del Fondo para el Desarrollo de Iraq, sostuvo Waxman.
En cartas enviadas a los auditores del gobierno, la firma Kellog, Brown & Root (KBR), subsidiaria de Halliburton, explicó que había redactado informes factualmente inadecuados y confusos, y permitió su entrega a los inspectores de la ONU en forma redactada.
Luego, el gobierno envió el informe, sometido a una profunda edición, a la JIAC.
El ocultamiento de esta información es extremadamente inusual, indicó Waxman en una carta al presidente de su subcomité, Christopher Shays. La evidencia sugiere que Estados Unidos utilizó lo producido por el petróleo iraquí para pagarle en exceso a Halliburton, y que luego procuró ocultar la evidencia a los auditores internacionales.
Antes, Waxman había revelado que los auditores del Departamento de Defensa habían detectado pagos excesivos por 108 millones de dólares relativos a una sola de las varias órdenes de trabajo, en este caso por la importación de petróleo a Iraq.
En el nuevo informe de los auditores figura amplia información adicional que había sido ocultada por el gobierno a la JIAC. Una revisión de esas auditorías muestra que las referencias a cobros excesivos y otros costos cuestionados fueron eliminadas más de 450 veces en las versiones enviadas a la JIAC.
Rick Blum, de la organización pro-transparencia OpenTheGovernment.org, dijo a IPS: Una vez más, el sistema de secretismo nos engaña. No lo habrían hecho si hubieran pensado que alguien lo descubriría.
Si el público hubiera sabido esto antes, lo hubiéramos detenido y así protegido mejor a nuestros soldados y usado mejor el dinero de los contribuyentes para que nuestras familias estuvieran más seguras, consideró Blum.
Esto debería ser un llamado de atención para asegurar más apertura y fortalecer nuestra defensa nacional, concluyó.
El nuevo informe del Departamento de Estado se concentra en las operaciones de KBR, la subsidiaria de Halliburton a cargo de rehabilitar los campos petroleros del sur de Iraq.
El informe no contiene detalles sobre lo que denomina mal rendimiento y gastos excesivos, pero indica que la Embajada de Estados Unidos en Iraq advirtió a la empresa que pondría fin al contrato con KBR a menos que se sustituyera a algunos de sus gerentes.
Como consecuencia, se le solicitó a una empresa competidora de KBR, Parsons Corporation, ejecutar algunas de las tareas sin cumplir por la originalmente contratada.
KBR ya había sido objeto de duras críticas por gastos excesivos relativos a su multimillonario contrato para brindar apoyo logístico a las fuerzas armadas y en el primero, por 2.200 millones de dólares, de reparación de campos petroleros e importaciones de combustible.
Ese convenio fue firmado en secreto antes de la invasión de 2003 a Iraq. A KBR también se le asignaron tareas en los campos petroleros de la septentrional región iraquí de Kurdistán.
Halliburton atribuyó sus lentos avances en la reparación de campos a los atentados cometidos por insurgentes y a los años de falta de inversión en el sector petrolero. El informe del Departamento de Estado advierte que la producción de febrero había caído respecto del año pasado.
La compañía, de la que fue gerente general entre 1995 y 2000 el hoy vicepresidente Dick Cheney, firmó contratos por 8.200 millones de dólares con el gobierno de Estados Unidos para brindar diversos servicios a las fuerzas en el país del Golfo.
Auditores militares y del Congreso legislativo estadounidense advirtieron ya el año pasado que Halliburton ganó ganado millones de dólares mediante sobrefacturación.
Según organizaciones civiles como Halliburton Watch, la empresa fue beneficiada por contratos asignados sin licitación por el gobierno estadounidense gracias a sus contactos con políticos del Partido Republicano, entre ellos Cheney, que, aseguran, aún recibiría 150.000 dólares anuales de la firma.
Halliburton, con sede en la ciudad de Houston, está a cargo de buena parte de la reconstrucción de la infraestructura petrolera iraquí. También brinda servicios de alimentación, vivienda temporaria, lavandería y conexión a Internet a los soldados allí apostados.