La liberalización del comercio de alimentos básicos, en especial el arroz, tendrá un impacto catastrófico a menos que la OMC establezca mecanismos de adaptación flexibles para los países en desarrollo, según expertos de la organización humanitaria Oxfam.
Una radical reducción de los aranceles socavaría la seguridad alimentaria al dejar sin ingreso a cientos de millones de campesinos de países del Sur inundados por arroz barato, indicó Oxfam Internacional en su último informe al respecto.
Sea de exportadores competitivos como Vietnam o Tailandia, o fuertemente subsidiados como Estados Unidos, el impacto amenaza con destruir el medio de vida de millones de familias campesinas y las perspectivas de desarrollo rural, agrega el estudio de Oxfam.
En su informe Echar la puerta abajo: Por qué las negociaciones en la OMC amenazan a los campesinos de los países pobres, esta institución de origen católico con sede en Londres, advierte que 13 países cultivadores de arroz se verían obligados a bajar sus aranceles de entrar en vigencia las normas en ciernes.
Entre esas naciones en desarrollo, que concentran más de la mitad de la producción mundial de arroz, figuran India, China, Fiji, Nicaragua, Panamá y Egipto. En esos países, 1.500 millones de personas dependen del arroz para sobrevivir, alertó Oxfam.
Problemas similares se suscitarían respecto de otros productos básicos como carne de pollo, azúcar, maíz, soja, maní, leche en polvo y trigo.
Los potenciales beneficiados por un esperado aumento del comercio arrocero, especialmente dentro del sudeste asiático, serían Tailandia y Vietnam, que envían la mayor parte de sus exportaciones a otros países en desarrollo.
Oxfam presentó estos hechos a pesar de que mantiene sus críticas a la concentración de las negociaciones en la eliminación de subsidios y al recorte de aranceles en los países industriales.
El estudio indica, por ejemplo, que el arroz estadounidense subsidiado inundó el mercado mundial a un precio de 274 dólares por tonelada aunque el costo de producción entre 2000 y 2003 fue de 415 dólares.
Pero no existe una combinación sencilla de políticas agrícolas y comerciales que conduzcan a una estrategia de desarrollo exitosa. Los países son distintos, y los gobiernos necesitan flexibilidad suficiente para intervenir del modo que mejor se adapte a las condiciones nacionales, según el informe de Oxfam.
La próxima instancia de negociaciones de alto nivel de la OMC (Organización Mundial del Comercio) está programada para diciembre, cuando se celebrará su conferencia ministerial en Tokio en diciembre, pero el diálogo podría colapsar una vez más si no se atienden las preocupaciones de los países en desarrollo.
Oxfam apoya las propuestas del Grupo de los 33, que integran 40 países en desarrollo como Indonesia, Filipinas, Pakistán y Kenia, según las cuales debería permitírsele a los gobiernos calificar diversos productos básicos —el arroz, por ejemplo— de delicados, y pasibles, por lo tanto, de ser cubierto por un mecanismo especial de salvaguardia.
Según esta iniciativa, los productos especiales como el arroz quedarían exceptuadas de los recortes de aranceles, si un país los considera vitales para asegurar el desarrollo rural y la seguridad alimentaria.
Las salvaguardias propuestas les permitirían, además, aumentar temporariamente sus aranceles si los precios y volúmenes de los productos importados varían significativamente.
La posición del Grupo de los 33 choca con la oposición de grandes exportadores agrícolas como Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que procuran proteger su propia producción.
Mientras, el Grupo de Cairns —que incluye a países de producción eficiente que no subvencionan sus exportaciones, como Australia, Indonesia, Filipinas, Malasia y Nueva Zelanda— está dividido en torno de las propuestas del Grupo de los 33.
El mes pasado, al cabo de su última reunión en Cartagena, Colombia, el Grupo de Cairns observó que los conceptos de mecanismo especial de salvaguardia y productos especiales serán esenciales para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a la liberalización.
Esta posición refleja la posición de países como Indonesia, con millones de pequeños agricultores vulnerables a las importaciones baratas de alimentos, pero el Grupo de Cairns también procura contemplar a los defensores del libre comercio, como Australia.
Deberá diseñarse un tratamiento especial y diferenciado que facilite el crecimiento continuo del comercio agrícola, indica el mismo comunicado emitido en Cartagena.
Pero, como uno de los potenciales beneficiados por la reducción de barreras y la eliminación de subsidios, Australia está dispuesta a construir puentes entre los bandos en pugna. Sus voceros, por ejemplo, reconocen las dificultades de los campesinos del Sur en desarrollo.
Pero Jeff Atkinson, de Oxfam, no cree que el gobierno australiano entienda cabalmente el impacto que ocasionaría en los países pobres la liberalización de alimentos básicos.
Ellos tienen esa creencia, bastante simplista, en que el mercado soluciona todos los problemas, dijo Atkinson a IPS. (