La elección del director de la OMC se dirimirá entre el delegado de un país en desarrollo, el uruguayo Carlos Pérez del Castillo, y uno del mundo industrializado, el francés Pascal Lamy, tras quedar fuera de juego el tercero en discordia, el mauriciano Jaya Krishna Cuttaree.
La ronda de selección finalizada este viernes eliminó de la competencia a Cuttare, como había ocurrido en la primera vuela terminada el 15 de abril con el embajador de Brasil ante la OMC (Organización Mundial del Comercio), Luiz Felipe de Seixas Correa.
Pérez del Castillo y Lamy deberán demostrar quien se encuentra más cerca de obtener el consenso entre los 148 estados miembros de esta institución con sede en Ginebra, que supervisa el funcionamiento del sistema multilateral de comercio y promueve una mayor apertura de los mercados.
La representante de Kenia, Amina Mohamed, actual presidenta del Consejo General de la OMC, anunció que la fase final de la selección del nuevo jefe de la entidad se iniciará el 9 de mayo. La decisión final deberá ser anunciada antes del 31 de ese mismo mes.
El actual director general de la OMC, el tailandés Supachai Panitchpakdi, que concluye su mandato el 31 de septiembre, ha sido propuesto para ocupar la secretaría general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), también establecida en Ginebra.
En la segunda ronda de selección participaron 144 estados miembros, de los cuales 22 carecen de representación permanente en Ginebra y atienden sus asuntos ante la OMC desde misiones diplomáticas asentadas en otros países.
Fuentes comerciales dijeron que entre los cuatro países que no votaron, en una actitud de abstención, figuró Brasil.
El resultado de la última selección dividió dos campos bien diferenciados entre países en desarrollo e industrializados, una dicotomía que se manifiesta asiduamente en la vida de la OMC y muchas veces atrasa o detiene las negociaciones comerciales.
Pérez del Castillo proviene de Uruguay, un país que integra el Grupo de Cairns, en alianza con otras naciones que favorecen un comercio agrícola sin proteccionismos, y desde hace poco más de un mes también forma parte del Grupo de los 20 (G-20), el bloque de naciones en desarrollo formado hace casi dos años para oponerse a las barreras en la agricultura.
Por su parte, Lamy se desempeñó hasta fines del año pasado precisamente como comisario de Comercio de la Unión Europea, desde donde respaldo las políticas de ese bloque de defensa de las subvenciones a su producción agropecuaria.
A causa de esos antecedentes, algunos países expresaron preocupaciones por la candidatura de Lamy durante la primera selección, como reconoció la embajadora keniata Mohamed, responsable del proceso de selección.
En cambio, Pérez del Castillo dijo a IPS que su figura no ha merecido objeciones.
En la selección de los candidatos, la OMC privilegia las preferencias que obtienen en las diversas regiones geográficas y también la variedad de apoyos que reciben de todas las categorías de estados miembros, que incluyen a países menos avanzados, en desarrollo e industrializados.
En esas condiciones, la última ronda de selección se presenta como un proceso abierto a las dos posibilidades, aunque el peso de los países en desarrollo puede jugar un papel decisivo a último momento, dijeron las fuentes comerciales
Pérez del Castillo comentó a IPS que lo que necesita la OMC es una persona que no sólo conozca a fondo todos los acuerdos y posiciones de países sino que al mismo tiempo haya demostrado que con su experiencia multilateral puede buscar entendimientos entre países del Norte y del Sur.
El negociador uruguayo representó a su país ante la OMC durante cinco años y en 2003 ocupó la presidencia del Consejo General, el máximo organismo de la institución durante los períodos de receso de la conferencia ministerial.
En particular, este economista sudamericano expuso sus credenciales de 30 años de trabajo en comercio con países en deasarrollo. Siempre ha quedado demostrado que gozo de respeto de todos los países miembros, dijo.
No he tenido objeciones en todo este proceso, ni siquiera del mundo industrializado que se ha expresado en segundas preferencias por mí, insistió.
El actual proceso de negociaciones, la denominada Ronda de Doha, es de desarrollo y yo vengo de un país en desarrollo. Creo que ha llegado el momento para introducir la dimensión del desarrollo en todos los puntos que se negocien en la OMC, apuntó.
Pérez del Castillo se declaró creyente del multilateralismo pues es el sistema que protege a los más débiles de la discriminación. Su ausencia se convierte en la ley de la selva, expresó.
En los planes del negociador uruguayo figura la intención de trabajar por fortalecer el multilateralismo. Me comprometo a hacer todos los esfuerzos por revitalizarlo ante las influencias que lo erosionan, destacó.