Las negociaciones de la Ronda de Doha pasan de nuevo por dificultades y se corre el riesgo de otro inminente retraso en este proceso iniciado hace cuatro años, admitió el director general de la OMC, Supachai Panitchpakdi.
Estamos cerca de una crisis, pero todavía no hemos caído en ella, dijo Supachai a representantes de los 148 estados miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio) reunidos en sesión del Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) para escuchar los informes sobre la marcha de las discusiones lanzadas en la capital de Qatar en noviembre de 2001.
El CNC, establecido por la declaración ministerial de Doha, tiene el mandato de establecer los mecanismos de negociaciones apropiados y luego supervisar la marcha de ese proceso destinado a extender la liberalización del comercio, que es el fin último de la OMC.
Pero el panorama que encontró el organismo este jueves resultó más bien sombrío, según reconoció el jefe de negociadores de la Unión Europea, Carlo Trojan.
El cronograma de las negociaciones determina que a fines de julio próximo debe estar aprobado el diseño de las modalidades que servirán de base para la etapa decisiva, cuando las partes regatean las concesiones materiales que están dispuestas a ceder.
Sin embargo, Supachai estimó que el proceso todavía no ha entrado en la fase de toma de decisiones. Si en mayo no hemos logrado progresos substanciales, entonces estamos en una crisis verdadera, apostrofó.
La amenaza de una nueva frustración pende sobre todas las áreas principales de la negociación de Doha, que son entre otras las de agricultura, productos industriales, tratamiento especial y diferenciado para países en desarrollo y aplicación de convenios pendientes que favorecen a las naciones más pobres.
Aunque en particular, el peligro se cierne sobre la negociación del sector servicios que a fines de mayo afronta el vencimiento de un plazo para la presentación de ofertas de concesiones en esa actividad.
A cuatro semanas de ese límite todavía no parece haberse alcanzado el impulso necesario, reprochó el director de la OMC. Con urgencia necesitamos más ofertas sobre la mesa, pero también mejoras substanciales en las propuestas ya presentadas, insistió.
Las cosas no marchan mejor en agricultura, una negociación emblemática porque es el sector más atrasado en la apertura comercial y el papel proteccionista lo interpretan en su mayoría los países industrializados.
Las negociaciones agrícolas no han superado el primer obstáculo encontrado que consiste en hallar la fórmula para convertir los aranceles específicos, que establecen por ejemplo derechos aduaneros en dólares por tonelada, en aranceles ad valorem que recargan un porcentaje del producto.
En una reunión de ministros de Comercio de un grupo reducido de países, realizada a comienzos de marzo pasado en Mombassa, Kenia, se acordó que el método para establecer la conversión a valores equivalentes debería concertarse en Ginebra a fines de ese mismo mes o a principios de abril.
Ahora también hemos dejado vencer ese plazo y no es concebible que ese tema pueda torpedear toda la Ronda, reflexionó Supachai.
Aunque el jefe de la OMC abrigó esperanzas en que una solución pueda ser encontrada en los próximos días antes de otra reunión reducida de ministros, que se hará la semana venidera en París, porque no es una cuestión que podamos dejar para los ministros, comentó.
Trojan confió igualmente en que las sesiones que sostendrán los ministros el martes y el miércoles en la capital francesa, permitirán imprimir una orientación política precisa a las negociaciones comerciales.
Sin embargo, ese tipo de tipo de encuentros de altos funcionarios, restringidos por lo general a los mismos países, merece objeciones de las naciones excluidas y críticas severas de las organizaciones no gubernamentales que siguen de cerca las actividades de la OMC.
Una de esas entidades de la sociedad civil, ActionAid, reclamó este jueves a la OMC que establezca una prohibición de esas reuniones antidemocráticas y secretas.
Esos encuentros sólo sirven para presionar a los países en desarrollo a que abran sus mercados a la intensa competencia extranjera que amenazará a millones de hogares, dijo Tim Rice, analista político de la filial de ActionAid en Gran Bretaña.
A puertas cerradas, en París, hay grandes posibilidades de que la Unión Europea, Estados Unidos y otros coaccionen a los países pobres para que acepten lo inaceptable: un mal acuerdo, insistió Rice.
De todos modos, los responsables de la OMC parecen confiar en que los resultados de la conferencia informal de París corrijan la marcha del proceso de negociaciones para alcanzar progresos substanciales.
En las actuales circunstancias, al paso que nos movemos, no conseguiremos esos cambios en julio ni tampoco en diciembre, pronosticó Supachai.
La OMC realizará a fines de este año, en Hong Kong, su sexta conferencia ministerial, donde espera aprobar las modalidades de negociación de la Ronda de Doha que permitirían concluir las negociaciones a fines de 2006.
La anterior reunión ministerial, celebrada en septiembre de 2003 en el sudoriental balneario mexicano de Cancún, terminó con un fracaso estrepitoso, del cual todavía no se ha recuperado el sistema multilateral de comercio.