Drogas, violaciones, secuestros y personajes violentos son ejes de gran parte de la producción actual de cine y video en México.. Sólo reflejamos lo que sucede en la calle, argumentan sus creadores, pero sus críticos sostienen que la tendencia responde a mandatos comerciales.
Fuentes de la industria cinematográfica mexicana indicaron que 80 por ciento de las películas que se producen este año abordan temas de violencia urbana, veta también explorada por un gran número de aficionados.
Graciela Garza, coordinadora de un concurso de cortos de cine y video organizado por una estación radiofónica de la capital de México, indicó que en el material que reciben prima la violencia. Hay muchos asesinos seriales y violaciones, reveló.
Los trabajos tanto de profesionales como de aficionados abordan en general pasajes de vida de seres que transitan por ciudades de este país, que son presentadas como agresivas y habitadas por hombres sin clemencia que hacen lo que desean frente a autoridades corruptas o ineptas.
En la cartelera se ofrecen hoy producciones nacionales como Manos libres, de los directores José Buil y Marisa Sistach, y Club eutanasia, de Agustín Oso Tapia, que presentan situaciones de violencia urbana.
En lo que va del año se exhibirán además otras como Gente común, de José Carlos Gutiérrez, Sangre joven, Rolando Reynoso, Así del precipicio, de María Teresa Suárez, y Sombra de Sahuaro, de Eduardo Barraza, todas sobre hechos relacionados con la delincuencia o las drogas.
Estas cintas son similares a otras como Todo el poder y Ciudades oscuras, de Fernando Sariñana, Perfume de violetas, de Marisa Sistach, De la calle, de Gerardo Tort , Un mundo raro, de Armando Casas, Nicotina, de Hugo Rodríguez, Cero y van cuatro, de dirección compartida, y Ver, oír y callar, de Alberto Bravo García, exhibidas en los últimos seis años.
La violencia es una realidad de la capital y el país, así que lo que hacemos como creadores es presentarla, denunciarla, quererla y también manipularla, dijo a IPS Teresa Micure, estudiante que acaba de terminar su carrera de cine en una universidad local.
Micure indicó que entre sus compañeros produjeron varias películas caseras en el último año y que la mayoría era sobre marginados sociales, drogas y violencia.
Para el crítico de cine y antropólogo social Maciel Carrillo, la violencia es en efecto una cara de la realidad, pero obviamente no es la única, aunque sí una de las más redituables en las salas de proyección.
México no es sólo esa violencia inclemente que se presenta en el cine, sino también vitalidad, solidaridad y magia, pero por ahora eso vende menos, declaró a IPS.
No es la necesidad de ningún creador trabajar en la Secretaría de Turismo ni dar una imagen folclórica de lo que es su realidad. Algunas personas quisieran que tuviéramos como producto de exportación una imagen maquillada de la realidad, pero es imposible, declaró el actor Alejandro Calva, quien participó en Manos libres, que trata sobre secuestros.
Para el crítico de cine Rafael Aviña, la violencia que transpira el cine local es impulsada por los productores, quienes encontraron allí un negocio.
No creo que sea sólo una tendencia sólo comercial, porque si te pones a ver la realidad es terrible en cuanto a violencia y eso lo sienten y transmiten los cineastas, pero también los pintores, escritores y otros artistas consideró Micure, la joven cineasta que ha participado en la producción de varias películas mexicanas.
No todo es violencia, cierto, pero ahora es lo que más se deja ver en el cine, acotó.
Datos de la Secretaría (ministerio) de Seguridad Pública indican que apenas 25 de cada 100 delitos que se cometen en México se reflejan en denuncias policiales, tanto por desconfianza como por los complicados trámites exigidos. De esos 25 ilícitos, cinco o menos son investigados y sólo dos terminan con el arresto del culpable,
En los últimos 10 años se registraron 15.000 secuestros en este país, pero sólo 5.300 fueron denunciados, a causa de la desconfianza que despiertan las autoridades y por la impunidad, sostienen organizaciones empresariales locales.
Los informes oficiales señalan que entre 2000 y 2004 se registraron 2.215 secuestros, 29 por ciento de esas víctimas eran estudiantes y 23 por ciento pequeños comerciantes.
En algunos de los casos de secuestro se descubrió que entre los responsables de esos delitos había miembros de la policía, un cuerpo de seguridad que congrega a unos 310.000 funcionarios para cuidar a más de 102 millones de mexicanos.
Son esos hechos los que toman muchas de las últimas películas mexicanas y la fórmula les ha redituado.
En 2004 se estrenaron 17 películas mexicanas, que convocaron a unos ocho millones de espectadores. Al menos cuatro de ellas abordan temas de violencia.
Mientras la violencia sea en México un hecho cotidiano del que se puede sacar una tajada comercial, el cine lo explotará, así que no habría que sorprenderse demasiado, sentenció el antropólogo Carrillo. (